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Que Ronaldinho se dedique a estudiar

Los cabros de la juvenil le pusieron "Dinho". Tiene un poco de los dientes y risa grande del brasileño, le gusta ponerse la "10" y tiene regate.

Por: Diario Concepción 23 de Enero 2017
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Los cabros de la juvenil le pusieron "Dinho". Tiene un poco de los dientes y risa grande del brasileño, le gusta ponerse la "10" y tiene regate.

 

Le di la mano, salí del protocolo y le dije "rómpala, compadre. Yo le tengo fe". Alex Díaz me sonrió, como hace tiempo no lo hacía. Perdió un semestre, por caprichos y malas decisiones de otros. Incluso, por ser bueno para la pelota. Sí, tal cual. En agosto de 2016, estaba listo para jugar por Naval, pero anduvo tan bien en un amistoso que lo llamaron de vuelta desde Huachipato, su club de origen. Hoy comenta que "ojalá ese día hubiera jugado mal". Allá jamás lo usaron.

Los cabros de la juvenil le pusieron "Dinho". Tiene un poco de los dientes y risa grande del brasileño, cambia el look sin mucha verguenza, le gusta ponerse la "10" y tiene regates que ha sacado mirando al ex Barcelona por la tele. El año pasado jugó apenas siete partidos. Nada más que eso y le bastó para ser uno de los jugadores más queridos en Lota. Era que no… Si fue la figura en el milagro de los seis partidos ganados en línea para zafar del descenso. Curiosamente, hay dirigentes de fútbol que se dedican a esto, que no tienen idea de ese campañón. Que parece que ni conocen a Díaz.

Enero de 2017 y vuelve a la que siente debe ser su casa. Otra vez en El Morro, otra vez la sonrisa. Esa de muchacho con ganas de fintear, de romperla y no de estar en un club grande para ganar plata. Me lo dijo con todas sus letras y el profe me lo confirmó: llegaba a costo cero, a la antigua. Solo por amor a la gambeta, al abrazo de fin de semana, a que la gente te vea en tribuna y un día saltar a mejores horizontes. Estaba listo, el técnico lo pondría de titular, yo le tenía una fe terrible, no le dicen Dinho solo por moreno.

De pronto, le cerraron la puerta. Porque sí y punto. "Cómo se lo digo", me preguntaba el profe la tarde anterior. Y el sábado reviso en internet la formación del ancla, pensando que al otro día las cosas se arreglaron, que los jefes entraron en razón. Y no lo veo. Al contrario, aparecen tres juveniles en la banca y me imagino a Correa mirando a sus alternativas con tristeza. Sin delanteros para el cambio, solo con chicos que recién se están fogueando. La Pintana gana 3-1, Díaz lo sabe. Espera que esto se revierta, que tal vez lo llamen de Lota y partiría igual. Les tiene cariño, solo le interesa reír de nuevo. 

Puede que sea así, ojalá no me equivoque. O puede que se le cierre otra puerta y unas cuantas más y al final se dedique a estudiar o a una pega que le permita salvar el mes, arrendar un depa. Puede que se vea obligado a cambiar la gambeta por unas pocas lucas, a sacar la sonrisa en un juego de Recopa en cancha de tierra. Puede que nos hayamos farreado a otro Ronaldinho. No será el último, tampoco el primero.

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