El proyecto, encabezado por el historiador español Diego Ajo y el periodista Gonzalo Muñoz, arrancó esta semana y pretende ser una alternativa para ver atractivos films que no tienen cabida en las salas de cine más comerciales.
En la esquina de San Martín con Caupolicán, en pleno corazón de Concepción, se ubicó históricamente el Cine Windsor. Un lugar de encuentro para la comunidad penquista en general, que con el paso de los años cerró sus puertas durante la década de los ‘90. Una prolongada pausa de proyecciones y exhibiciones que terminó durante esta semana, con la reapertura del espacio de la mano del historiador español Diego Ajo, en colaboración con el periodista Gonzalo Muñoz.
Una idea que nace con la finalidad de traer un espacio de cine arte a la capital del Biobío, un lugar lejos de los reflectores y glamour de Hollywood y por qué no, traer de vuelta algo del antiguo espíritu del Cine Windsor a la actualidad. “La idea es entregar una alternativa, donde hay un nicho un poquito huérfano de espacios para poder apreciar cine que no es el que está en las cadenas, que es el más comercial, que es el de presupuesto gigante. Y hay un montón de propuestas super interesantes desde el punto de vista artístico, fotografía, todos que o no están en las plataformas o están muy escondidas en las plataformas, entonces uno no las ve y además la experiencia colectiva del cine tiene su gracia, tiene su magia, sobre todo en un espacio patrimonial”, afirmó Muñoz.
Sobre la importancia histórica de este espacio, y lo ciertamente necesario de recuperarlo con fines de proyección de películas, Ajo comentó que “el cine Windsor se empezó a construir en el año 1946, y el dueño era Juan Akel y tenía otros cines dentro de la ciudad y resulta que al principio el cine tuvo mucho éxito debido a que se proyectaban películas de Hollywood, pero con músicos nacionales, como, por ejemplo, Claudio Arrau”.
Palabras a las que añadió que “además del Teatro Concepción, fueron los únicos dos espacios que se construyeron para estas funciones. A partir de los 60’ y los 70’ el teatro tuvo su mayor auge, la Dictadura no influyó mucho, más que el día del Golpe y quizás los días posteriores, para después en los 80’ ir decayendo y ya para los 90’ empezar a desplomarse, debido al auge de las cadenas de cines y la televisión por cable”.
Más allá de la reapertura en sí, la que convocó a un número importante de asistentes el miércoles 29 de noviembre -con público de distintas generaciones-, los próximos meses serán decisivos para la continuidad de este proyecto, es decir, diciembre y enero serán meses de marcha blanca y de proyecciones para el espacio. “Si bien agotamos las entradas para la exhibición inaugural, no nos queremos engañar, ya que fue algo gratuito y además en el contexto de la conmemoración del Día del Cine Chileno. Entonces las sensibilidades son más altas, ahí puede que se produjo mayor interés por estos factores, entonces lo que finalmente nos va a decir cómo andarán las ventas de tickets, serán las funciones que tendremos en diciembre, y enero estamos estudiando lo que haremos, ya que hay que conversarlo con la administración del Teatro Lihuen, quienes en la actualidad manejan este espacio en su totalidad”, confesó el periodista.
Con respecto a los contenidos que se esperan proyectar, los coordinadores del proyecto mencionaron que, en este período de prueba, van a haber cosas de cine arte europeo, pero eventualmente habrá más producciones de diferentes latitudes, pero dependiendo de cómo vaya siendo el comportamiento del público penquista. “Ya tenemos la cartelera para este mes, que se proyectará durante todos miércoles y posteriormente iremos anunciando a través de nuestra página web el resto de las películas”, afirmó Muñoz.
Así a través de cineartewindsor.cl se pueden adquirir los tickets -valor promocional general de 3 mil pesos- de los films “El affaire de Sarah & Saleem” “La espía roja”, proyecciones que serán a las 18.30 y 21.00 horas, respectivamente, los días 6 y 13 de diciembre.
El historiador destaca que los espacios para hacer cine estuvieron cerrados por tanto tiempo, que la gente los fue olvidando, y en lo puntual sobre el Windsor, su infraestructura por fuera no representa ser una sala de cine como tal, pasando desapercibida, por lo que el público no dimensiona el valioso y patrimonial espacio que posee.
“Para el barrio entero este cine era como de centro social, porque los cines antiguamente eran un lugar donde uno iba a ver y a dejarse ver, entonces cada sala tenía un cierto público muy caracterizado de cada sector de la ciudad. Entonces el Windsor era de la gente del centro de Concepción, es decir, cubría el público desde San Martín con Caupolicán, hasta el Parque Ecuador, incluyendo Cochrane y Chacabuco hasta más o menos la Plaza Perú, entonces esto era como el núcleo”, explicó.
Si bien la reapertura de este espacio como sala de cine, entusiasma y trae recuerdos a la gente mayor de Concepción, también atrae al público que no pudo vivir su época dorada, “la gente que escuchó de aquello y le hubiese gustado verlo. Ahora es la oportunidad de poder hacerlo con este espacio de cine arte, algo inédito para Concepción”, cerró el español.