Documental sobre localidad de Cabrero se estrena en Sanfic

22 de Agosto 2023 | Publicado por: Mauricio Maldonado
Fotografía: María José Díaz

“A la sombra de la luz” retrata lo que se vive en Charúa, pueblo semirural del Biobío donde se ubica una de las subestaciones eléctricas más grandes del país, ópera prima de las realizadoras Ignacia Merino e Isabel Reyes. Hoy se proyectará en la categoría competencia cine chileno.

Charrúa, un pequeño pueblo poco conocido de la comuna de Cabrero, convive día a día con una dura realidad. Rodeados de torres de alta tensión, termoeléctricas y una de las subestaciones más grandes de Chile -clave para en la transmisión de energía para el sistema eléctrico de todo el país- paradójicamente tienen un sistema de iluminación inestable y sus habitantes piden más luz para sus calles.

Parte de ello es lo que relata el documental “A la sombra de la luz”, de la dupla de realizadoras Ignacia Merino e Isabel Reyes, está última oriunda de Concepción, el cual se estrenará hoy dentro de la categoría Competencia Cine Chileno del Santiago Festival Internacional de Cine (Sanfic).

“Llegamos a esta localidad porque soy de Concepción, y por mi interés de rescatar historias de región, de realidades interesantes de explorar y visibilizar a través de un producto audiovisual. Un día revisando la prensa, vi una nota sobre la industria eléctrica en la comuna de Cabrero, y empecé a investigar sobre aquello. Me di cuenta la importancia de este pequeño pueblo para el sistema eléctrico chileno, ya que ahí se encuentra una de las subestaciones eléctricas más grandes del país, crucial para parte de la transmisión de la energía que se conecta al sistema energénico nacional”, explicó Reyes, periodista y prima de Merino.

Palabras a las que añadió que “cuando conocimos el lugar, nos dimos cuenta el potencial visual que tenía, un paisaje de un pueblo pequeño rodeado por una gran industria eléctrica. Y en la narrativa existían dos grandes elementos, que nos permitían indagar y adentrarnos desde una mirada cinematográfica, que eran la luz y la oscuridad”.

Así este trabajo documental ofrece una mezcla de distintas técnicas de observación y diversas cámaras, experimentación para representar de manera sensorial el concepto abstracto de la energía y su constante movimiento hacia las grandes ciudades.

“Uno de los grandes desafíos fue poner en imágenes la electricidad como concepto y término. Era muy importante que este documental no cayera en el típico lenguaje de denuncia o como un relato más común de contar este tipo de historias de realidades que conviven con grandes industria, sino más hacerlo como un relato sensorial, convertirlo narrativamente como una experiencia y explorar otras formas de contar”, dijo Reyes.

En este sentido, Merino añadió que “fueron como treinta días de rodaje, pero que fueron repartidos en distintas épocas del año, con la idea de dejar en evidencia el paso del tiempo a través del paso de las estaciones del año. La intimidad con los personajes también fue importante, lo cual se dio luego de un largo proceso de investigación, de idas y venidas constantes de conocer a los pobladores de la zona y generar confianza, ya que es un documental principalmente observacional, es decir, no hay entrevistas a cámara y por ende la realidad nos tiene que ir entregando toda la información que el público quiera conocer, y ese fue un gran desafío. El identificar qué cosas de las que sucedían en el pueblo nos podían hacer entender a nosotros lo que queríamos expresar, que en este caso era vivir a la sombra de un gran sistema eléctrico”.

Sobre el plus que tiene este trabjo en relación a otros documentaletes similares, y que dan cuenta derealidades complejas entre habitantes y sus territorios -las llamadas “zonas de sacrificio”- Merino apuntó que “creemos que la mejor forma de llegar a la audiencia, es hacerles sentir lo que viven de cerca esas personas que habitan esa localidad. Lo cual logramos por medio de una narración realizada a través de distintas cámaras, y en esta línea, conocimos a través de la investigación y de la parte más técnica de la electricidad, las cámaras termógráficas, las cuales identifican el calor y las fallas que eventualmente tendría una torre de alta tensión. Esas cámaras son drones que tienen distintos colores, texturas que nos parecieron interesantes de incluir más allá de sólo lo visual sino que igual nos permitía entender, el electromagnetismo que nuestros ojos no pueden ver, ver esa energía que pasa por ahí, nos permitió explorar de manera más sensorial el territorio”.