Fue futbolista, es abuelo del ex arquero Carlos Ortega, fue galardonado el domingo como "El Atleta más Longevo de Sudamérica" y quiere correr el próximo sudamericano.
Fue futbolista, es abuelo del ex arquero Carlos Ortega, fue galardonado el domingo como "El Atleta más Longevo de Sudamérica" y quiere correr el próximo sudamericano.
Paulo Inostroza
paulo.inostroza@diarioconcepcion.cl
No fuma, anda con sus zapatillas New Balance de color y todavía no necesita lentes. Sube y baja los cerros de Tomé para ir a su casa y hacer masajes a domicilio. Es su entrenamiento. José Luis Ferrada tiene 94 años, acaba de correr los mil 500 metros en el Nacional Master de Chillán y fue premiado como "El Atleta más Longevo de Sudamérica". Dice que todos se sacaban fotos con él. Que les parece increíble verlo correr. "Y eso que no han visto cuando me meto al agua. Nado en la playa hasta lo hondo. A veces los salvavidas me retan".
Es abuelo del ex portero de la UdeC, Carlos Ortega, y de la destacada atleta Carmen Ortega. "Ella me veía caminar de acá para allá y siempre fui deportista, así que en marzo me motivó a meterme al atletismo. Le hice caso y aquí estamos". Y su vida deportiva no es menor. Fue futbolista y muestra su credencial como campeón con Iquique el ‘47, estuvo 3 meses a prueba en Unión Española y se vino al Fiat, de nuestro torneo regional. Después jugó 3 años en Vipla.
"Pollito", como le dice su nieta, cuenta que "allá en Santiago decían que en el Regional se pagaba bien, que andaban todos de terno. Los dueños del Fiat eran los Solari, de Falabella. En la tienda me regalaron un abrigo antes de viajar porque yo andaba de pura polera y me dijeron: allá llueve harto. Al principio, no conocía nadie acá y me quedé tanto metido en el hotel que todos usaban mi abrigo menos yo".
Siguiendo el amor
De sus tiempos de futbolista recuerda que "me retiré con poco más de 30 años y era un gallo que corría toda la cancha, los noventa minutos. Mediocampista. El técnico nos decía: camina Ferrada y anda todo el equipo. Me echaba el equipo al hombro. Pude ir a Lord Cochrane o a Naval, pero quería quedarme en Tomé porque siempre me gustó la comuna y porque estaba enamorado. Para qué le voy a andar con cosas".
En las fotos de su casa, aparece más joven junto a Sara Luisa Romero, el amor de su vida. En las imágenes lleva la misma sonrisa con que habla al recordarla. Enviudó hace 7 años, pero asegura que nunca pensó casarse de nuevo ni lo haría. La conoció en Fiat, ella trabajaba en la sección donde marcaban las fallas en los paños y no se separaron más. Porque ella sigue estando a su lado, cuando corre, cuando baja los cerros.
Un día se desgarró y se dedicó a dirigir clubes del amateur. Fue campeón con el Saavedra. Cuenta que en Iquique, de casualidad, entrenó un día con el fondista Ricardo Figueroa, que era campeón de Chile, y se dio cuenta que era igual de rápido. Que tenía gran resistencia. Por eso no le fue tan raro ponerse las zapatillas con 94 años y animarse a correr. Sus rivales tienen de 70 años para abajo, pero José Luis supera a varios. Pica en la parte final, como cuando entrenaba en Iquique. No se achica.
Hace 40 años que no bebe y come "sapo y culebras". No entiende a la gente floja, menos a los jóvenes, y quiere correr el Sudamericano de Coquimbo el 2017. Un soñador de 94 años que solo entiende la vida hacia adelante.