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Obesidad Infantil: Junaeb entregó un adelanto de los resultados del Mapa Nutricional 2016

Los niños de 4 a 6 años presentan en promedio más del 50 % de sobrepeso y obesidad, y los adolescentes de 1° medio es el nivel que más ha aumentado su prevalencia de sobrepeso y obesidad en los últimos 6 años, con una medición de 36,1% en 2011 y un 45,2% en 2016.

Por: Diario Concepción 15 de Mayo 2017
Fotografía: imagen_Principal-31.jpg

Los niños de 4 a 6 años presentan en promedio más del 50 % de sobrepeso y obesidad, y los adolescentes de 1° medio es el nivel que más ha aumentado su prevalencia de sobrepeso y obesidad en los últimos 6 años, con una medición de 36,1% en 2011 y un 45,2% en 2016.

 

Recientemente, la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb) entregó un adelanto de los resultados del Mapa Nutricional 2016, estudio que permite conocer el perfil nutricional de cuatro niveles educacionales (pre-kinder, kinder, 1° básico y 1° medio) de establecimientos municipalizados y particulares subvencionados. En esta primera entrega, se destaca que los niños de 4 a 6 años presentan en promedio más del 50 % de sobrepeso y obesidad, y los adolescentes de 1° medio es el nivel que más ha aumentado su prevalencia de sobrepeso y obesidad en los últimos 6 años, con una medición de 36,1% en 2011 y un 45,2% en 2016.

Podemos definir a la obesidad como un aumento del peso corporal relacionado con un incremento en la grasa corporal. Clínicamente se considera a un individuo "obeso" cuando su peso supera en más de un 20% el peso medio ideal para su edad, estatura y sexo. Además, es necesario recordar que esta condición no es sinónimo de salud y tampoco que el llamado "estirón puberal" solucionará el problema. Por el contrario, si la intervención es poco efectiva los niños y adolescentes obesos o con sobrepeso tienden a seguir siéndolo como adultos y tienen más probabilidades de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial, algunos tipos de cáncer y enfermedades osteoarticulares. También suelen sufrir más rechazo y estigmatización social por esto.

En los últimos 30 años, nuestro país ha sufrido cambios demográficos y socioeconómicos que han permitido a la población tener mayor acceso a alimentos, sobre todo de alta densidad energética. Si a esto agregamos que cada vez nos movemos menos -somos uno de los países con más sedentarismo en el mundo- y un mayor acceso a tecnologías, el balance energético final entre lo ingerido y lo gastado se va almacenando en reservas como grasas, con el consiguiente aumento de peso. 

En base a lo anterior la prevención y formación de hábitos saludables debe partir desde el hogar con el ejemplo, además de ello:

-Servir raciones adecuadas para la edad del niño. Un estudio reciente ha observado que el tamaño de la vajilla influye en el volumen de comida ingerido por el menor.

-Promover el consumo de legumbres, en la actualidad en muchos hogares se ha desplazado esta costumbre a sólo dos veces al mes.

-Tener en el hogar una variedad de hortalizas, verduras, frutas y que estas reemplacen alimentos elaborados como snacks, cereales azucarados entre otros que aportan una densidad energética mayor y que a la vista del niño se transforman en tentaciones.

-En el caso del consumo de frutas a los niños que vuelven con la fruta intacta a su casa tras la jornada escolar, la idea es generar alternativas como la fruta trozada o presentada de manera atractiva. Como opción podemos enviarles brochetas de frutas o un tutti frutti. 

– La bebida de elección para calmar la sed debe ser el agua. El consumo habitual de jugos o bebidas azucaradas está desaconsejado.

– Planificar e innovar una alimentación entretenida y saludable que contenga lo que una familia necesita, probar con la introducción de nuevos alimentos y preparaciones.

– Establecer y mantener horarios definidos para los horarios por tiempo de comida, dando flexibilidad en los casos inesperados.

– Fomentar la actividad física, sin olvidar que los niños imitan a los adultos: si los padres hacen deporte, los hijos también lo harán. Para prevenir la obesidad, el mínimo de tiempo diario que deberían dedicar los niños a realizar actividades de intensidad de moderada a vigorosa asciende a 60 minutos.

– En base a lo anterior restringir a no más de 2 horas diarias el tiempo que los niños dedican a ver televisión, jugar a videojuegos o a navegar por internet (los menores de 2 años de edad no deberían ver la televisión).
 

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