Un atleta debe cumplir con una marca pasar ganarse un lugar en los Juegos Olímpicos. Un futbolista asume la responsabilidad de lanzar un penal en una definición que vale un título. Un basquetbolista tiene que acertar tiros libres para ganar un partido. Muchos más ejemplos pueden darse de situaciones límite en el deporte, donde más allá de tener una intensa preparación física y técnica, el aspecto mental cobra un rol clave. Y si bien hace un tiempo este ámbito tenía un papel a lo mejor secundario, sobre todo en la preparación de un atleta de alto rendimiento, ahora se asume que lo psicológico también es fundamental para lograr resultados.
Felipe Cárdenas, remero local, sabe de alta competencia. Hace poco viene de participar con éxito en los Juegos Bolivarianos, y en Río 2016 dijo presente en sus primeras Olimpiadas. Aseguró que “lo mental tiene un rol tremendo, tanto o más importante que la preparación física. Si el día de la competencia no sé manejar la presión, le tengo miedo al rival… No sé, a eso nosotros le llamamos ‘los fantasmas’. Uno tiene que confiar en lo que hizo de cara a los eventos más importantes, y eso lo mental es decisivo”.
En ese sentido, agregó que “estoy leyendo un libro donde decía que el deportista le llamaba al día de la competencia ‘la guerra de mentes’. Porque el que sea más frío, el que ha soñado más con el oro y el que tiene más hambre se lo llevará, que no es necesariamente el que más habilidades, talento y potencial físico posee. Puede ser que sea más débil que mi rival en fuerza y otras cosas físicas, pero si tengo una mentalidad distinta, superior a la suya, puedo lograr una ventaja sobre él”.
Jorge Grosser, ex atleta y actual técnico de este deporte, aseguró que “es vital, sobre todo en las carreras de medio fondo, que son más bien tácticas, en especial los 800 y 1.500 metros. Yo fui atleta, y el que no está con cositas (sic), no miedo… El que va a la guerra tiene miedo, el deporte es otra cosa, si uno pierde no pasa nada. Pero es normal ese nerviosismo, no miedo, pero esa ansiedad por lo desconocido, por lo que va a pasar. ¿Adrenalina? Creo que eso es distinto, y puede funcionar de dos maneras: negativamente, bloqueándote, o positivamente, dándote una agresividad en el buen sentido de la palabra”.
Grosser agregó que si bien en Chile se ha avanzado, el nivel de las competencias juega un tanto en contra. “Estamos tan lejos del resto del mundo, solos. Hay pocos campeonatos, y varios no son del más alto nivel y eso también influye en lo mental: si yo estoy corriendo con el campeón mundial, en Europa, no sé, unas cinco veces al año, cuando lo vea no tendré ningún problema. Pero si voy de acá, lo veo solo en la carrera, puede ser un shock. Si se entrena con gente así, te das cuenta que son como uno: tienen días malos y buenos. Esa experiencia es importante. En ese sentido, soy un poco autorreferente, y a mí me pasó, viví afuera y pude estar en contacto permanente con gente de altísimo nivel. Y eso me dio mucha seguridad”.
Por su parte, Cárdenas contó su método para trabajar la parte mental previo a una competencia relevante. “Hago un trabajo psicológico de visualización. Cuando fui a los Juegos Panamericanos de Toronto, el 2015, había una revista de la competencia, con fotos de las tres medallas. Les saqué una foto con el celular, y la puse como fondo de pantalla y de bloqueo. Entonces, cada vez que veía el celular, veía las medallas, hacía como una retroalimentación de quererlas. Soñaba con ellas, las veía siempre, estaban las 24 horas conmigo. Visualizaba el podio, ganar una”.
A nivel nacional, uno de los psicólogos deportivos de mayor experiencia es Alexi Ponce. Director de Go Focus, indicó que “en general, las cuatro áreas de trabajo, lo físico, lo técnico, lo táctico y lo psicológico, tienen importancias similares, pero ejercen influencias en diferentes momentos. Pienso que lo psicológico debe trabajarse como un entrenamiento similar al físico, con ese énfasis, pues cuando llegan los momentos decisivos de competición debe aparecer todo ese trabajo de concentración, de manejo de la ansiedad, de toma de decisiones o liderazgo, que tiene que haber sido trabajado previamente”.
Rolando Sepúlveda, psicólogo deportivo de Basket UdeC, señaló que “siempre se habla que en el fondo está a la par de las distintas posibilidades, que tienen que ver con lo técnico, lo táctico y lo físico. Lo mental es lo que podemos denominar como una pata más de la mesa. Si el deportista no está trabajado en términos psicológicos, puede que esté muy bien en lo físico, técnico y táctico, pero en lo mental no es así, es como si faltara una pata de la mesa, y está coja de cara a funcionar en el alto rendimiento”.
Ambos coinciden en que si bien hay cosas que no se pueden predecir, sí es posible preparar a un deportista mentalmente para un momento de alta tensión. “Hay que partir de la premisa que todo en el deporte es entrenable, incluso la parte psicológica. Son momentos que requieren un grado de precisión mayor, y habrá que practicarlos considerando esa situación. Por ejemplo, en el caso del fútbol siempre hay debate por si deben entrenarse los penales. Muchos dicen que no, pues no se puede recrear el momento específico, el estrés… En ese sentido, entonces mejor no entrenemos nada, ni tiros libres, ni tácticas fijas pues no se puede simular el instante de la competición misma. Todas las fases son entrenables, pues con generar el 70% del estrés que significa una definición estamos más cerca de tener más claridad para enfrentarlo”, dijo Sepúlveda.
Al respecto, agregó que “debemos abocarnos a disminuir la probabilidad que aquella situación se genere de forma negativa, bajar la chance del error. Siempre habrá cosas que no se pueden manejar, pero el deportista podrá sentirse con mayores herramientas para afrontar una instancia así. Ahí se pueden usar diferentes técnicas que ofrece la psicología del deporte, como controlar el nivel de activación, algún proceso ligado a la ansiedad con herramientas cognitivas y a nivel fisiológico”.
Por su parte, Ponce aseguró que “uno es capaz de predecir una serie de situaciones que tienen componentes psicológicos en la base. Tú puedes plantear que habrá definición a penales, tiros libres, un estadio lleno, y cuando visualizas todo eso debes saber si el deportista está preparado para enfrentarlas, primero desde lo teórico y después con alguna técnica o estrategia que le ayude a aislar todos estos elementos, o bien a incorporarlos positivamente. Esa es la idea del entrenamiento mental, que sea permanente, no de un video o alguna cosa los días previos: debe ser constante, así como la práctica física”.
En ese sentido, indicó además que “si en un partido de fútbol hay penales no es nada extraordinario, lo mismo la posibilidad de tiros libres que definan un partido en el básquetbol, o que una buena salida de los tacos marca una carrera. Entonces, el deportista debe estar preparado para su realidad. Mientras esté todo dentro de la lógica, no puede sorprenderse o no estar preparado”.
Los psicólogos también señalan que, al igual como pasa en el tema físico y técnico, hay personas que tienen mayores fortalezas en el ámbito mental.
“Obviamente es así, y una variable importante es la autoconfianza, ligada al sentirse bien físicamente, al saberse competente para enfrentar una demanda alta de competición. Eso pasa con quienes tienen capacidades físicas sobresalientes por lo general. Si yo creo que puedo rendir de buena forma en un acontecimiento o evento importante, porque me siento bien físicamente, es muy probable que se homologue al ámbito mental. Deportistas que tienen un nivel físico superior pudiesen tener una mayor autoconfianza, pero no siempre ocurre”, comentó Sepúlveda.
Ponce señaló que “hay personas que tienen mayores habilidades naturales o innatas, como también pasa en lo físico. Hay gente talentosa físicamente, y otros que a través del esfuerzo, de la disciplina y el orden son capaces de tener grandes mejoras en lo físico. Lo que uno observa en el alto rendimiento es que con el talento no alcanza, si eso no va asociado al esfuerzo o el trabajo diario, no se podrá sacar el máximo provecho a sus condiciones”.
Sobre cómo se trabaja el tema mental en Chile, comparando con lo que se hace en el extranjero, Felipe Cárdenas indicó que “la gran mayoría de los países tiene un deporte mucho más desarrollado que el nuestro. Uno va por sus ganas, por su propio mérito, con todo apoyo, por amor propio, y puede ser que eso pese al momento de la competencia, o de la preparación. No lo digo por mí, sino a nivel general, y si te pasa todo eso con la cabeza, tienes que hacer un bingo para viajar… Afuera es diferente, es otra realidad, entonces esas cosas no pesan”.
Jorge Grosser comentó que “ahora hay gente más preparada, grupos multidisciplinarios, y el psicólogo deportivo ha entrado muy fuerte. Ahora también influye lo personal: hay individuos que tienen una mayor seguridad por sí solos… La sociedad en general es distinta, y los chicos se frustran muy fácil. Ahora casi todos hacen algo pensando en ganar, pero ganador hay uno solo y muchos se desmotivan, se quiebran fácil. Pero eso es bueno también, pensar en llegar bien arriba”.
Alexi Ponce aseguró que “ trabajo hace más de 20 años en el deporte, y en Concepción y otros lados me tocó ir a golpear puertas a instancias deportivas y contar lo que era la psicología del deporte. Hoy en día eso cada vez se hace menos, existe una valoración y todo el mundo sabe que lo psicológico es clave e incluye en el alto rendimiento. Chile, actualmente, tiene muchos psicólogos formados en el extranjero, o que se forman acá pues hay magíster, diplomados y capacitaciones. El movimiento es muy fuerte, con alternativas en el campo de la psicología deportiva, cada vez más potente. De hecho, estamos organizando el Congreso Iberoamericano de Psicología Deportiva, que se hará en octubre del próximo año en Santiago, porque sabemos el interés que existe”.
Rolando Sepúlveda, quien además trabaja como docente de la USS, comentó al respecto que “siento que cada vez se la da más importancia, por el hecho que se ve que muchas de las diferencias o explicaciones de rendimientos en deportes específicos tienen que ver con lo mental. Ante eso, se está generando una fuerte necesidad, y las personas buscan posibilidades. Un ejemplo claro es que hace 20 años atrás, si bien la disciplina existía como tal en Chile, había muchos entrenadores y gente ligada al deporte nunca se le habría pasado por la cabeza tomar contacto con un psicólogo o con alguien relacionado a este ámbito. Han habido muchos mitos en relación a esto, de lo que puede o no hacer un psicólogo deportivo, lo que ha ido cambiando con los años, y tanto entrenadores como deportistas reconocen la importancia de trabajar este aspecto. Y los dirigentes también tienen claro que es fundamental que sus deportistas puedan contar con este tipo de desarrollo, y generar recursos, espacios u opciones para psicólogos que cuentan con la preparación adecuada. Muchas veces se cree que con la formación universitaria basta, pero eso es errado pues tiene que haber una capacitación especial en el ámbito deportivo”.