En una emotiva ceremonia, que contó con la presencia de autoridades universitarias y comunales, se inauguró oficialmente el espacio que recordará a quien estuvo a la cabeza de la casa de estudios penquista entre 1969 y 1972.
El Rector de la Universidad de Concepción, Dr. Carlos Saavedra Rubilar, estuvo al frente del acto con el que se inauguró el Memorial Edgardo Enríquez Frödden, ubicado en un pequeño prado ubicado entre la Casa del Deporte y la Laguna Los Patos.
En la ceremonia también estuvieron presentes las máximas autoridades de las cuatro vicerrectorías de la Universidad de Concepción; el alcalde de Concepción, Álvaro Ortiz Vera; el ex rector Augusto Parra Muñoz, el ex vicerrector Gonzalo Montoya Rivera y la presidenta del Centro Cultural Edgardo Enríquez Frödden, Doris Vásquez Silva, entre muchos otros invitados e invitadas.
“Cuando el Centro Cultural Edgardo Enríquez Frödden nos planteó el proyecto, como administración central no tuvimos ninguna duda en apoyarlos desde el primer instante. Hemos creído oportuno que las motivaciones y razones de este apoyo sean explicadas a través de los hechos de vida de don Edgardo Enríquez Frödden, sobre todo aquellos relacionados con nuestra casa de estudios y con su natal Concepción”, manifestó el Rector Saavedra.
Dentro de la extensa carrera de Edgardo Enríquez Frödden, destacan sus estudios en la Escuela de Medicina, que se extendieron desde 1930 hasta 1936, titulándose como médico cirujano en 1937. Además, entre 1949 y 1967 fue presidente del Consejo Regional de Concepción del Colegio Médico de Chile, junto con dirigir el Hospital Naval de Talcahuano en el periodo 1963-1969.
Luego, entre 1969 y 1972, en pleno periodo de reforma, ejerció como el primer rector de la UdeC elegido por los tres estamentos universitarios, como parte del resultado de reforma ya iniciado el año 1968. Ya en 1973 fue ministro de Educación del gobierno de Salvador Allende y tras el golpe de Estado fue relegado a la isla Dawson.
Con una destacada carrera académica en el exilio en diferentes latitudes, todos sus antecedentes permitieron que el 10 de enero de 1995, bajo el rectorado de Augusto Parra Muñoz, le fuera conferido el grado de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Concepción. Edgardo Enríquez Frödden falleció en 1996.
Doris Vásquez Silva, presidenta del Centro Cultural Edgardo Enríquez Frödden, señaló que este 5 de enero de 2022 cumplieron un sueño y un compromiso para un gran ser humano, “que dejó huellas imborrables por su comportamiento y ejemplos de valores y de vida, para con el prójimo y la comunidad, que aún viven en la memoria. Este proyecto hoy se termina y tuvo un largo camino, siendo la pandemia un factor de pausa. Esta obra ha sido posible por la colaboración de instituciones y personas que conocieron la vida del doctor Edgardo Enríquez Frödden”, detalló.
Además, aprovechó de agradecer a la Universidad de Concepción, a la Asociación del Personal Docente y Administrativo, Asociación de Académicos y Académicas Enrique Molina Garmendia, integrantes del Centro Cultural y al arquitecto responsable de la obra, Álvaro Sepúlveda Mejías, “que le dio la sencillez y la semblanza que recogió de Edgardo Enríquez Frödden a este proyecto”.
El espacio para el arte también estuvo presente, con la participación del coro Bontempi y a través de la intervención del poeta y profesor del Departamento de Español, Nicolás Barría González, quien recitó la obra compuesta en honor de Enríquez, titulada Serena rebeldía.
Como corolario de la ceremonia, se enterró una cápsula del tiempo que contiene la historia escrita de Edgardo Enríquez Frödden, junto con referencias a sus aportes y legado a la UdeC, más el bosquejo del proyecto de memorial; todo realizado mientras de fondo el coro Bontempi interpretaba Gracias a la vida de Violeta Parra.
Ya finalizada la ceremonia, el Rector Saavedra profundizó en el legado de la familia Enríquez Frödden, a la que atribuye una importancia trascendental en la vida cultural y política de por lo menos 60 años en Concepción.
“Su legado tiene esa importancia. La resiliencia, la fortaleza moral y ética para continuar su trayectoria académica después del sufrimiento y el dolor que afectó a su familia, es un ejemplo para todas las generaciones universitarias de cómo a partir del compromiso con la generación de conocimiento, la formación de nuevas generaciones, se puede sobrellevar estas pérdidas enormes que tuvo en su vida”, cerró el Rector UdeC.