Tuvo un 2017 soñado con históricos resultados en sudamérica y el mundo, lo que le valió ser distinguida el pasado viernes por la Región como la deportista que más se lució en su disciplina: canotaje. La colombiana Rosana Caicedo es tímida y así se hizo presente en el escenario a la hora de recibir su premio. Se considera “antisocial” y no es de las deportistas que busca las luces ni los flash, se preocupa sólo de rendir a gran nivel. “Estoy muy feliz. No me esperaba todo esto. Me siento orgullosa y muy bien. Es muy gratificante y un gran orgullo que otras personas reconozcan todo el esfuerzo que uno hizo durante el año”, valoró con emoción.
Eso si, Rosana es exigente. Pese a que obtuvo el primer lugar en el Panamericano Juvenil en Ibarra y Paipa, Ecuador, en 200 y 500 metros C-1 y C-2, además de un séptimo y octavo lugar en la Final A del Mundial Juvenil C-1 y C-2 en 200 metros en Pitesti, Rumania, la colombiana afirma que “no me deja cien por ciento satisfecha. Mi entrenador dice que fue un excelente año para mí, pero sólo en algunas cosas me siento orgullosa. Gané un par de competencias, pero en otras no tuve el lugar que quería. Siempre hice el esfuerzo y eso es lo más importante, dejarlo todo. Llevo sólo dos años compitiendo. Me dicen que para haber entrado hace tan poco, todos estos logros son muy buenos y que tengo gran talento por este deporte”, agrega con algo de incredulidad y nervios.
Tiene 18 años y en marzo cumplirá cinco desde su llegada a Chile. Para cualquier foráneo dejar su país de origen es difícil y un cambio que requiere adaptación, sobre todo cuando eres menor de edad. Rosana hasta hoy se sorprende con las costumbres de nuestro país. “La navidad me llama mucho la atención. Acá es algo muy familiar y tranquilo. En Colombia se vive un carnaval y una fiesta”, señala, añadiendo que “lo más duro fue el clima y el cambio de las estaciones. Hace mucho frío acá. Extraño las arepas porque acá se come mucho pan, que igual es rico, pero engorda mucho. Desde chica comí siempre buñuelos-masa de harina que se fríe- y eran algo típico mío, pero acá no existen. Cuando llegué al deporte me sentí de inmediato una chilena más, porque al principio no me sentía así. Gracias a eso tengo un poco más de personalidad, porque soy demasiado antisocial”.
En su tiempo libre Rosana anda en bicicleta y, pese a vivir casi en pleno centro de Concepción, gusta mucho de ir a Ramuntcho, uno de sus lugares favoritos. Llegó a la zona proveniente desde Pereira, lugar donde vivía con su padre. Hoy, en compañía de sus tres hermanas y su madre, la deportista disfruta hace dos años del canotaje tras intentar en varios otros deportes. “Pensaba en practicar atletismo, pero no se daban los horarios. Me pasó igual en básquetbol. El único deporte donde tenía libertad de horario era el canotaje, que al principio lo confundí con remo. El ‘profe’ me vio y me dijo ‘a la canoa’. Ni siquiera me dio a elegir entre las modalidades que hay. Me vio cuerpo de canoa de inmediato. Nunca había tenido experiencia en un deporte así, ni subiéndome a un bote. Ahí fui aprendiendo todo”, recuerda entre risas, agradeciendo a su entrenador Gualberto Mesa por la gran confianza y trabajo que ha depositado siempre en ella.
Nada le ha sido fácil. Caicedo es fanática de los deportes. Mucho. Aunque, aún así, en ocasiones hasta pensó en dejar la actividad. “Son altos y bajos del deporte, es normal. En el Mundial me sentía súper mal por haber quedado séptima y octava, porque yo esperaba más. Según mis resultados, era para estar metida en el podio, pero pese a la preparación no fue así. Eso me frustró mucho y a veces pensaba y dudaba si esto era lo mío o no. Me planteaba si realmente me gusta este deporte. A veces, incluso, me tomaba unas semanas para darme cuenta si era lo mío o no. No iba ni a entrenar, pero así lograba darme cuenta que el canotaje era lo que más me gusta hacer”, afirma Rosana.
Le gustan tanto los deportes que, de hecho, hace lo posible por ir a practicar algunos cada vez que el tiempo se lo permite. “A veces voy a entrenamientos de levantamiento de pesas, que me llama mucho la atención y me invitan siempre. Ahora último quería ir al hándbol, por ser algo más recreativo que competitivo. Me costó mucho comenzar en este deporte. Había fechas donde tenía posibilidad de ganar, pero me daba vuelta en el agua. Eso me frustraba mucho, aunque después supe que era normal y parte del comienzo en este deporte de alto rendimiento”, cuenta.
“Lo mejor del año pasado, sin dudas, fue el Mundial. La preparación durante la temporada, eso sí, no era para eso, sino que para el panamericano. Para haber sido mi primer mundial encuentro que estuve bien. No cualquiera logra una “Final A” en el país. Estuve en dos, dentro de las mejores nueve del mundo”, analizó Rosana sobre su 2017.
De inmediato la deportista se fijó metas para este año. “Viene el sudamericano y panamericano específico. Entrenaré como siempre trabajando para obtener el primer lugar en todas las competencias que me toquen”, aseguró, sentenciando que “el apoyo del ‘profe’ Gualberto (Mesa) ha sido clave. Me apoya y anima siempre en todo”.