Pamela Labbé
Enfermera- Matrona
Unidad de Salud Dirección
de Servicios Estudiantiles, DISE.
Universidad de Concepción
Los días claros y tibios nos invitan a realizar actividad física, especialmente al aire libre. Siempre podemos empezar disfrutando de una amena caminata, un paseo en bicicleta o ejercitando de diversas formas: bailando o trotando, mientras observamos los bellos parajes de la naturaleza.
Los beneficios del ejercicio físico son innumerables y conocidos, incluyen la mejoría de la función mental, la autonomía, la memoria, la rapidez, la “imagen corporal” y la sensación de bienestar –medidas por las endorfinas-, produciendo una estabilidad en el ánimo y la personalidad caracterizada por el optimismo, la euforia y la flexibilidad mental. Además, el deporte tiene una gran influencia en la prevención de muchas enfermedades como la obesidad, la hipertensión y la diabetes, entre otras.
Lo primero, antes de iniciar una rutina de deportes, es considerar que si hemos estado sin realizar actividad física por largos periodos de tiempo debemos tener un inicio paulatino, con un aumento progresivo del nivel de exigencia, empezando por ejercicios suaves hasta llegar a los más intensos.
De este modo, las fibras musculares se prepararán para una situación de esfuerzo. Comenzar con caminatas “como si fuera atrasado a algún lugar”, es una buena opción, también puede asesorarse por un profesional para realizar una rutina y así evitar lesiones futuras por fatiga muscular.
Para disminuir las lesiones y la intensidad del dolor, realice estiramientos musculares posteriores y previos a la ejecución del ejercicio. Tiene efectos positivos, sacudir los músculos durante la realización del ejercicio físico (esto favorece la circulación sanguínea).
Considere siempre, un calzado apropiado para evitar lesiones y para absorber los impactos permitiendo una adherencia, estabilidad, ligereza en la actividad física. Este debe ser liviano, elástico y tiene que amoldarse al tamaño del pie. Respecto al cuidado de los pies como medida preventiva ante contagios: siempre mantenga los pies secos, calcetines que absorban la humedad, ducharse con calzado personal (“chalitas” caladas), utilizar productos en polvo y usar antimicóticos.
No olvide cuidar su piel: debe realizarse un baño o ducha luego de cada entrenamiento. Como regla general, tras la práctica deportiva, primero dúchese con agua tibia o caliente, y luego con agua fría, debido a sus efectos (el agua caliente relaja y la fría estimula) y recuerde que para la recuperación tanto física como psíquica debe dormir por lo menos 8 -9 horas al día.
La indumentaria deportiva, es otro factor a considerar, no debe prestarla, ni intercambiarla, deben ser de materiales naturales, adaptados a la práctica a realizar, facilitando la libertad de movimiento, para que favorezca la ventilación y la evaporación del sudor.
Por último, ingiera líquido antes, durante y después de la actividad física. La hidratación, principalmente agua, y excepcionalmente bebidas isotónicas que ayuden a recuperar sales minerales perdidas, serán un aporte para su organismo.
Sobre todo, evite lesiones musculares por sobre exigirse ¡Aprenda a disfrutar de su rutina deportiva!