Su nombre se hizo muy conocido por las redes sociales. Hace poco, previo a un torneo en Argentina, durmió en un terminal cubierto por la bandera chilena. Al día siguiente, ganó tres medallas de oro. Esta es su historia.
Su amor por el karate partió a los 18 años, cuando ingresaba a la Armada. Allí le enseñaron defensa personal y nunca más se separó de este deporte. Le gustaba practicar con sus compañeros distintos movimientos, sin descanso.
En ese momento, según cuenta Robinson San Martín, el kenpo -mezcla entre el aikido y el kung fu- era masivo. Este estilo de lucha se adecuaba a lo que él quería: aprovechar la fuerza del rival para vencerlo. No obstante, ahí no pensaba que tendría tanto impacto en su vida.
A sus 48 años, 27 de ellos han sido ligados a esta disciplina, que ha estado marcada por los sacrificios pero también por los éxitos. Como la vivencia que tuvo hace poco en Argentina, donde previo a un Mundial en Rosario, durmió en un terminal cubierto por la bandera chilena. Al día siguiente, logró tres oros. Esa y otras historias en esta entrevista.
-¿Qué fue lo que lo marca en esta biografía de esfuerzo?
– Todos los que practicamos este tipo de deportes, ponemos una doble gota de vigor. Gastamos de nuestro bolsillo, y a veces no siempre tenemos. Nuestro sueldo se va en esto. En Santiago, me he encontrado con chicas de patinaje que no tienen los implementos para participar, pero de igual manera compiten. Nos apoyamos entre todos.
– Con lo mucho que le ha costado, ¿Qué travesía podría catalogar como la más agotadora?
– Hay una que destaco, especialmente por el apoyo que tuve tanto de mi familia como amigos. En 2013, iba al Mundial en Antofagasta y me fui en vehículo junto a mis hijos, descansábamos en el auto. Aunque no fue sólo eso, sino que entrenábamos en la playa, en el desierto, nos quedábamos un par de horas, y volvíamos al vehículo. Fue extremo. Teníamos hambre, sueño, pero tal era el ansia de representar a tu academia, que no podíamos desistir. Fueron cuatro días que competimos, y en donde todos salimos campeones a nivel mundial. Todo lo sufrido se va cuando vuelves con los trofeos y medallas, aunque después el cansancio venga, no te arrepientes.
– ¿Quiso dejar esto alguna vez?
– Nunca, a pesar de todo lo que he tenido que vivir. Cuando amas algo no puedes. Ahora quiero dedicarme a que los chicos se impregnen del estilo. Quiero seguir ganando, y dándole títulos a esta academia.
Del anonimato a los flashes
Le ha costado, pero se siente orgulloso. Junto a combatir, se dedica a ser maestro en la I.K.KA (International Kenpo Karate Association). Quiere transmitir sus conocimientos a los que vienen más abajo.
Alejado de las cámaras y entrenando arduamente, seguía escribiendo su legado. Las playas de Lenga y Ratmuncho fueron testigos de su trabajo. Siempre entrena ahí antes de ir a un mundial.
– Se ha hablado mucho de tus logros y de la foto que se compartía en las redes sociales, pero ¿Cuál es la cronología real de todo lo que fue el viaje?
– Todo inicia desde la academia de Kenpo, nuestros niños hacían una colecta con donaciones que varían desde los $300 hasta los $5.000. Salí del terminal Collao y llegué a Santiago a las 04:30 horas-el torneo se realizaba desde el 18 al 21 de mayo- el bus que salía al aeropuerto llegaba a las 05:00 horas. En esos momentos llovía mucho, estaba todo mojado. Llegando a la aerolínea tuve esperar hasta las 10:30 horas. Tras eso, me fui a Buenos Aires, después en transporte terrestre tuve que ir para Rosario, en donde llegué a las 22:30. En total, fueron 19 horas de trayecto.
– Hiciste una larga travesía antes de luchar, ¿Eso te motivó?
– Claro. Estaba mentalizado a lo que iba. Cuando llegué estaba cansado, me encontraba estudiando mis materias y fue cuando me sacaron la foto durmiendo. Sin embargo, más de lo que se hablaba, entiendo que estas disciplinas son así. No tenemos el apoyo, por ende hay que adaptarse a las distintas situaciones. Si no tienes el apoyo debes aferrarte a la voluntad propia.
En los siguientes días, donde me gustaría destacar al pueblo argentino, que se portó muy bien. Me alojé en una cocina de un restaurant y después conversé con la organización para dormir en el gimnasio donde se llevaba el mundial.
– Entonces, los argentinos se comportaron bien…
– Más que eso, estoy muy agradecido. Me invitaron a un café y sandwich. Me abrazaban y me deseaban la mayor suerte en la disputas que llevaría esa semana.
– Y con su experiencia ya en otras competiciones de índole mundial, ¿Cómo fue esta pelea?
-Hice lo que siempre he hecho: esforzarme. En el momento de combatir, no es tan deportivo como el fútbol. Aquí se genera un ambiente de respeto. Uno se abraza con el rival, porque en cada golpe se transmite pasión y el sacrificio que ha hecho el otro para estar ahí. Afortunadamente, vencí en tres ocasiones y gané tres oro.
Don dinero
Su rostro cambia. Toda esa tranquilidad se esfuma y más que rabia, frustración es lo que se ve en su mirada.
– ¿Qué piensas de la falta de apoyo a los deportistas nacionales?
– Hay cosas que no se entienden. Hemos pedido ayuda pero siempre tenemos respuestas negativas. Hasta nos han dicho que no se apoyan a los juegos violentos, siendo que nosotros trabajamos con niños que sufren de violencia, con déficit atencional. Les enseñamos a defenderse, no a agredir. En tanto, otras actividades que tanto defienden, pelean entre las mismas barras, sacan armas y aún así tienen apoyo de auspiciadores. Eso me molesta.
– Tras algunas entrevistas que diste, el seremi del Deporte, Leonardo Baño, dijo que no se te pueden dar fondos públicos por no estar en una federación, ¿Qué te parece?
– Quieren que seamos como un club deportivo. Que se elija directiva, que ahí entraría más gente y por ende más dinero. Sin embargo, nosotros no somos eso. Representamos a un templo, en donde nos convertimos en artistas marciales.
Aunque pertenecemos a una federación de Estados Unidos, y mi maestro es enviado desde allá, tenemos una ley que nos respalda y que no hay ninguna problema en recibir ayuda desde nuestro propio país.
El futuro se tiñe de rojo
– ¿ Qué se vendrá para la Escuela de Kenpo?
– Seguiremos entrenando, seguir subsistiendo a pesar de la adversidad. Participaremos en junio del 2018, en el mundial organizado en Tucson, Arizona.
– ¿Y cómo te prepararás?
– Con buena música por supuesto. AC/DC va a estar presente en todos los trotes que andaré haciendo. Es indispensable en mi vida.
– Me contaron que se viene algo importante en dos años más, ¿De qué se trata?
– Parece que tienes buenos informantes (ríe). Estamos organizando un campeonato internacional en Concepción. Queremos que sea una fiesta. Hasta el momento hay más de veinte países confirmados. Esperamos tener el apoyo y que todo este evento salga de excelente manera.
Así es la historia de Robinson, una que seguirá dando que hablar. Aunque como todo relato, tiene un final. No es este, sino más bien uno abierto. Seguramente, este esforzado deportista seguirá escribiendo su libro de vida como uno de los mejores exponentes que se ha tenido la zona, aunque vivirá como siempre lo ha hecho: desde la sombra, lejos de los flashes.