Deporte paralímpico: más que poner una rampa en la puerta
08 de Enero 2018 | Publicado por: Paulo Inostroza
Agosto de 2017, medalla de bronce mundial para Katherine Wollermann en las lejanas aguas checas. El año anterior estuvo a punto de lograrlo en Río. Ese mismo mes, Mauricio Orrego logra el oro en el Mundial de Suiza, corriendo los 1.500 metros. Dos deportistas de esfuerzo y, además, muy carismáticos. La prensa se queda con ellos, como rara vez ocurría a este nivel, y en el aire se instala esa sensación de que existe una especie de “boom” del deporte paralímpico. ¿Es real? ¿Hay avances o sigue todo igual, pero maquillado por un par de triunfos?
Mauricio Orrego tenía 15 años y ya había sido tercero a nivel nacional, tanto en cadetes como en menores. “Competía con los corredores convencionales y, más allá de eso, igual me iba bien. De pronto, el ‘Nacho’ (Sepúlveda), que entrenaba conmigo, me dijo que existía esto del deporte paralímpico y que fuera a preguntar. Que si me iba bien, tal vez podrían apoyarme”. Ahí cambió todo para el oriundo de Hualpén, que tuvo problemas al momento de su parto y quedó con una parálisis braquial obstétrica en su brazo izquierdo.
Y el proceso fue más o menos así: “primero tienes que llegar al encargado del deporte que te corresponde, a través del Comité Paralímpico. Hablas con el Jefe del Área Técnica, te revisa un médico en Santiago y muestras que tienes ciertas condiciones. Ahí te evalúan. En mis comienzos, cuando aun no ganaba medalla, el IND me pagaba los viajes. Conmigo, se han portado un siete. Creo que siempre fui como un deportista de proyección”.
Pero con presea al cuello, las cosas cambian. Mauricio cuenta que “estando dentro, la máxima aspiración de apoyo que uno tiene es la Beca Proddar. Sobre todo, porque hace un tiempo hubo una ley que igualó la que se entrega a un deportista convencional con la de uno paralímpico. Eso es un sueldo y te permite entrenar en serio. Yo practico en el CER y el 2019 quiero volver a Suiza, porque estaré en edad de competir en otro Mundial Juvenil”.
¿Y qué siente que falta? “Creo que en mi caso es menos costoso y no se dificulta la práctica, pero hay deportes que requieren aparatos y son caros. Ahí se necesita invertir más. Mira, los discapacitados antes hacían deporte solo por terapia, pero ahora se han dado cuenta que pueden competir, viajar y tener los mismos sueños que cualquier persona. Hay mucha más gente que quiere hacer deporte y por eso somos un grupo que ha crecido fuerte. Eso significa más preocupación y más inversión”.
Robinson, el pionero
Una bala en su espalda le provocó una lesión gravísima en la médula espinal, lo que derivó en paraplejía. Robinson Méndez practicó tenis desde su silla de ruedas, entró al circuito internacional y se transformó en el primer deportista paralímpico nacional que lograba cosas y, casi sin proponérselo, motivar a los que vendrían. Hace un par de años, cambió de disciplina, destaca en el canotaje y vive en Concepción. Voz más que autorizada para hablar del tema.
“Cuando empecé en esto, no existía Proddar, no había nada. Ningún apoyo. Se jugaba por el puro amor a la camiseta y te tenías que meter la mano al bolsillo a cada rato para viajar y a veces quedabas abajo por falta de lucas. Fue duro, pero siempre le digo a otros deportistas lo mismo: lo mejor es no alegar tanto por lo que no hay y trabajar duro. Hay gente que dice que se ha avanzado poco, pero no recuerdan cómo era antes. Yo siento que sí existen hartos avances, pero igual falta”, señaló.
Da una mirada al presente y advierte que “en Chile y Concepción existe mucha infraestructura, aunque faltan profesionales preparados para lograr que la región sea potente, porque material tenemos. Acá predomina el básquetbol en silla de ruedas, canotaje, hándbol y también ha entrado con fuerza el taekwondo para no videntes. Lo que pasa es que el Comité Paralímpico no cuenta con las mismas lucas que hay para deportistas convencionales y lo que tiene debe parcializarlo de alguna forma. Eso hace que destine más lucas para deportistas de elite o con mayor futuro”.
Tal como Orrego, destaca que “en el primer gobierno de Michelle Bachelet, se igualó la Beca Proddar para todo tipode deportista, sin distinción. Eso fue un gran avance. Donde también se debería cambiar la ley es en el monto de los fondos. Un deporte colectivo en silla de ruedas no hace nada ganándose un fondo de 3 millones de pesos. Con suerte, compra dos o tres sillas. No alcanza. Ahí hay un tema pendiente”.
A sus 33 años, ve con optimismo lo que pueda venir. “Chile tiene una gran cuna de talentos, que es la Teletón. Casi sin quererlo, porque uno empieza en el centro por un tema de terapia, de rehabilitación, pero ahí se descubren mucho futuros deportistas, gente que antes ni siquiera practicaba. Tenemos todo para ser un país fuerte en el deporte paralímpico y hay que enfocarse en eso”.
No avanzamos nada
Claudio Santander tiene 51 años y se le oye desencantado. Es presidente de la Asociación Regional de Deportistas Discapacitados y siente que han conseguido menos de lo esperado, menos de lo que merecen. “Mira, te voy a decir la verdad. Porque si llamas a algún deportista con medalla te va a decir que está todo bien, pero yo tengo a la selección de básquetbol en sillas de ruedas. ¿Sabes cuál es la realidad? Vamos a Santiago y nuestros rivales tienen sillas mexicanas, de un palo y medio. Nosotros, con unas chinas, de 300 lucas, y no hemos podido cambiarlas hace años. Tengo que postular y concursar, pero apenas para arreglarlas. Solo repararlas, pero si tengo suerte… Si me gano el concurso”.
Es categórico en afirmar que “hemos avanzado re poco. Te diría que nada. Qué hago yo si me gano un proyecto por 3 millones si tengo diez deportistas que necesitan sillas. Los montos no están pensados en deporte adaptado. Las autoridades se sacan fotos con los medallistas y dicen que hemos avanzado, pero si se han logrado cosas es por el esfuerzo de cada uno. Y también por sus lucas, porque cuando compites te ponen bus, alimentación y un buzo, pero qué pasa durante el año. Porque debería importar más el desarrollo constante que solo el torneo y la medalla. Es fácil pescar a los buenos cuando ya son buenos”.
Santander agrega que “el 80 por ciento de los deportistas paralímpicos funcionan a puro pulso. No hay sillas, no hay piernas ortopédicas. Todos se cuelgan de Cristián Valenzuela, pero yo lo conozco, hemos viajado juntos y él mismo me ha contado de los viáticos que le daban de 50 lucas. Fueron años de lágrimas. De los avances reales, uno fue la creación del Comité Paralímpico, contar con una estructura dedicada a nosotros, porque hay mucho discapacitado que quiere hacer deporte”.
¿Y los recintos inclusivos? Santander apunta que “los ingenieros y arquitectos creen que con poner una rampa basta. Imagínate que en el Gimnasio Municipal no tienes acceso al baño ni camarín para alguien en silla de ruedas. No entras. En La Tortuga no hay cómo subir. Cuando competimos, tenemos que cambiarnos en la galería. Eso es indigno. En otros países, el deportista en silla funciona súper independiente porque la infraestructura se lo permite. Acá te tienen que subir de piso entre tres porque no hay un elevador para nosotros”.
Claudio ha integrado el comité para la creación del próximo Polideportivo Regional y cuenta que “les he recalcado mucho eso que te decía, que sea realmente inclusivo. Ojalá sea así. Acá no se trata de no potenciar a los medallistas, para nada. Hay que nivelar hacia arriba y eso significa apoyar a los que vienen de abajo, preocuparse del desarrollo y no solo sacarse fotos con los ganadores”.
Voz del seremi
Leonardo Baño conoce perfectamente a Orrego, Méndez y Santander. Su diagnóstico coincide en muchos puntos, pero anuncia que sí hay soluciones en camino. “Hoy no existen fondos como tal para el deporte paralímpico o adaptado. Lo que se hace es adaptarse con los instrumentos que hay. Por ejemplo, el CER no los tiene contemplados como deportes estratégicos, pero hoy trabajan ahí Katherine Wollermann, Mauricio Orrego y Robinson Méndez, con técnicos del CER”.
El seremi regional del Deporte aclara que “cuando se postula a dineros que tienen como destino un deporte paralímpico o adaptado hay un plus en la evaluación, en el puntaje final, tal como ocurre con los deportes donde el 50% o más del colectivo que postula son mujeres. Pero ojo, que el año pasado se derivó una cantidad importante a ese ítem y los proyectos no llegaron a cubrir esa cantidad. Eso significa quitarle lucas al deporte convencional y después te obliga a reacomodarse de nuevo”.
Uno de los puntos más criticados es el bajo monto al que pueden concursar los atletas paralímpicos. Baño afirma que “es una queja que encuentro súper legítima. El monto máximo actual es de $5 millones y sé que en muchos casos no alcanza. Por eso, propusimos junto al IND y la Gobernación aumentar ese tope máximo en $15 millones. Ahora falta que eso lo apruebe el Core, ojalá en las próximas dos semanas. Sería un paso importantísimo”.
También habló de la construcción del Polideportivo y sostuvo que “será el primero ciento por ciento inclusivo. Yo he hablado con Santander y pienso igual que él: no podemos poner una rampla y decir que un gimnasio es inclusivo. Necesitamos que el deportista en silla de ruedas pueda ingresar cómodo a camarines, duchas, baños, segundo piso y a la cancha. No nos sirve que solo puedan entrar bien a la galería porque no los queremos solo de público, sino también compitiendo. Hay que pensar en el acceso, pero sobre todo en el buen uso”.
Siente que el “boom” del deporte paralímpico es una realidad y generó nuevas necesidades. “En mis tiempos, veíamos a Fillol, Cornejo, Gildemeister y todos querían jugar tenis. Siempre pasa. Hoy los chicos ven a Orrego, Robinson o la Katherine y sueñan con lograr lo mismo. Existe una asociación bien constituida, el club Zurich en Lota, por ejemplo, el tenis de mesa en Ñuble… Hay un crecimiento evidente en cuanto a la cantidad y tenemos que encargarnos de ellos”.
Baño está en la vereda de las soluciones, pero para llegar a ellas hay que tener claros los problemas y él es bastante crítico. Al ser consultado sobre qué falta mejorar, responde que “es necesario que todos los entes que toman decisiones de financiamiento estén de acuerdo en la importancia del deporte paralímpico y adaptado. No deberíamos ir a convencerlos o sensibilizarlos. Debería ser una mentalidad que todos compartamos. Que no sean solo discursos de campaña. El martes debe aprobarse el plan de estrategia regional y acá también será un tema importante. Ojalá todos coincidamos en avanzar de verdad hacia la inclusión”.