Está en Copiulemu desde que empezó la pandemia. Aseguró que su marido “está siempre presente”, y que quiere transformar su casa de Concepción en un museo.
Dice que el día se le hace corto. “Tengo todo un sistema: desayuno, voy al bosque, veo las cosas que hacer en el campo, luego el almuerzo. Además, tengo mi taller de cerámica, y me propuse trabajar todos los días en mis creaciones. Leo mucho, veo reportajes de gente interesante… De TV, muy poco, sólo las noticias en la tarde”. Así está viviendo Rosmarie Prim la emergencia sanitaria. Desde que todo comenzó está en Copiulemu, lugar que hace rato es parte de su vida habitual.“Desde unos años, estábamos la mitad en Concepción y la mitad acá”.
Habla en plural refiriéndose a Eduardo Meissner, su marido que partió en noviembre del año pasado. Un proceso que ha vivido, según sus palabras, de muy buena forma.
“Todos los días pienso en él, está siempre presente. Pero estoy feliz de que haya tenido una despedida bonita. Ha sido todo de buena forma, y lo he aceptado casi como una gracia. Había mucho cariño, amor, siempre. No me cabe ninguna duda que está en el cielo, un hombre tan bueno, generoso… Todos tenemos que partir algún día, y se dio todo a su tiempo… Tuvo un tremendo homenaje póstumo en la iglesia. Como yo tuve que hacer siempre las cosas exteriores, no hay gran cambio en ese sentido, pues a Eduardo no le gustaban mucho las cosas cotidianas y yo las asumí”, comentó.
En 2015, se hizo conocido el proyecto para realizar el Museo Lamp, de la Fundación Meissner-Prim, en el Parque Ecuador de Concepción. Allí, con un diseño desarrollado por el estudio Pezo von Ellrichshausen, la estructura tendría 1.530 metros cuadrados, distribuidos en cinco pisos, albergaría una colección de 2.000 pinturas, 500 esculturas y 1.800 libros de la pareja. Sin embargo, Rosmarie contó que la iniciativa ya está casi descartada, y que prefiere realizar otra propuesta.
“Era muy alto el presupuesto. Cuando dieron los fondos, querían el doble y era una suma gigante, por lo que el proyecto en el Parque Ecuador no tenía futuro. Así que pensamos hacer algo más fácil, en nuestra casa de Concepción, está por verse. Queremos hacer algo más chico… Me podría adaptar, dejar un espacio para mí, y el resto para el museo. Por todo esto la idea está estancada. Pero es una posibilidad, que se haga una casa-museo, abierta al público”, adelantó.