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No olvidemos que el de rojo es un niño, por Paulo Inostroza

A los 16, todavía somos “el regalón de mamá”. Y cuando eres seleccionado Sub 17 llegas como una criaturita de tercero medio, que piensa que el colegio tal vez no sirva para nada.

Por: Diario Concepción 27 de Febrero 2017
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A los 16, todavía somos “el regalón de mamá”. Y cuando eres seleccionado Sub 17 llegas como una criaturita de tercero medio, que piensa que el colegio tal vez no sirva para nada.

Paulo Inostroza
paulo.inostroza@diarioconcepcion.cl

"El chileno es mamón”, bromeaba el primer humorista de Viña. A los 16, todavía somos “el regalón de mamá”. Y cuando eres seleccionado Sub 17 llegas como una criaturita de tercero medio, que piensa que el colegio tal vez no sirva para nada y debe jugar por primera vez por la tele, pero en serio. La gente se hará su primera impresión de ti. “Este sirve o este cabro es malísimo”.

Te nominan y te sientes Alexis, crees que tu camino va para allá. Sueñas con hacer el gol de tu vida y que lo anote un veedor europeo o al menos un mexicano. En el liceo, ahora te encuentran más mino y los compañeros se sacan selfies contigo. “Ese loco que jugó contra Bolivia, está en mi colegio”. En el barrio compras el pan y te dicen que esta vez no pagues. “No importa, master. Que les vaya bien”.

Eres un niño. Si no jugabas contra Colombia estarías viendo a J Balvin en Viña, porque cachas todas las canciones. Eso comentan tus amigos en facebook. Pero no es lo único que te has perdido por el fútbol. Un par de cumpleaños, el bautizo del Carlitos, la prueba coeficiente dos que tuviste que recuperar a la vuelta de un viaje y no sabías nada. “Préstame la materia”. Y estás en otra, no te entra mucho en la cabeza. El profe tiene que dejar 21 y el otro arquero es de Santiago, le han hecho el medio lobby. “Yo, de Hualpén, no me cacha nadie”.

Saliste del país en un par de giras. “Argentina está barato, tiene buena carne”. “Perú es súper lindo, le traje unos chiches a mi mami. Le gustan las lechuzas”. Es lo que sabes de tus rivales, entras a la cancha y son unos toros. “Ese loco, ni ca’ tiene 16”, quieres ponerte el parche antes de la herida. Y el central trasandino ya fue vendido al Cagliari, el “10” está cerquita de ir a la Premier, juega hace rato en River. Ahí recién viene el portazo en la cara, esto no era un juego de niños, acabó el recreo.

Un buen empate con Uruguay y parece que al fin tenemos un equipo decente, que no nos iremos otra vez en primera ronda. Después le empatamos a Paraguay, casi todo el partido con uno menos. “Los cabros tienen garra. El arquero tiene futuro, ahí está el lateral izquierdo que nos falta”. Todo lindo, pero Ecuador nos mete cuatro, Argentina nos gana fácil. “Pucha los cabros malos. Después de la generación de Vidal y Medel no tenemos nada. Hay que partir de cero”. Regresamos temprano, la prensa también los destruye.

Y el muchacho llega una mañana a Carriel Sur, solo lo espera su familia. No está en la carpeta de ningún veedor. Su mamá le prepara unos huevos revueltos al desayuno, le golpea la espalda, le dice que está orgullosa. Pero la vida del arquero es así. Te comiste dos y jodiste. Quizás el colegio sirva y marca un teléfono, pregunta qué materia entra en la prueba de Lenguaje. Disculpen, yo era un niño. Solo quería ser Alexis.

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