Sergio Gatica Navarro aborda esta forma de escritura japonesa -más breve que el haiku- en su texto “El lugar que habito”, trabajo impreso por la editorial local Cola de Gato. Lanzamiento online este jueves a las 20.00 horas.
Desde que publicó su primer libro el 2018 hasta ahora, Sergio Gatica Navarro atravesó un proceso de maduración y depuración de su prosa desembocando en algo mucho más breve, aunque profundo y reflexivo a la vez.
“El lugar que habito” es el resultado de ese lento y provechoso viaje, libro que será presentado este jueves a las 20.00 horas vía Meet, lanzamiento en que participará el autor junto con la escritora Carla Herrera y el músico, y también escritor, Alan González. “El libro se llama ‘El lugar que habito’, el cual está configurado a través de poemas cortos. La mayoría son poemas muy breves, de tres a cuatro líneas y que en su conjunto deberían evocar en el lector la sensación de entregar y ver un lugar donde hay una multiplicidad de elementos que se comunican entre sí”, comentó Gatica.
Esta brevedad está inspirada en el tanka moderno, forma de poesía japonesa tradicional cuya versión actual es muy similar a lo que se conoce como el verso libre en versión muy comprimida. Forma de escritura complementaria al popular haiku. “Es de carácter intimista, osea, no hay una lectura objetiva del mundo sino totalmente subjetiva, esa es la idea de jugar también con el título. Que sea un lugar se ve que sea físico, pero al mismo tiempo interno del autor que lo está expresando”, explicó el escritor.
Sobre el por qué hacer un libro basado en esta manera de escribir, Gatica señaló que “una vez con el primero libro en circulación -’Pensamiento y otras caras’- la idea obviamente era seguir creciendo, como que me di cuenta que de a poco fui dejando las palabras de lado, o sea, quería ir acortando lo que quería decir, como que me sobraba mucho de lo que estaba escribiendo dando demasiadas vueltas. Proceso en que me encontré con el autor Ishikawa Takuboku, padre del tanka moderno. Él lo modernizó y reinventó. Me gustó su forma de escribir, lo que me acomodaba justo a lo que estaba buscando”.
Una apuesta ciertamente arriesgada reconoce el autor, ya que lo corto de los versos parecieran el no expresar nada, “son tan breves los poemas en este formato, que uno queda con la sensación de lo que se leyó no tiene gusto a nada o parece el no apuntar a nada concreto. Pero al leerlos en conjunto y de varios, como que se va agarrando su sonoridad y le encuentra el sentido. Es mucho más reflexivo a pesar de la brevedad. Era lo que también quería”, confesó.
“El lugar que habito” es impreso por ediciones Cola de Gato (tiraje de 100 copias), nano taller de edición y encuadernación con cuatro años de vida y en que se trabaja todo a mano.