Ocho artistas se mantuvieron alejados por nueve días, desconectados de todo, con el fin de elaborar obras y también dialogar en torno a los procesos creativos. Resultado se exhibirá en Corporación Cultural de Los Ángeles.
Una convocatoria distinta. Alejarse de todo, desconectarse y reunirse en torno a sus procesos creativos propios y también para dialogar y experimentar con sus pares. Eso fue lo que vivió un grupo de ocho artistas en “Encierro”, proyecto cuyo resultado se podrá ver desde mañana en una muestra que se instalará en la Corporación Cultural de Los Ángeles.
Mauricio Contreras, Alperoa, Yessica Gaete, Luis Almendra, Carolina Parada, Mauricio Álvarez, Lorena Villablanca y Pamela Navarro Ortiz fueron los protagonistas de esta cuarta edición del proyecto. “Partió en 2005, y esta es la cuarta versión con artistas nacionales. Hace poco se llevó a cabo un programa similar en Valdivia, de tres meses, con profesores y alumnos de la Universidad Austral en la técnica de litografía. Esta es la séptima vez que se hace”, dijo Contreras, quien es uno de sus impulsores y el director de la propuesta.
Además, detalló que “en el fondo, busca reunir en un lugar a los artistas invitados y a la gente de la organización durante ocho días para experimentar, generar interacción y compartir e intercambiar conocimiento, además de producir obras. Igualmente, se le da un énfasis al tema experimental, como para sacar de contexto a los artistas de estar siempre con lo mismo, y puedan crear cosas nuevas”.
Alperoa, uno de los artistas participantes, comentó que “la experiencia resultó muy buena. Fue genial poder tener ese tiempo sólo para producir obra, sin tener que preocuparte de lo doméstico, sobre todo en el actual contexto que vivimos es un lujo el poder disponer así de tu tiempo. Además de haber podido experiencias con destacados colegas en el área de las artes”.
Al respecto, añadió que “esta oportunidad significó mi primera vez en este proyecto artístico, en la cual logró producir un total de 14 obras en esos 9 días de encierro. Las obras que fueron ‘pie forzado’ por parte del director para cada participante consistió en grabados”.
Mauricio Contreras destacó que si bien no existió una temática como hilo conductor, se generaron instancias de diálogo en torno a aspectos específicos. Además, y como mencionó Alperoa, también se planteó una base para ciertos instantes de creación.
“Nunca hay una temática específica, pero en este caso hubo un espacio que se llamaba pie forzado, donde la xilografía y el retrato son como una base. Además, cada uno hace seis piezas chicas, en pintura, grabado, lo que sea, mezcla de materiales, collage, como quieran, todo es libre. También se pide intervenir un objeto tridimensional o un espacio, acá tenemos de motosierra para abajo, para poder trabajar con madera, fierro, soldadora, todo ese tipo de cosas”.
En cuanto al nombre del proyecto, aseguró que pasa porque “lo que se pide a los artistas es que exista esa desconexión, por eso los traigo a un lugar muy apartado por lo mismo. A veces algunos andan muy pegados al teléfono, y la idea es concentrarse por ocho, nueve días en crear obras, poder discutir y todo eso. Lo otro, no entra ni sale nadie, a excepción de una visita puntual de unas personas a ver el proceso, que están unas dos horas y se van”.