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La evolución en el tratamiento de las lesiones: Los grandes avances de la medicina deportiva

Por: Samuel Esparza 25 de Diciembre 2017
Fotografía: Andrés Oreña P.

Hasta hace un tiempo, en el inventario humano de todo equipo de fútbol era obligación tener a un personaje que, pese a su segundo plano, cumplía una labor fundamental. Era el denominado “componedor de huesos”, aquella persona capaz de tomar piernas y brazos quebrados o con esguinces, y volver a ponerlos en su lugar. Es más, en su momento no había futbolista amateur que se preciara de tal, que no hubiese pasado alguna vez por las manos de este personaje casi folklórico.

Y lo de folklórico no es baladí, pues en 2014 el Consejo de la Cultura y las Artes, incluyó a un grupo mapuche de ‘componedores de huesos’ entre el selecto grupo de Tesoros Humanos Vivos (distinción Unesco). En Tirúa existe un conocido grupo de Ngütamchefe (componedores de huesos), formado por agentes de salud mapuche, conocedores de la forma, funciones y posición de los huesos, con gran habilidad en evaluación palpatoria y de maniobras que les permite componerlos cuando sufrieron fracturas, luxaciones y otras dolencias.

Con todo, es la medicina alopática, la que, sin embargo y gracias al desarrollo tecnológico, sigue monopolizando las preferencias de los pacientes. Hoy, en pleno siglo XXI, no hay club deportivo, independiente la disciplina que practique, que no tenga al menos, un traumatólogo y kinesiólogo de cabecera, siempre a mano.

Porque en un mundo deportivo tan competitivo, con tantos intereses de por medio, ya no da lo mismo que un jugador esté un mes parado versus un par de semanas. Es lo que a veces marca el triunfo o la derrota, el éxito o el fracaso; y así lo entendió la medicina deportiva, que se ha vuelto parte clave en el deporte.

Sanación express

El año 1980 fue el de la explosión de Sandrino Castec que, con 15 goles en la U, tuvo la oportunidad en la selección, estrenándose con un inolvidable tanto de chilena frente al entonces mejor equipo del mundo: Argentina.

El ídolo azul se convirtió en uno de los fijos del proceso mundialista de España 1982, como alternativa natural de Carlos Caszely en la delantera nacional. Un sueño que fue truncado por una rotura de ligamentos cruzados sufrida varios meses antes del certamen y que lo bajó de la Copa del Mundo. Mala suerte para él, ya que si aquello le hubiese sucedido 30 años después, lo más probable es que el ariete hubiese jugado sin problemas el torneo internacional.

En el último tiempo, los adelantos en recuperación de lesiones deportivas son tan grandes, que incluso traumatismos que antes podían acabar con la carrera de un deportista, hoy tienen un diagnóstico positivo casi en la totalidad de las ocasiones.

Así lo explica el reputado kinesiólogo, Juan Caamaño, especialista en medicina deportiva y director del Centro Alma, en Lomas de San Andrés. “Lo más admirable, es el dinamismo con el que se está moviendo la medicina deportiva en Chile. Yo llevo 20 años en esto, estuve 10 en Huachipato y otra década en Deportes Concepción, siempre ligado al fútbol, y he visto una evolución muy marcada”.

“Por allá en 1997 -continúa- cuando partimos en Huachipato, un protocolo de ligamento cruzado me significaba de ocho a nueve meses del paciente sin jugar. Hoy hablamos de cinco a seis meses, lo que es significativo para los equipos por costos médicos y disponibilidad de jugadores”.

Esto también se refleja, según Caamaño, en procedimientos como intervenciones quirúrgicas mucho menos invasivas. “Antes, cuando el médico operaba, se metía a una rodilla y estaba una hora explorándola. Hoy lo hace en 15 minutos, y entre menos invasión a la articulación, la recuperación es casi natural y rápida. Sumémosle que el kinesiólogo está observando la rehabilitación desde ese minuto, antiguamente llegaban los pacientes al mes o a los dos meses. Ahora están el día uno, con protocolos súper estandarizados”, asevera.

“Por otro lado, la fisioterapia, también muestran cambios interesantes. Del típico ultrasonido, pasamos a elementos nuevos como las ondas de choque, las corrientes más invasivas como las EPI (Electrólisis Percutánea Intratisular) y las cámaras hiperbáricas, que ocupan un espacio en la aceleración de los procesos naturales de recuperación. Son, tanto agentes físicos como profesionales, los que influencian la reducción de los tiempos de recuperación”, agrega.

Lincoln Flores, ex kinesiólogo del equipo de fútbol de la Universidad de Concepción, y que actualmente se desempeña en Clínica Meds de La Dehesa, aporta en este sentido. “Con el paso de los años, se nota que los tiempos de recuperación son más rápidos, uno lo ve con figuras públicas como Aránguiz o Vidal. Lesiones meniscales, que antes duraban mínimo dos meses como plazo estandarizado, hoy están resueltas de tres a seis semanas”, expresa.

Agencia UNO

Según el profesional, aquello ha ido de la mano de los avances tecnológicos, “de laboratorio y médicos, incorporando plasma rico en plaquetas, células madre, nuevas técnicas quirúrgicas y de rehabilitación que se han perfeccionado con ejercicios mucho más específicos para la lesión. Por ejemplo, antiguamente se colocaba yeso en las primeras etapas de ciertas lesiones, cosa que ya no se hace, sino que se fortalece desde el inicio. Una articulación ya se empieza a mover desde el post operatorio, antiguamente se movía después de un mes”.

Omar Valdés, kinesiólogo del centro especializado SpeedWorks, de Santiago, destaca los adelantos en este ámbito. “Hay un crecimiento de la investigación en nuestro país y el resto del mundo. Esto nos permite conocer la incidencia, asociaciones y factores que predisponen a distintas lesiones. Además, permite saber las terapias más efectivas en el mediano y largo plazo, para favorecer un óptimo reintegro deportivo”, señala.

Tecnología al servicio

Desde hace un tiempo que el equipo de básquetbol de la Universidad de Concepción, trabaja con una cámara hiperbárica que según su kinesiólogo, Ciro Muñoz, ha resultado un verdadero acierto terapéutico. “Hay varias anécdotas sobre lo vital de contar con ella. Una vez tuvimos a un jugador con un desgarro total del vasto medial del muslo derecho de cuatro centímetros de ancho, y un estimado de recuperación de tres a cinco semanas ¿Qué hicimos? Lo tuvimos en cámara hiperbárica dos veces por día durante dos semanas y fue suficiente para que volviera a la acción. Lo mismo hicimos con Carlos Milano, que venía con un desgarro de tres centímetros de un nacional y debía jugar a la semana siguiente. Llegó un viernes, lo incorporamos a cámara hiperbárica todos los días y ya el miércoles estaba recuperado, jugó y nunca más tuvo problemas”, asegura.

Juan Caamaño comparte los beneficios de este artefacto, aunque remarca en la relevancia de su correcto uso. “Es presión atmosférica, entregar oxígeno mayor que el ambiental. Pero ojo, necesitas ciertas presiones, los equipos que funcionan a presiones de 2.0 hacia arriba, están espectaculares. Sin embargo, llegaron muchos equipos a presiones más bajas y que son un saludo a la bandera, o sea no sirven. Es un procedimiento que funciona cuando se utiliza bien, que acelera y restaura procesos de reparación. Pero por sí sola no recupera, hoy la rehabilitación tienen vastas opciones, muchos componentes como la osteopatía o fisioterapia”, acentúa.

Análisis que complementa Omar Valdés, de SpeedWorks. “Ayuda a incrementar la velocidad de reparación titular de un tejido. Sin embargo, el efecto de estas terapias no siempre se puede atribuir solamente a la misma, cuando hay otros factores relacionados. Desde una mirada kinesiológica, y pensando en el deporte, el tejido requiere un tiempo para reacondicionarse y adaptarse a un estímulo, carga, ejercicio o gesto. Esto ocurre no solo en el tejido periférico en sí, sino que también a nivel de sistema nervioso central (SNC), cerebro o cerebelo. En un médico podría ser útil para un alta más rápida, pero no necesariamente tendrá repercusiones funcionales y de rendimiento si el tejido y el SNC no se han adaptado a dichos estímulos”, advierte.

Ciro Muñoz complementa. “La cámara no hace mal, si no te hace bien tampoco te dañará, no posee efectos secundarios. La presiones mínimas son de 1,3 hasta 3 ATA (atmósferas absolutas), que son los niveles en los cuales se van a generar mayor acercamiento celular para que los espacios de intercambio sean los mismos entre tejidos y células. Eso tiene que ser manejado por un especialista, por eso nosotros contamos con Mario Pérez Chico, kinesiólogo que trabajó mucho tiempo en la Achs y en la selección chilena de básquetbol. Él está terminando su curso de capacitación y expertiz como especialista en aplicación y manejo de cámara hiperbárica”, acota.

A la vanguardia

Juan Caamaño resalta la complementación de los actuales procedimientos para la recuperación de deportistas, así como el crecimiento que tiene la Región en la materia. “Antiguamente, nosotros no incorporábamos la osteopatía por ejemplo, o la quiropraxia. Hoy movilizamos articulaciones, y en base a eso hemos tenido fantásticos efectos. La usamos tanto para prevenir lesiones, incluso kinesiólogos han hecho especialidades, tenemos osteópatas, terapeutas manuales y quiroprácticos que son de Concepción; gente muy apta, que está haciendo trabajos importantes”.

“Se han afinado los protocolos. Te doy un caso, antes en operaciones de ligamento cruzado anterior, se sacaba el tendón del mismo cuerpo y se hacía un autoinjerto. Hoy se están trayendo tendones de cadáveres, que se están implantando con muy buen éxito en la cirugía. Definitivamente, hemos tenido avances en los equipos quirúrgicos, en la imágenes y, por sobre todo, en los equipos de profesionales. Antes todo giraba en torno a Santiago, pero hoy tenemos equipos en las clínicas Universitaria, Bío Bío y el IST, donde no tenemos nada que envidiar a los procedimientos que se hacen en la capital”, agrega.

También en la zona, hoy es posible tratar la lesión de un deportista profesional o amateur con novedosas técnicas como ozonoterapia, plasma rico en plaquetas, medicina bioreguladora y suero para mejorar el rendimiento del metabolismo. Es el caso del tenista juvenil, Felipe Escalona, quien ha recibido todos los métodos anteriores, y con notables efectos.

“La primera lesión fue un edema óseo en la espalda; luego, un desgarro en una pierna, un problema en el hombro y un esguince en el tobillo. Los resultados de estos tratamientos fueron sorprendentes, porque yo estuve ocho meses con kinesiólogo para la espalda, tiempo en el que a veces podía jugar y otras no. Hasta que me traté con ozono y en dos semanas estaba bien, pude competir normalmente. O el desgarro, que con cualquier tratamiento normal dura dos meses para volver a las canchas y, con el plasma, en dos semanas podía entrenar casi normal”, asevera.

En Concepción, la Clínica ReCell es quien ofrece todas estas alternativas de procedimiento. Su director, el médico patólogo, Ramón Gutiérrez, profundiza en el tema. “Se habla mucho de células madres, pero poca gente sabe qué son. Se trata de células que tienen la capacidad de autoregenerarse y reparar tejidos, multiplicarse dando origen a distintos tipos de células. Se encuentran principalmente en la médula ósea y el tejido adiposo que está bajo la piel, desde donde se extraen. Entonces, el tratamiento consiste en insertarlas en zonas dañadas como rodillas y tobillos, regenerando los tejidos en vez de que estos cicatricen solos”, detalla.

A juicio de Gutiérrez, lo ideal es hacerlo de forma preventiva. “Hoy, para una lesión aguda, se planifica. Si tengo un deportista, tomo muestras de su tejido adiposo o de su sangre a principios de año, obtengo unas moléculas de ese material celular y cuando sufre una lesión, se le aplica ese concentrado molecular altamente regenerativo, con lo puede recuperarse en muy poco tiempo”, explica.

Y prosigue, “el tema preventivo es tremendamente importante. Muchos organismos biológicamente privilegiados para el deporte, se pierden por una falta de higiene corporal. El consumo de alcohol, tabaco y falta de horas de sueño, van intoxicando al organismo y ahí más importante que curar una lesión, es prevenirla. Y se previene con nutrición, medicina ortomolecular, complementos vitamínicos, con destoxificantes como ozonoterapia y otras. Nosotros manejamos la terapia de ozono para desintoxicación, además de plasma rico en plaquetas. También tenemos medicina molecular, donde un paciente se puede tomar una muestra de sangre a principios de año, dejar guardada sus moléculas regenerativas que nosotros trabajamos y amplificamos en laboratorio. Así, si tuvo un desgarro o tendinitis, por decir algo, se aplica de forma inyectable y eso ya tiene un componente de regeneración que es 10 a 15 veces más rápido. Hablamos de medicina al alcance del paciente y que, en el caso del alto rendimiento, donde se necesita estar lo antes posible de vuelta en la cancha, es utilísima”, destaca.

Prevención por sobre lesión

Tan importante como tratar con eficacia las lesiones deportivas, es prevenirlas. Una tendencia que se está dando en la medicina recuperativa, tal como afirma Caamaño. “Es un concepto que estamos trabajando fuerte. Existe una palabra que se llama Propiocepción, el organismo en sí funciona en base a cómo percibe todo su ambiente. A partir de ello, hoy se maneja mucho lo que son los equilibrios dinámicos, se habla de entrenamiento funcional, que significa reeducar la articulación en cuanto a su funcionalidad con trabajos exclusivos”, precisa.

Caamaño va más allá y aconseja a las personas que se aprestan a practicar alguna disciplina. “Primero, debo ver que mi físico esté en condiciones, con mi peso adecuado, utilizar una buena implementación y, por sobre todo, hacer el deporte de manera progresiva, no querer ganar en una sesión todo lo que perdí en un año. Si a pesar de eso sufro una lesión, lo importante es consultar precozmente al traumatólogo específico. Mi frase favorita es ‘diagnóstico precoz, rehabilitación rápida”, manifiesta.

Al respecto, Ciro Muñoz añade que, “sucede mucho en el futbolista de fin de semana que se lesiona, no se trata y en una dos semanas se siente mejor. Claro, podrá correr a un 60% o 70%, pero la lesión cicatrizará de mala manera y el tejido se fibrosará perdiendo flexibilidad. Entonces, cuando el jugador vuelva a la cancha o haga algún deporte que le exija más allá del 70 por ciento físicamente, se le puede romper. Ahí está por ejemplo la rotura del tendón de Aquiles, que sucede inesperadamente y es bastante más habitual de lo que la gente cree”, indica.

El kinesiólogo, Omar Valdés, cierra resumiendo todo con un ejemplo. “Piense que pasa si no cambia el neumático gastado y distendido de su automóvil porque aún no se pincha; tarde o temprano se reventará. El tobillo con esguince no tratado es lo mismo, es una lesión muy común, pero en una articulación clave. Si ese punto fundamental está débil, sobrecargará la rodilla, la cadera, la columna, la cabeza hasta que en algún momento estallará una lesión de mayor severidad. Toda lesión debe tratarse”.

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