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El día en que Cinemark se transformó en estadio y se tiñó de morado

Cerca de mil hinchas de Deportes Concepción asistieron la mañana del sábado, al estreno del documental “ Tu Ciudad no te Abandona” . Una manifestación curiosa, pacífica y llena de ruido. Como debe ser.

Por: Diario Concepción 27 de Marzo 2017
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Cerca de mil hinchas de Deportes Concepción asistieron la mañana del sábado, al estreno del documental “ Tu Ciudad no te Abandona” . Una manifestación curiosa, pacífica y llena de ruido. Como debe ser.

 

Paulo Inostroza P.
paulo.inostroza@diarioconcepcion.cl

 

Las puertas del Mall Plaza Trébol abrieron a las 10.15 horas y ya había mucha gente esperando ahí afuera. Una cita inédita. Un "vamos al cine" en vez de un "vamos al estadio el fin de semana". Pero la ropa era la misma, las banderas, la tenida de guerra, aunque claramente no era una guerra.El hincha lila ha aprendido que la rabia se expresa cantando y portándose bien. Demostrando que no son una simple barra, esta es una familia y ahí disfrutan niños, señoras, jóvenes, discapacitados. 

Muchos hicieron su previa nocturna, pero adentro se portaron como caballeros. Es un sello morado y Cinemark lo comprobó. Los meseros de Juan Valdez y Gatsby sacaban fotos. Una masa lila llenaba la parte baja del mall y zamarreaba el silencio penquista para decir algo. Cerca de mil fanáticos llenaron cuatro salas de cine y comenzaron con el "sale, León" pidiendo que su equipo saliera no a la cancha, sino por la pantalla. Había algo lindo en el ambiente. Esa sensación de estar nuevamente dentro de un hito, de una manifestación que ningún otro club es capaz de idear.

Y a las 11 horas, en punto, las luces se apagaron completamente y empezó a rodar "Tu Ciudad no te abandona". Víctor Tornería estaba nervioso, César Castillo no podía quedarse en su asiento. Es un documental hecho con poquita plata y mucho corazón. Querían estar seguros de que llegarían al sentimiento de los presentes y eso nadie te lo asegura. No es mostrar un par de fotos y ya está. La expectativa era alta. Luz, cámara, acción. Silencio en la sala, veamos de qué se trata.

El Conce está aquí

De pronto, el bullicio se redujo de golpe a su más mínima expresión. En pantalla, una aguja hace girar un viejo vinilo con el himno del club. Comienzan a circular goles del "Negro" Correa, Adomaitis, un cabezazo bombeado de Diony Guerra, la celebración de Chavarría, Haroldo Peña cambiando banderín con un rival. Formaciones de distintas épocas, el malogrado Villamil en muchas de ellas y la gente lo comenta. "Hay que hacer algo por el Nico". Todos recuerdan qué hacían cuándo marcó Bautista o en qué año estaba Cangialosi. Mil recuerdos. Todo lindo hasta que parten las pifias.

Es el momento exacto en que se muestra a la Anfp comunicando la desafiliación morada. Es volver a esa oscuridad de la que tanto se ha intentado salir. Al día en que el médico te muestra el diagnóstico y sientes que de esta enfermedad no hay salida. Que no sabes cómo cresta contárselo al resto y salir a la calle. Los espectadores silban, se siente el odio.

Y de ahí a la familia del pequeño León. Bautizado así porque sus papás llegaron a un acuerdo. El representante de la cuarta generación lila dentro de una familia donde no existe otro color. Porque así se hace provincia. No hay otra forma. Desayunan pan con palta, sencillos, hablando de lo mucho que les hace falta su equipo, lo que más los une después de la sangre, aunque a estas alturas ya son lo mismo. La sangre es lila.

También está la señora Carmen Constanzo recorriendo las mismas calles que ese día caminaron más de cinco mil hinchas. Ella asegura que eran más, que había bocinazos, que llegaron poniendo el tránsito en contra. También recuerda que los jóvenes compartían bebida y el público sonríe. En un momento se para frente al estadio cerrado y habla de su impotencia al pararse ahí durante ocho meses y no poder cruzar la reja. La gente traga saliva. Todos sienten el portazo en la cara.

El día de los siete mil

Y así llegamos al registro de lo que pasó ese 9 de octubre. El "Chelo" cuenta en pantalla que lo de ese día "fue tan grande como llegar a una Libertadores". Se siente el orgullo, el hincha saca pecho. 

El "Milico" Isla sube las escaleras como una especie de Rocky morado y todos entienden que ese simple sendero para ver la luz que da a la cancha es único. Que se extraña tanto, que falta la sopaipilla. La marcha lila es documentada a través de inéditas imágenes de drones donde se ve una ciudad morada, luego la toma es adentro, la galería sur de un solo color y un solo canto.

En el campo de juego, las camisetas puestas en el suelo y Tornería hablando con dificultad, con un emotivo "aquí está Deportes Concepción porque nosotros somos Deportes Concepción". Los hinchas mayores botan algunas lágrimas, los más jóvenes se toman la cara, mascan la rabia. De pronto, aparecen imágenes de las actividades en Nonguén, en familia, con "Don Conce" que saca aplausos y de nuevo el pequeño León, ahora saltando al lado de su padre que canta abrazándolo. El primer partido de su hijo. Uno donde no hubo fútbol, pero recordará tanto como su papá el día que vino Vasco o el cabezazo de distancia del "Chiqui".

El documental termina y hay aplausos, otros piensan que faltaron cosas –siempre es así- y todos coinciden en que era un registro necesario, que no podía perderse en el aire. El "Milico" se saca fotos y lo molestan. Le gritan "buena, Di Caprio". Y sin bombo y solo con la voz bien cargada, montan el estadio otra vez ahí abajo en el mall. Sin molestar a nadie. Solo gritando rabia, dolor y orgullo. Cada vez más orgullo.

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