Se trata de “Códigos que conocemos: Los discos que cambiaron la música penquista”, de los periodistas Marcelo Bustamante y Eduardo Gutiérrez, el cual a través de 11 álbumes retratan el giro que tuvo Concepción durante una década en cuanto a propuestas, además de espacios, ciclos y lugares que aportaron a ese recambio. Lanzamiento hoy en el Punto de Cultura Federico Ramírez -18.00 horas-, y mañana en Casa de Salud con la presentación de la banda Mantarraya.
Una investigación inédita sobre la escena musical penquista entre los años 2010 y 2019 es la que presentarán hoy y mañana los periodistas Marcelo Bustamante y Eduardo Gutiérrez. Se trata del libro “Códigos que conocemos: Los discos que cambiaron la música penquista”, el cual toma como base 11 álbumes de diferentes bandas y artistas locales que fueron liberados a lo largo de estos años y que de alguna manera revolucionaron y significaron un giro en el sonido de Concepción.
Lanzamientos que serán, puntualmente, este 2 de noviembre a las 18.00 horas en el Punto de Cultura Federico Ramírez (O´Higgins 555 subterráneo), y 3 de noviembre a las 21.30 horas en Casa de Salud (Brasil 574).
“La idea nace de nuestra inquietud con Eduardo -Gutiérrez- de sacarle una especie de ‘foto’ a una década en que vivimos y fuimos testigos en primera fila del ambiente cultural de Concepción. Trabajamos en Casa de Salud en distintos proyectos como Radio Leufü y los Conciertos del Gnomo, vimos lo que sucedía en la escena musical local”, señaló Bustamante.
Palabras a las que añadió que “notamos que hubo un cambio bien fuerte en cuanto a estilos y orientación de la música. Como que se produjo una renovación, más allá del éxito que tuvieron algunos proyectos durante esa década, de las propuestas alejándose del sonido británico y del rock propiamente tal. Nuestra actitud era rescatar ese proceso de una forma fresca”.
Si bien se toma como referencia y base del relato cierta cantidad de discos, es más que nada una especie de excusa para hablar de algo más macro, es decir, son álbumes representativos de una época determinada, que aparte “nos permitieran hablar de cada una de las subescenas que existieron durante ese lapsus de años, de ahí también que haya de varios y diferentes estilos, así como también nos acercamos a lugares como la UBB, la Academia de Marlon Romero para hablar de jazz,también abordamos el REC como plataforma y su origen. La idea era también el explicar la historia de esa década en la música penquista y recoger vivencias que muchas veces no son parte de los grandes relatos de ese tiempo, pero que sí son importantes”.
Uno de los capítulos de la publicación -de un total de diecinueve- aborda la llamada “cuna del rock” que muchas veces se le llama o etiqueta a Concepción, lo cual dentro de los años analizados por ambos periodistas como que se desdibuja y pierde sustento. “Es un mito que investigadores locales ya habían descartado, pero que nosotros queríamos saber desde la voz de los propios músicos, y todos se mostraron como en oposición a aquello. Bandas como Mantarraya, un poco ‘chatos’ de todo el boom de bandas que tributaban a Los Tres o Los Bunkers, querían hacer algo que no estuviera en los radares del sonido de Concepción. Incluso el acercamiento del grupo La Julia Smith no es noventero sino más bien es una psicodelia setentera llevada a los años dos mil, un revival de lo británico mezclándolo con elementos electrónicos”, explicó el periodista.
En detalle, el libro configurado por un total de 182 páginas, disecciona los LP’s “Afín” (Claudia Melgarejo), “Bajo la rueda” (Cantáreman), “Hagamos las maletas y vámonos del planeta” (La Julia Smith), “Nbs” (Nabucodonosor), “Aves de Chile” (Niño Cohete), “Mundos simultáneos” (Animales Exóticos Desamparados), “Los Temibles” (Los Temibles Sandovales), “Pornografía” (Mantarraya), “Trino” (Dulce y Agraz), “Jazz Satánico” (Larrea Trip) y “Sentimentales” (Ineino).
