Víctor Aravena finalizó 42° en el fondo de los JJOO, superando a Daniel Estrada (98°) y Enzo Yáñez (108°), los otros chilenos en carrera. El coronelino logró la mejor ubicación nacional en la prueba desde el 36° lugar de Ezequel Baeza en México ‘68.
Víctor Aravena finalizó 42° en el fondo de los JJOO, superando a Daniel Estrada (98°) y Enzo Yáñez (108°), los otros chilenos en carrera. El coronelino logró la mejor ubicación nacional en la prueba desde el 36° lugar de Ezequel Baeza en México ‘68.
Samuel Esparza Muñoz
samuel.esparza@diarioconcepcion.cl
Dice que ya por el kilómetro 35 se empezó a sentir mal, que los calambres y la deshidratación producto de la alta humedad lo llamaban a rendirse. Pero que "a puro corazón" se mantuvo hasta el final, y logró terminar la carrera más dura de todas.
Y es que Víctor Aravena no sólo es talento a raudales, ni un trabajador infatigable al punto de correr 200 kilómetros semanales durante su preparación para Río.
Por sobre todo, él tiene un corazón gigante, que apenas le cabe en el pecho y capaz de abrigar toda la tradición de sacrificio de su amada tierra del carbón. Él tiene corazón de minero.
Tal como lo demostró con el oro en los Juegos Suramericanos y el bronce en Los Panamericanos de Toronto, el atleta regional sacó a relucir toda su estampa de guerrero, ahora en el maratón, para convertirse en el mejor chileno de la prueba en Río 2016, con el puesto 42°.
Aravena completó el trazado en 2 horas 17 minutos y 19 segundos, a 9 minutos y 5 segundos del ganador, el keniata Eliud Kipchoge (2:08.44), quien fue seguido por el etíope Feyisa Lilela (2:09:54) y el estadounidense Galen Rupp (2:10:05).
En cuanto a los otros nacionales, Daniel Estrada remató en el lugar 98° con un crono de 2:25:33, mientras que Enzo Yáñez culminó 108° con 2:27:47.
En la historia chilena
Una intensa lluvia dio la partida a los 155 atletas inscritos para disputar la carrera, ocasionando que el inicio se tornara lento. Con el paso de los minutos y ya sin precipitaciones de por medio, un grupo liderado por africanos, estadounidenses y hasta un peruano apuró el paso para partir en dos a la columna humana que desafiaba las resbalosas calles brasileñas.
Las exponentes nacionales se mantenían cerca del puesto 120, separados por algunos segundos. Pero, promediando el kilómetro 20, Víctor Aravena se separó de sus compatriotas para acelerar y remontar posiciones. Así fue como en el kilómetro 25 ya estaba 90°, y en el 30 había dado el salto hasta el 67° lugar. Ahí ya tuvo la convicción de poder pelear de igual a igual ante figuras de talla mundial. "Tras la lluvia, la humedad se hizo muy fuerte y vi a varios africanos retirándose. Pero lo más impresionante fue cuando fui pasando a maratonistas con marcas de 2 horas 7 o 2 horas 10; pese al cansancio, me reía solo, no podía creerlo", reconoce.
Así, en el kilómetro 35 ya estaba 55° y cinco kilómetros después, aparecía en el lugar 47°, tras lo cual hizo su último esfuerzo para finalizar 42° y ser el cuarto mejor sudamericano (ver recuadro).
De esta manera, selló la más destacada actuación de un chileno en el maratón olímpico, desde que Ezequiel Baeza fuera 36° en los Juegos de Ciudad de México 1968.
Pero no sólo eso, porque Aravena superó además el mejor registro de un nacional en la cita, superando los 2:23:54 logrados por Roberto Echeverría en Beijing 2008, donde ocupó el lugar 49°.
Debut y despedida
Con 26 años, muchos auguran un esplendoroso futuro en la prueba para Víctor Aravena de cara a Tokio 2020, considerando que el coronelino corría su segunda maratón oficial (la primera fue en marzo en Temuco, donde sacó los pasajes a Río). Sin embargo, fue el propio deportista quien descartó la opción.
"Volveré a los 5.000, que es lo mío. Esta vez necesitaba mucha plata para ir a Europa y aún así no era seguro que clasificara a Río en la prueba. Para Tokio tendré 30 años y mucha más experiencia para soñar, incluso, con una final olímpica en esa competencia", sentenció.