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Haciendo el loco por esos famosos 2 puntos

"Estoy con Aránguiz cuando dice que no le gusta ganar puntos así, acusando a un rival que entró con zapatillas y no chuteadores reglamentarios"

Por: Diario Concepción 07 de Noviembre 2016
Fotografía: imagenPrincipal-1523.jpg

 "Estoy con Aránguiz cuando dice que no le gusta ganar puntos así, acusando a un rival que entró con zapatillas y no chuteadores reglamentarios"

 

En Copa Humanidades se juega fuerte, pero leal. Allá en la cancha de hockey. "Ese es el espíritu del torneo", nos recalcan siempre. Un día nos tocó contra Manurris, que es una máquina, y a la hora del juego tenían apenas dos jugadores. Nos pidieron esperarlos, porque el resto iba en auto y les pilló un taco. Pasaban y pasaban los minutos, tuvimos que acortar el partido para ajustar horarios y, de pronto, llegaron a completar los cinco. Nos metieron un 10-3 terrible, pero nos fuimos tranquilos. Eran mejores y punto. Lo demostraron en cancha.

Así entiendo que debería ser el fútbol, pero tengo claro que hace rato no lo es. Hace mucho que no es el once contra once donde los dos más buenos hacían cachipún para pedir y armar equipos parejos. La idea del actual negocio es hacer que las fuerzas sean cada vez más dispares. Que el rico siempre pueda pisotear al pobre y que el pobre celebre cuando sucede el milagro que sueña durante años.

El fútbol es sucio. Grondona, Blatter y Jadue no meten goles, pero pucha que han ganado partidos. Estoy con Aránguiz cuando dice que no le gusta ganar puntos así, acusando que un rival entró con zapatillas y no chuteadores reglamentarios. Como en el barrio, cuando los bandidos te buscaban una para ganar por las malas. Como el que quiere despedirte en la pega y te escarba una irregularidad fantasma para no indemnizarte. 

Recuerdo cuando Naval bajó por secretaría y que Lota descendió con los papeles en mano que demostraban que La Serena había cometidos mil irregularidades a vista y paciencia de la Anfp. Pero Naval era Bolivia y La Serena tenía a Grondona. Porque no a todos se les mide con la misma vara.

El lunes estuve toda la tarde llamando a Carlos Lampe y no lo pillé. Sé que no quería contestar el teléfono y entiendo cómo se sentía. Ellos nos empataron bien. Arratonados y haciendo tiempo, con Isla y Mena pateando centros a la tribuna. Como sea, no fuimos capaces. No fue por los veinte minutos que estuvo Cabrera en cancha y donde debe haber tocado cinco o seis pelotas porque es malísimo. No pudimos y no creo que Bolivia haya sido tramposa. Tal vez ingenua, pero no tramposa. 

Y nos sentimos orgullosos de ser quintos, pero estamos jugando como séptimos. Nos reimos de Vignolo y los otros payasos, porque ahora nos tocó a nosotros y es lindo tenerlos un par de años de hijos. A mí también me encanta, pero me queda una sensación rara. Creo que esta generación es capaz de todo y clasificaría sin esos dos puntos. Por eso me siento acusete y tramposo. En la de hockey, esperaríamos a que lleguen los cinco.

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