Colo Colo todavía no puede ganar en el Monumental. Y lo que es peor para el cuadro popular, empieza a quedarse atrás en la pelea por el título, a cinco puntos del líder, que hoy es Unión Española. Universidad de Concepción supo enredar el partido y golpear cuando debía. Y con eso le bastó para imponerse por 1-2.
A Guede le gusta crear. Innovar, según él. Obligado por la lesiones o por un gusto profesional, es amigo de cambiar su equipo titular según la ocasión. Ante la UdeC no estaba Paredes y con esa excusa, el DT cambió una vez más la estructura de su equipo. 2-4-2-1. Valdivia, Valdés y Fernández, juntos en el mediocampo.
En teoría, fútbol para regalar. En la práctica, exceso de enganches. Porque, aunque suene contradictorio y siempre se saque como ejemplo el glorioso Brasil 70, no siempre funciona juntar tantos jugadores creativos en la cancha. Para desgracia de Colo Colo, eso se dio en el Monumental. El problema no fue juntar a los talentosos, el problema fue que el conjunto completo no se supo adaptar a este dibujo.
Ni Suazo ni Campos pasaron bien por las bandas, por ejemplo. Por eso, las opciones de pase para Valdivia (por hablar de uno de los 10) se redujeron a un solitario Rivero. Movedizo y peleador el delantero uruguayo, pero más de un centro suyo no tuvo receptores dentro del área, simplemente porque nadie alcanzaba a llegar.
Con ese problema se encontraron los albos en el primer tiempo, además de un gol tempranero del rival, obra de un desmarcado Huentelaf en el centro del área. El gol potenció a los sureños, quienes propusieron un juego de mucha refriega y despliegue físico. Inteligente Bozán, el técnico de los penquistas, porque varios jugadores del dueño de casa cayeron en la trampa. Y merecieron tarjeta roja, incluso, como pasó con Julio Barroso, cuyo codazo a Walter Ponce fue omitido incomprensiblemente por el árbitro Julio Bascuñán.
Igual Colo Colo tuvo la posibilidad del empate antes del descanso, en los pies de Suazo y Rivero. La desventaja obligó a Guede a arriesgar. Mantuvo al trío de creadores y sacó de la cancha a Suazo, para meter a Nicolás Orellana. Cambio soñado, porque al minuto, en la primera pelota que tocó, el zurdo decretó el empate para un regreso ideal a Macul.
Igualdad y tiempo más que suficiente para dar vuelta el marcador, pero la UdeC sacó provecho de los espacios que dejó el Cacique en medioterreno. Se juntaron Droguett, Lepe y Manríquez, quien cerró la jugada con un remate inatajable para Orión. Golazo. Y todo cuesta arriba, de nuevo, para los anfitriones.
Guede movió la pizarra. Desarmó su triángulo creativo. Para afuera Fernández y Valdés (sorprendido con el cambio) y para adentro Maturana y Bolados. Colo Colo mejoró, sin ser avasallador, ayudado también por la expulsión de Berríos, quien bajó como último hombre a Valdivia. Con un hombre más en la cancha, se fue encima de los universitarios y con más ganas que idea se paseó cerca de la paridad. ¿Las más claras? Un palo de Zaldivia y yerro técnico de Maturana, quien no supo controlar la pelota en inmejorable posición dentro del área.
Colo Colo no supo resolver el puzzle. Guede y sus muchachos nuevamente quedan en deuda. Celebran la Universidad de Concepción, que cosecha su primer triunfo del Transición. Se angustian en el Monumental, donde la paciencia nunca ha sido gran virtud, menos cuando el siguiente adversario es Universidad de Chile.