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Haciendo patria con una paleta y todo el talento

Felipe Olivares lideró el ascenso de su equipo, el Mainz 05, a la Segunda División profesional en el tenis de mesa de Alemania. El joven deportista angelino, se erigió como el mejor singlista de su club, confirmando por qué hoy es el N° 1 de Chile y serio aspirante en la carrera a Tokio 2020.

Por: Diario Concepción 24 de Abril 2017
Fotografía: imagen_Principal-554.jpg

Felipe Olivares lideró el ascenso de su equipo, el Mainz 05, a la Segunda División profesional en el tenis de mesa de Alemania. El joven deportista angelino, se erigió como el mejor singlista de su club, confirmando por qué hoy es el N° 1 de Chile y serio aspirante en la carrera a Tokio 2020.

 

Tiene sólo 25 años, pero no es un principiante a la hora de vestir camisetas internacionales. La vida de Felipe Olivares (25) está lejos de ser común, algo que debe exclusivamente a su calidad con la paleta en la mano.

De pequeño supo lo que era alejarse de su familia para ir dando remaches, primero por la Región, luego por todo el país y, finalmente, en el extranjero. El último de estos periplos lo vivió en Europa, donde de paso sumó un nuevo logro en una de las tres mayores ligas de tenis de mesa del mundo.

Esto, tras conseguir el ascenso a la Segunda División Profesional en el campeonato de Alemania, con los colores del FSV Mainz 05. Un hito que tuvo al angelino como actor principal, siendo la mejor paleta de su equipo en la campaña casi perfecta donde perdieron apenas un partido.

Un desempeño consagratorio para el deportista regional, que lo reafirma como el número uno de Chile y serio aspirante a lograr un cupo para Chile en el largo camino que desembocará en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Repartiendo talento 

Desde muy joven que Felipe Olivares comprendió de lo que era capaz su prodigiosa muñeca. A los 13 años ganó su primer título sudamericano y, dos años después, fue nominado a la selección nacional juvenil por lo que se fue a vivir al CAR de Santiago. 

Pero a los 17, le llegó su gran oportunidad, cuando junto a un amigo de Villa Alemana (Bruno Levis), se convirtió en el primer jugador chileno en jugar profesionalmente en Europa, gracias a un inédito programa de búsqueda de talentos de Alemania. Allí sufrió con el idioma, con la indiferencia de sus compañeros, pasó hambre y frío, a tal punto que su partner decidió regresar. Pero él aguantó todos los embates y se quedó: quería ser profesional.

En 2012, con apenas 20 años, se coronó monarca sudamericano adulto en Santiago. Esa misma temporada, ganó el Butterfly Baltic Cup de Estonia y además fue el mejor chileno en el Latinoamericano y Preolímpico de Río de Janeiro, brillando además en el Iberoamericano de Lisboa en 2013. 

Ya era un jugador nuevo, así que para no perder el ritmo, en 2014 y 2016 subió nuevamente al podio sudamericano adulto, colgándose el bronce, mientras que en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 rozó la medalla de bronce y el año pasado estuvo cerca de cumplir el sueño de los JJ.OO. 

Con ganas de más

En septiembre pasado partió la campaña que culminó con el ascenso del Mainz 05 hace unos días. En total fueron 18 fechas jugadas por nueve equipos en partidos de ida y vuelta. Según Olivares, una competencia durísima pero donde fueron capaces de sacar amplias diferencias con sus rivales.

"Fue una temporada difícil ya que éramos cuatro o cinco equipos con un nivel similar. Aún así, ganamos 15 encuentros, empatamos dos y perdimos sólo uno, sumando los puntos para subir de división. Campaña que se debió en gran medida, a que más que compañeros en el equipo nos convertimos en amigos. Nos apoyábamos siempre sin importar el resultado, luchábamos cada partido y cada punto para lograr nuestra meta, hasta que la conseguimos", explica el jugador.

En ese aspecto, el angelino está consciente y se muestra orgulloso del rol que le tocó jugar en el grupo. "Ser el número 1 del equipo significó mucho para mí, ya que tuve victorias muy importantes contra jugadores de gran nivel. Eso sin duda me pone feliz y ayuda a tener más confianza para mis próximos torneos y obvio para la próxima sesión con mi equipo", manifiesta. 

Desafíos que no solamente tienen que ver con su futuro en el equipo germano, con el que tiene contrato vigente -ver recuadro-, sino con su máximo sueño : llegar a Tokio 2020. "En el preolímpico pasado estuve a un partido de clasificar, pero no se pudo. Esta vez tengo toda la fe, así es que me estoy preparando con el alma y más", sentencia.

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