Nos gusta el fútbol desde chicos. Somos del barrio donde no se jugaba a otra cosa y tampoco teníamos lucas para inscribirnos en esos clubes bacanes que tenían gimnasio, piscina y raquetas. Nos gustó desde siempre porque los dos más buenos hacían cachipún y pedían uno y uno. Eran partidos parejos, que terminaban siempre 10-8 o 20-17, si los papás nos daban más permiso.
Jugaba el gordito, el petiso y el que no tenía las mejores zapatillas. Por eso nos gustaba tanto. No sé qué pasó, pero el fútbol de ahora parece que fuera otro. Uno donde los capos ya no piden uno y uno porque la idea es que sea cada vez más disparejo.
Uno donde el niño rico del barrio llama a sus amigos más buenos y con los chuteadores más choros para apabullar al gordito y al petiso. Y ya no gana el que llega a diez goles. Ahora hablamos de fútbol como si fuéramos expertos y decimos que alguien “sabe de fútbol” cuando maneja sistemas, conceptos y valora a esos jugadores troncos que ahora llaman tácticos. Veo el partido de Huachipato y el único que puede pasarse a otro jugador es Soteldo. Allá en el patio de mi casa, si no podías pasarte a un rival eras malo y no te pedía nadie.
Y nos gusta tanto el fútbol que igual aguantamos el cero a cero. Aburrido y apenas destacando que Temuco trabaja bien la pelota parada. Pero pucha que nos gusta la pelotita. Por eso al otro día vemos completo otro cero a cero, donde hasta los dirigentes amarillos pierden la paciencia. Porque hoy hay muchas lucas, pero poco espectáculo. Valdivia camina en la cancha, mete un par de pases buenos y ya nos volvemos locos. La gambeta se arrancó de aquí. Hay que tocar para atrás, buscar espacios, presionar arriba con un “9” que no mete goles. Será por eso que Neymar vale tanto. Porque nos regala el último chiche. El fútbol se puso feo y todos huimos a la televisión, ponemos la Premier, esperamos que juegue de nuevo la “Roja”.
Pero somos del barrio donde no se jugaba a otra cosa, no conocemos nada más que la pelota. Y de rebote, hay que reconocerlo, nos enteramos que las Abraham ganan otra vez y son las mejores del mundo, que el “Guga” la rompe en Canadá, que Mauricio Orrego se colgó el oro paralímpico, que una delegación importante del Bío Bío se va a China. ¡Qué están pasando un montón de cosas y seguimos esperando el 20-17 que no veremos más! A veces me cabrea el fútbol, pero sé que no puedo dejar de verlo. Para qué engañarse. Pero el espectáculo está hace rato en otro lado y esos son los que merecen llevarse las lucas.