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La tarde en que Edison me dijo "toma asiento"

Este sábado se realizará el bingo a beneficio de Edison Espinoza y su familia, quienes perdieron su vivienda y pertenencias en el incendio sufrido en los campos deportivos de Fernández Vial. Un tipo por el que me saco el sombrero.

Por: Diario Concepción 26 de Septiembre 2016
Fotografía: imagenPrincipal-2617.jpg

Este sábado se realizará el bingo a beneficio de Edison Espinoza y su familia, quienes perdieron su vivienda y pertenencias en el incendio sufrido en los campos deportivos de Fernández Vial. Un tipo por el que me saco el sombrero.

 

Paulo Inostroza Paredes

 

Vive más o menos cerca, así que el jueves pasé a verlo para conversar un rato. Bajé en calle Progreso y caminé hasta el fondo, donde están los campos deportivos del Vial. La reja estaba entreabierta y el perro esta vez no me ladró. Parece que ya me ubica. Edison me recibió con un abrazo, mientras su señora lavaba algo a mano y muy amable me dijeron "toma asiento". Había dos sillones, con algunos tajos, botados ahí en el pasto. O eso veía yo. Para ellos, era su living y como techo tenían el cielo.

Le pregunté por la edad de sus hijas, unas gemelas preciosas que me sonrieron con la boca manchada. El helado de frutilla tuvo la culpa. Disfrutaba de sus cuatro pequeños y le conté que yo tengo una de dos meses y medio que me robó el corazón. Que me gustaría tener uno más… Pero uno nomás. Bueno, él me entendería perfectamente, pero la verdad es que no me entendió. "¿Y cuál es el problema?", me dijo. "Yo tengo cuatro y varias veces le he dicho a mi señora que quiero otro. Con cinco estamos bien". Tenía una mediagua que solo le sirve como dormitorio y al fondo unas tablas parándose para un día transformarse en casa. El camarín donde antes entrenaba Vial les sirve para guardar cosas domésticas. Los niños andan felices en un par de bicicletas y ninguno ve televisión. Me contó que se había casado ahí mismo en Manquimávida y metieron como setenta personas. Que la sala de máquinas sirvió de cocinería.

Las niñas jugaban en una cama elástica y eran tan felices. Las gemelas de dos años también saltaban como podían y creían que alcanzarían una nube. Ellos nunca supieron que aquí hubo una tragedia. Como en "La Vida es Bella". Los veía y parece que tenían tan poco, pero que no les faltaba nada. Edison animaba bingos y me contó toda su historia. Que usaba trajes, gorros, le gustaba tirar la talla y le conté de un amigo al que a veces le hacemos eventos a beneficio. "Avísame si hay uno. Ahí voy gratis", me aseguró. 

Vi tantas cosas amontonadas en el suelo, una bolsa colgada en un árbol para botar la basura y, algo triste, me contó que había planeado sacarse fotos con su señora para recrear su boda, pero los trajes se quemaron. El próximo fin de semana, Vial será local y Edison estará cortando entradas para ayudar al club de su vida. Y la otra semana prepará los buses para viajar con los hinchas y ahí sus hijas tienen asiento reservado, bien adelante.

Me fui pensando que también lo tengo todo y que basta saltar un poco para atrapar la nube. Que no importa lo que se haya perdido en el camino. Se quemó y punto. Y el sábado espero que no haya ningún asiento vacío en su bingo. Esta vez, nos toca cortarle las entradas.

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