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Andrea González y Joaquín Cuevas: la simiente del balonmano que está germinando en Los Acacios

Por: Samuel Esparza 28 de Agosto 2017
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Cuando todavía resuena lo hecho por los angelinos, Julio Baumann y Vicente Correa, integrantes de la selección chilena Sub 17 que recientemente consiguió su mejor ubicación histórica en el Campeonato Mundial Juvenil de Balonmano en Georgia, dos noveles exponentes penquistas dan fe que la disciplina tiene un presente y futuro prometedor en el Bío Bío.

Andrea González Fuentealba (17) y Joaquín Cuevas Sáez (14), son alumnos del Colegio Los Acacios de Concepción, mismo recinto donde conocieron y se terminaron apasionando por el deporte de la mini esférica.

Primero, compartiendo su práctica con otras especialidades y, con el tiempo, dedicándose de forma exclusiva a la actividad. Sacrificio que hoy tiene a ambos, como dos de los grandes proyectos del hándbol de la provincia.

¿Bandejas o goles? Andrea cursa 4° año medio y reconoce que creció en un ambiente deportivo. Empezó jugando básquetbol a instancia de sus padres, cuyo panorama favorito de los fines de semana era llevarla a ver la Dimayor. Al hándbol se acercó por primera vez en el colegio, siguiendo los pasos de su hermana mayor y guiada por el profesor Víctor Álvarez, quien antes de radicarse en Los Ángeles la llevó al Club Vieux Gaulois, donde profundizó en la especialidad.

“A partir de cuarto básico compatibilicé los dos deportes, pero con el tiempo me quedé con el hándbol, porque tiene más roce y es más entretenido. Al principio era la más chica del club y sentía que sería muy difícil lograr el nivel que tenían mis compañeras, a quienes siempre he admirado”, sostiene.

Pese a ser la más inexperta, rápidamente Andrea comenzó a sobresalir. La buena lectura que hacía del juego y su capacidad para ubicar el balón donde quería, le dieron las credenciales necesarias para jugar a la par del resto del equipo. “Con harto entrenamiento fui avanzando, practicando aquí en el colegio y en el club. Aprendí que el esfuerzo es lo único que permite que uno mejore”, asevera.

Así lo demostró también en la selección del Colegio Los Acacios, con cuya camiseta conquistó el Campeonato Adicpa en 2012, siendo titular en el combinado con apenas 12 años. Comenzaba a forjarse de esa manera una jugadora distinta, que sin importar la posición y oficiando de central, pívot o extremo, se las arreglaba para brillar. Cualidades a las que se agregaba una capacidad de entrega poco común a su edad.

Brillando entre los hombres

Actualmente, Andrea tiene el honor de ser la única handbolista de su colegio, razón por la que debe trabajar a la par con los equipos masculinos. Algo que para ella no es problema y que, según dice, le ha permitido desarrollarse de mejor manera. “Cuando chica estaba acostumbrada a jugar con gente mucho mayor, así es que no me costó la adaptación. Me gusta entrenar con ellos porque me permite aprender a utilizar mejor el cuerpo, y todo eso”, manifiesta.

Es eso mismo lo que le ha permitido soportar de buena manera el duro calendario que tiene en su club, con tres torneos en disputa. “Estamos en la Liga Chilena, el torneo de la Asociación Pencopolitana, que ya acumula un par de fechas, y la Liga Ado (Sur 1), donde quedamos entre los cuatro primeros de la fase inicial. Ahora parte la segunda rueda, frente a rivales como Cubla de Los Ángeles, San Carlos, Unión Universitaria, Chiguayante y Cañete”, detalla.

A lo anterior, sumó su primera experiencia defendiendo los colores de la selección regional en los Juegos Deportivos Nacionales que se celebraron en Bío Bío, y con quien finalizó en el tercer lugar. Vivencia que espera pueda repetir, en lo que constituye solo una de las grandes metas que se pone en el deporte. “El balonmano es una forma de vida, un deporte que entrega compañerismo y solidaridad, por lo que me gustaría seguir en él. Mi objetivo es jugar otras vez los Juegos Nacionales y llegar a la selección chilena; estoy segura que se puede conseguir con constancia”, cierra la admiradora del internacional chileno, Marco Oneto.

El parquet por el pasto

El caso de Joaquín, alumno de primero medio, es similar en el sentido que también debió optar por el balonmano en desmedro de su primera gran pasión: el fútbol. “Llegué hace unos cuatro años al hándbol y me gustó porque encontré que era de mucho contacto y una mezcla entre básquetbol y fútbol, deporte que yo practicaba mucho”, señala.

Hasta el año pasado era seleccionado de su colegio en ambos deportes, por lo que muchas veces terminaba un partido de fútbol en Adicpa y debía ponerse las zapatillas para jugar balonmano, lo que significaba mucho tiempo y esfuerzo. Al final, sus padres lo hicieron elegir y él no lo dudó, se quedaba con el balonmano.

“Si elegía el fútbol, la opción de ser profesional era más difícil por ser un deporte masivo. Pero mi profesor me dijo que si seguía entrenando con harta mentalidad, podía llegar lejos en el hándbol. Eso fue decisivo”, relata el deportista que se mueve como central y lateral, y que se define como “letal” en el uno contra uno.

Aquello le abrió las puertas del Club de Balonmano Concepción, donde el destacado profesor Raúl Umaña le abrió las puertas. “Empecé a entrenar con ellos y fue bien difícil, porque en ese entonces yo medía poco más de un metro y 40 centímetros, por lo que era súper duro jugar con gente más grande. Pero no me di por vencido, seguí insistiendo y logré absorber mucho conocimiento, mucha técnica. Ahora tuve un estirón grande y puedo decir que soy un jugador mucho más completo”, expresa.

Con toda esa vivencia en el cuerpo, Joaquín es fijo en la selección infantil de su colegio, con quien llegó a semifinales del torneo Adicpa en 2016, lo que pretende repetir en esta temporada. “Este semestre partimos excelente, ya le ganamos 29-9 a Salesiano y estoy seguro que si hay un compromiso del equipo, si en los partidos llega el plantel completo, podemos hacer algo importante”, afirma.

Enfocado en progresar

Por estos días, son varios los frentes a los que apunta con su club Joaquín, siendo los más importantes la Liga Sur (son segundos) y la Liga Regional, donde son los flamantes punteros. “Los tres primeros de a Liga Sur, que reúne equipos hasta Punta Arenas, jugaremos una copa muy importante que esperamos traernos a la zona. En el regional vamos punteros y con hartas posibilidades de levantar la copa”, adelanta.

Por eso, para el joven penquista la idea es progresar cada día un poco y llegar tan lejos como se pueda. “El balonmano me está dando hartas herramientas para seguir creciendo y eso permite que pueda ir colocándome objetivos. Me gustaría representar a Bío Bío en los Juegos Nacionales y, en la etapa juvenil, mi sueño es lograr jugar un mundial. Mis profesores siempre me dicen que si sigo así, lo haré y yo estoy convencido en cumplirlo”.

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