El Campanil cayó en la final ante el favorito Boston College, cuadro que logró de esta forma su sexta corona consecutiva. Aún así, el elenco universitario saca cuentas alegres en su primer año en la máxima serie chilena.
Sabido es que en el deporte se puede ganar o perder, pero también hay contadas ocasiones en que es sólo ganancia. Algo por el estilo ocurrió ayer en el Centro de Entrenamiento Olímpico de Santiago (CEO), donde Boston College bajó su sexta estrella consecutiva de la Liga Femenina A1, consagrándose como el equipo más ganador de la categoría (superando a la UC que en su momento, llevó a levantar la copa cinco veces seguidas). Alegría más que merecida para las “Águilas de Alto Macul”, que además se titularon de manera invicta.
Al otro lado de la red, sin embargo, no había tristeza en sus rivales de turno. Ilusión trizada quizás, más no rota, como si existiera la seguridad de que es cosa de tiempo para algún día poder estar en esa misma situación de privilegio.
Porque si bien a la Universidad de Concepción le tocó perder, el salto da calidad dado durante esta temporada, da para confiar en que vendrán grandes momentos.
Por ahora, el sexteto auricielo debió conformarse con el vicecampeonato del máximo certamen del vóleibol chileno, tras ser superado en los dos partidos de la final ante las capitalinas. El viernes por 3-1 (parciales de 25-17, 25-21, 23-25 y 25-14) y, en la jornada sabatina, por un inapelable 3-0 (25-20, 25-20 y 25-16).
Experiencia que suma
“No tenemos nada que perder, es nuestro primer año y estoy orgulloso de ustedes. Estamos donde muchos quisieran, así es que disfrutemos este momento”. La arenga previa del joven entrenador auricielo, Guillermo “Memo” Jiménez, sintetizaba perfectamente la situación de sus dirigidas.
Un equipo que transitó un duro camino partiendo en la Liga A3, siguiendo con la Liga A2 y ascendiendo este año a la división de honor, donde se transformó en la máxima sorpresa del certamen, con una histórica final, a la que llegó tras dejar en el camino al poderoso sexteto de Providencia en semis.
Por eso, la UdeC entró sin complejos a su primera final. Formando con Katherine Umaña, Muriel Servanti, Macarena Muñoz, Javiera Ravanal, Dominique Krinfokai, Francisca Castro e Isidora Lazcano como titulares, se paró de igual a igual ante un adversario conformado por la base de la selección nacional.
Apostando por un juego agresivo y un saque fuerte, las penquistas se mantuvieron en partido durante todo el set inicial, llegando a estar 19-20. Lo propio sucedió en el segundo, donde estando abajo 20-21 parecía capaz de hacer algo más. Pero había una gran diferencia: la experiencia. A partir del punto 20, Boston College jugó siempre más concentrado, con la mano más firme y terminó quedándose con ambos parciales por 25-20, ayudado por los errores auricielos.
El último set fue otra cosa. El Campanil se dio cuenta que la tarea ya era imposible y Boston sólo tuvo que administrar para cerrar con 25-16 una justa victoria.
Con todo, la capitana y figura de la UdeC, Muriel Servanti, mostró satisfacción por el gran año de su equipo. “Contenta porque somos un equipo universitario y llegar a esta instancia es igual de bueno que ser primeras. Escalamos de a poco para estar acá, el nivel de la Liga A1 es mucho más fuerte que las demás y lo logramos mediante esfuerzo, garra y la unión que nos caracteriza y, además, con un plantel muy joven”, sentenció.