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Mario Latorre, ex entrenador de básquetbol: “El deporte es un camino de formación fantástico”

Mario Latorre es un histórico ex profesor y entrenador de básquetbol, que unió de gran forma la excelencia académica con el espíritu deportivo. Formador y técnico de grandes exponentes de la disciplina a nivel local, entrega sus recuerdos y análisis de la historia y del momento actual que vive el deporte en la zona.

Por: Diario Concepción 15 de Mayo 2017
Fotografía: imagen_Principal-29.jpg

Mario Latorre es un histórico ex profesor y entrenador de básquetbol, que unió de gran forma la excelencia académica con el espíritu deportivo. Formador y técnico de grandes exponentes de la disciplina a nivel local, entrega sus recuerdos y análisis de la historia y del momento actual que vive el deporte en la zona.

 

Quienes han tenido la posibilidad de conocerlo y estar bajo sus órdenes, ya sea en el área deportiva o académica, hablan muy bien de Mario Latorre. Lo reconocen como un hombre muy exigente, que siempre sacaba lo mejor de sus alumnos y deportistas y se ganaba un respeto único de parte de todos sus dirigidos.

A lo largo de su desarrollo profesional, unió la excelencia académica con el espíritu deportivo, juntando dos mundos que a priori parecen en veredas opuestas. Entrenador de renombrados jugadores como Sandro Figueroa, Justo Mellado o Daniel Viáfora, y técnico de los principales equipos de la zona como Petrox y la UdeC, y también de selecciones locales que fueron campeonas nacionales de la disciplina, a sus 87 años repasó la historia y el momento actual del deporte en la zona.

– ¿Cómo fueron sus inicios en el básquetbol?

– Hace 40 años tenías un equipo, y funcionaba cuando todos aportan sin querer figurar más que el resto.

– ¿Qué recuerda de los jugadores que tuvo en Petrox? Tuvo a varios históricos ahí.

– A Sandro Figueroa, por ejemplo, lo llevé a jugar a Sagrados Corazones y se formó como basquetbolista y como persona ahí. Lo conocí cuando cabrito y le ofrecí una beca en el colegio. Tendría unos 14 años.

-¿Por qué lo eligió?

– Lo vi jugar en los escolares y pensé inmediatamente "este cabro podría llegar a ser muy bueno", y además era buena persona. Tenía buen físico, pero sobre todo era buena gente y eso para mí es fundamental.

– ¿Así construía sus equipos? ¿Con buenas personas?

– Claro, porque ser buen basquetbolista y no ser buena persona para mí no funcionaba. Una cosa lleva a la otra, y Sandro, por ejemplo, hoy es un distinguido profesor de Educación Física y formador en Sagrados Corazones.

– Usted es ingeniero de la Universidad de Concepción ¿cómo pasó de eso a ser profesor y entrenador de básquetbol?

– Estaba en sexto de Ingeniería y me quedé por un ramo atrasado con un año entero sin poder terminar. En eso estaba cuando un día, jugando por el equipo de básquetbol de la carrera, me vieron los alumnos del Sagrados Corazones, que se habían quedado sin DT, y me pidieron que fuera su técnico. Así volví al colegio.

– Pero usted hacía clases también…

– Claro, porque un día el sacerdote que hacía de inspector general me vio entrenando básquetbol, y me dice "tú que eres ingeniero, por qué no me haces unas horas de clases de matemática". Yo estaba egresando de ingeniería y empecé a hacer clases, con alumnos que me recibieron muy bien por ser el entrenador de básquetbol del colegio. Me encantó enseñar, y de ahí tengo generaciones y generaciones de ex alumnos, contando también las que tuve en el Liceo de Talcahuano hasta hace 20 años atrás.

– ¿Cómo fue la experiencia de dirigir una selección de básquetbol local?

– Eso fue en la década del sesenta. Fuimos campeones nacionales en Valdivia el año 1965. Era muy diferente al básquetbol actual.

– ¿Qué diferencias tiene?

– Para empezar el de hoy es un básquetbol con extranjeros. El básquetbol local lo tienen los colegios solamente, pero no hay competencias entre clubes que eran las raíces del básquetbol y las que formaban a las nuevas generaciones.

– ¿Hoy ese trabajo lo hacen en parte los colegios?

– Hoy son todos profesionales, y en la UdeC, por ejemplo, juegan un par de gringos y otros que se formaron en el sur donde todavía se juega básquetbol y hay más formación a nivel de clubes por un tema influenciado por el clima, al ser de gimnasio.

– ¿Qué falta en ese sentido?

– Los colegios en general aquí no le dan la importancia necesaria al deporte, sin excepciones. A ellos les interesa generar estudiantes que ingresen a la universidad y está bien. Creo que es un rol entendible, pero deportistas no les interesa.

– ¿Qué le entrega el deporte a las personas?

– Los valores que da son distintos. La comunicación, el diálogo, el compañerismo, la amistad, el trabajo en equipo. Y eso no existe o existe muy poco en los colegios. Hoy a los jóvenes les interesa más farrear los fines de semana.

– ¿Qué falta en ese sentido en el deporte hoy?

– Valores, esos son los que se perdieron. Eso es responsabilidad de las personas, no de los chicos, porque son fruto de un mundo difícil como el de hoy.

– Usted sigue yendo a ver el básquetbol. La pasión puede más…

– Como estuve tantos años en la universidad como entrenador y de la rama de básquetbol, que me entregaron un lugar en la mitad de la cancha, y por ello voy cuando quiero. Carlos (Bozzo) quien fue jugador mío, me pasa a buscar y a dejar.

– ¿Disfruta lo que ve?

– Sí, mucho. Me encanta el básquetbol y además como entiendo bastante, puedo hacer críticas en cosas que otros a veces no ven. Pero no va más allá de un comentario o una conversación, no como para andarme metiendo en otros ámbitos.

– ¿Y qué le pareció el último equipo de la UdeC que vio?

– Habría traído un jugador distinto a los dos extranjeros que tenía al final, un jugador de peso bajo la tabla. Terminó siendo un equipo muy liviano, y ante extranjeros macizos y ágiles a la vez como el que traían los otros equipos "suenan", porque no tienen como defenderse y no tienen rebote.

– Más allá de eso ¿el roce competitivo es necesario para seguir creciendo?

– Claro, y el juego es muy agradable, pero pierden. Al final termina perdiendo la UdeC y el público termina frustrado.

– De todas maneras, la gente quiere mucho el básquetbol acá…

– Es que esta es una zona en la que ahora el tiempo ha mejorado, porque antes llovía 15 días seguidos, y el Bío Bío llegaba a la línea del tren, algo que no se ve hace 20 años. Yo llegaba en bote a la UdeC, pero eran tiempos muy distintos.

– ¿Por eso se desarrolló el básquetbol acá?

– Principalmente, y porque había clubes dedicados a esto y porque los colegios se preocupaban del deporte. Hay rectores a los que no les interesa el deporte y olvidan que éste es un camino de formación fantástico. Ahí se forman tantos valores que muchos jóvenes hoy no tienen.

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