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La tragedia que no llenó tantas portadas

La Pantera llora, entiende que lo peor está por venir. Huele lo inevitable. El partido ya no tiene sentido y se suspende.

Por: Diario Concepción 05 de Diciembre 2016
Fotografía: imagenPrincipal-731.jpg

La Pantera llora, entiende que lo peor está por venir. Huele lo inevitable. El partido ya no tiene sentido y se suspende.

 

Imposible no estremecerse con lo de Chapecoense. El avión donde viajaba el plantel a disputar una final y los 21 periodistas estrellándose cinco minutos antes de llegar a destino. Terrible. El portero que alcanzó a llamar a su mujer antes de fallecer, el jugador que se enteró que iba a ser padre antes de viajar. Luto mundial, gesto estremecedor de los colombianos entregando la copa al campeón que dio la vuelta en el cielo. Tremendo. En Chile, Daniela también jugaba una final. Copa Las Condes, Club de Tenis El Alba, con poquísima prensa.

===== D texto general ===== Llevo varios días recreando lo que debe haber pasado en esa tribuna. Sobre todo, porque mi papá tiene más de setenta y siempre se sienta en la de El Morro. Tal vez porque me va a alentar siempre que tengo una de esas pichangas mínimas y le gusta gritar mis goles reboteados. Faltaba poco para las 13 horas y al borde de la cancha no había ambulancia. Era apenas una final de tenis femenino. Daniela es la raqueta número 176 del mundo y no suena nada mal para ser chilena.

La brasileña Paula Goncalves no entiende nada. El partido se detiene, murmullos, parece que pasó algo grave, la cara de Daniela se desfigura. Hay que correr y no a una esquina para devolver otro revés profundo. Acelera a la tribuna, Don Jorge parece ido y los que estaban a su lado lo auxilian rápidamente. Intentan reanimarlo, llaman una ambulancia y quince minutos después –trasladado en un auto particular- llega al hospital de la Universidad Católica.

La Pantera llora, entiende que lo peor está por venir. Huele lo inevitable. El partido ya no tiene sentido y se suspende. Los médicos informan que fue paro cardiorrespioratorio y que el del 26 de noviembre fue el último "vamos, Dani" que Jorge logró gritar intranquilo desde su asiento. La joven de 24 años apareció ayer en redes sociales, contó que recibió muchas muestras de apoyo –casi siempre anónimas- y agradeció el respeto con que se escribió sobre un tema tan delicado. 

Aquí no hubo luto masivo en los perfiles de Facebook, ni columnas grandilocuentes en su nombre, pero debe ser una de las historias más tristes que recuerde nuestro deporte. Daniela Seguel, la que jugó Wimbledon y nos dio dos medallas de oro en Medellín, jugando una nueva final, ahora en su propio país.

La Dani sigue desconsolada, durmiendo con la cabeza en otro lado, inventando un punto imposible mientras mira a la tribuna para dedicárselo a alguien que ya no está. Al menos, no ahí. Riquelme quiere jugar por Chapecoense, también Ronaldinho. Argentina se titula campeón de la Davis y se lo dedica a Daniela. Una semana horrible que nos terminó uniendo. Nos hizo humanos.

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