Si bien la calle resulta un escenario idóneo para presentar cierto tipo de espectáculos, ya sea musicales como teatrales, igualmente no hay que perder de vista los espacios cerrados dedicados a las artes en la zona, los cuales todavía siguen siendo deficitarios considerando que somos una Región prolífica en lo cultural. También considerando que esta recuperación sería más por lo social.
Fue en diciembre pasado, que en plena Diagonal Pedro Aguirre Cerda se desplegó la primera versión de la Feria de Todas las Artes del Biobío “De mar a cordillera”, la cual reunió a cientos de personas en una sola jornada. Impacto similar a lo que se vivió hace unos días con el despliegue, en diversas calles penquistas, de la décimo secta versión del Carnaval y Festival África en América.
Y así suma y sigue más atrás -antes de la pandemia y estallido social- en que el espacio público se extiende como un escenario propicio para el desarrollo de las artes y la cultura, el cual dentro de este último tiempo ha vuelto a adquirir relevancia. “La incorporación del arte y cultura en espacios públicos puede tener un impacto significativo en la revitalización y recuperación de lugares de alto valor social. Al incorporar estas estrategias, los espacios públicos no solo se vuelven estéticamente agradables, sino que también se convierten en centros de actividad cultural y comunitaria, promoviendo un sentido de pertenencia y conectividad entre las personas. Además, tiene un impacto relevante para el control de la delincuencia. La seguridad no solo tiene que ver con acciones asociadas a lo policial, sino que a este tipo de recuperación del espacio público para los vecinos y vecinas a través de intervenciones culturales o comunitarias que revaloricen nuestros barrios y nuestras ciudades e ir venciendo la sensación de inseguridad”, señaló Orly Pradena, seremi de las Culturas del Biobío.
A lo que complementó que “en esa línea, el Programa de Recuperación de Espacios Públicos es política interministerial en la que participan el Ministerio del Deporte, Culturas, la Subsecretaría de Prevención del Delito, Subdere y Delegación Presidencial Regional. La Diagonal Pedro Aguirre Cerda es un excelente espacio para diversas actividades culturales y artísticas, y es algo que seguiremos potenciando. Los vecinos del barrio Plaza Perú, tanto locatarios como residentes, han expresado su agradecimiento a estas intervenciones, ya que también mejora la plusvalía del sector”.
Artistas del Acero es una de las instituciones culturales vitales dentro del desarrollo cultural dela ciudad, la cual igualmente en algunos de sus proyectos, ha utilizado la calle en diversas oportunidades para desarrollar alguno de sus proyectos y acercar así las artes a las comunidades. “Uno de los aprendizajes que las corporaciones culturales y quienes estamos dedicados a difundir las artes a nivel regional o nacional, pos pandemia aprendimos que teníamos que estar más cerca de los territorios. Por ello, Artistas del Acero ha generado varios proyectos que van en esta línea, establecer contacto con ellos, ver sus necesidades, qué les gustaría el conocer o ener acceso. Ejemplo de esto, fue lo hecho con el programa de Formación de Espectadores, también la iniciativa Crear para no Olvidar, que nos acercó a distintos públicos en el espacio público y también con las agrupacones de Derechos Humanos. Lo mismo con el programa de Orquestas Juveniles e Infantiles, en que se han ejecutado conciertos comunales regionales en espacios abiertos y de libre acceso a todo público”, afirmó Arnoldo Weber, gerente de Artistas del Acero.
Para el reconocido músico y cabeza de proyectos musicales de jóvenes intérpretes, Ignacio González, el volcar la cultura a las calles tiene aspectos positivos, pero igualmente no hay que perder el foco en lo deficitaria de la infraestructura cultural y artística de la zona.
“Me parece que el arte corresponde a la calle, eso está súper bien, pero no por eso podemos dejar de tener en claro que nuestra infraestructura artística necesita ser robustecida . Es decir, necesitamos un teatro de medianas proporciones -no tan grande como el TBB o Teatro UdeC- y más salas de música. El espacio público me parece fantástico, yo he estado tocando en la explanada de la Catedral , en la Plaza Independencia, con la Big Band hemos ido a tocar a diversos barrios, genial”, señaló.
Añadiendo que “sin embargo, son espacios que se usan al no haber otros disponibles. En un contexto de recuperación de calles y espacios públicos, en relación a otras actividades de índole ilegales, claro que con la cultura y también el deporte se puede hacer, pero no son espacios culturales sino que se están utilizando en una función más bien social. La cultura necesita sus espacios propios”.
Por su lado, Alfonso Lara, reconocido actor local e integrante de distintas compañías teatrales, el tema de la calle como escenario para la cultura tiene sus pro y contras. “He hecho teatro callejero en distintas oportunidades y considero que la calle es un espacio público utilizable para las artes, pero requiere que los formatos sean acordes al lugar. Por ejemplo, hay propuestas teatrales que ‘pegan’ mucho más en la calle con menos desarrollo técnico y resultan muy atrayentes para la audiencia. Si bien es un buen escenario igualmente es difícil para los artistas escénicos, ya que requiere de otras habilidades y resulta desafiante ante todos los distractores que se dan al aire libre”, manifestó.