La precariedad e inseguridad laboral en que se desenvuelve el mundo cultural

03 de Mayo 2020 | Publicado por: Ricardo Cárcamo - Mauricio Maldonado
Fotografía: Andrés Oreña P.

En la reciente encuesta realizada por el Ministerio de las Culturas, a causa del coronavirus, un 85,1% aseguró que trabaja independiente y, de ellos, un 79,4% no tiene un ingreso estable. Sus protagonistas dicen que esto no es culpa de la pandemia: la situación se arrastra por décadas. No hay contratos, estabilidad. Sólo vivir de proyectos y de su propia creatividad y gestión.

Ante la consulta “¿Puede vivir del arte?”, casi todos dicen que no. Que por periodos alcanza, pero con lo justo. Ahora, en una actualidad de emergencia sanitaria y con los problemas ya derivados del estallido social, el mundo de la cultura no sabe de conciertos. De funciones, de espectáculos. Todo cancelado, presencialmente, hasta nuevo aviso. Y en sus casos, eso era su sueldo, su único ingreso.

En el ámbito artístico de la Región -y el país en general- los contratos, la estabilidad y seguridad laboral son casi inexistentes. La gran mayoría se mueve en un limbo de autogestión y proyectos propios. Un panorama donde muchas veces el talento, por grande que sea, es insuficiente.

Y aseguran que no es algo nuevo. Más allá de las contingencias de los últimos meses, dicen que esto se arrastra por años, por décadas. Pagarse sus propias imposiciones cuando hay alguna ligazón contractual y prender velas para que una postulación a un proyecto sea exitosa es un denominador común. Y, en ese sentido, muchos dicen que el cambio en la Constitución sería un primer paso para torcer el rumbo de este oscuro panorama.

Cifras concluyentes

El ministerio de las Culturas, para apoyar a los artistas en esta contingencia, levantó un catastro a nivel nacional, para conocer la realidad de quienes viven del arte. 15.079 personas lo respondieron, de las cuales, 648 son de la Región. Y el diagnóstico corrobora la precariedad laboral del sector.

Un 85,1% se definió como trabajador independiente y apenas un 10,7% dijo tener contrato. Del primer grupo, un 79,4% declaró no contar con un ingreso estable. Además, del universo total de encuestados un 82,7% aseguró que el tiempo laboral que le destina al mundo cultural es superior al 75% y un 72,3% indicó que el dinero que percibe lo usa para mantenerse ella misma y al menos otra persona más.

A nivel local, se le consultó su visión a 14 protagonistas de la escena artística, de variadas disciplinas. Y la mayoría coincide en que no puede vivir del arte. “Lo cierto es que sobrevivo”, dijo Ricardo Mahnke, escritor y cineasta. Paola Aste, bailarina y docente en danza moderna, aseguró que “siempre he logrado vivir de mi trabajo, lo que no significa que muchas veces he tenido que hacer otros trabajos paralelos para compensar los meses de verano, donde no recibo sueldo. Como trabajadora de la danza necesito construir varios focos de sustento para poder vivir de esta profesión”.

Pamela Navarro, artista visual y performista, señaló que “hago talleres de arte y vendo pinturas, nada más. Para generar ingresos lo último que hice fue realizar una rifa, algo que nunca había hecho y dada la situación me decidí el hacerlo. Y también venta de obras, preparando dossier y todo para enviarle a algunas personas que son clientes un poco más habituales y ofrecer”.

Daniela González, más conocida como Dulce & Agraz, aporta un dato que refleja bien la escena musical: “Desde hace unos meses he tenido algunos lanzamientos digitales y, en general, debido a que no hay shows, me he acogido a la recaudación de derechos de autor, generando alguna entrada de ingresos a través de esa manera”. El escritor Tulio Mendoza señaló que “en un sentido poéticoexistencial, rotundamente sí, vivo del arte; pero en lo práctico-económico, casi no, lo que es un de vez en cuando, muy a lo lejos”.

La ilustradora y escritora, Paula Martínez, indicó que “no es mi principal fuente de ingresos. Soy profesora de arte, tengo mis ingresos a través de esta vía y adoptando la modalidad que la mayoría de los que se dedican a la docencia y trabajan en diferentes establecimientos educacionales: realizar clases y talleres a la distancia y con videos tutoriales”.

Dos de los testimonios entregaron una opinión distinta. Alfonso Lara, actor de la compañía Microbia Teatro, contó que “sí, vivo de esto. En estos días he gastado ahorros, pues afortunadamente el año pasado fue muy bueno en cuanto a actividad teatral. Nos adjudicamos varios proyectos e hicimos giras, por lo que pude generar un colchón y ahora estaba boleteando para la Ucsc para hacer una obra, nos alcanzaron a cancelar el mes de marzo. Por otro lado, la municipalidad de Chiguayante me ofreció realizar unos cuentacuentos online y esperando que me llegue pronto ese pago”.

De todas maneras, agregó que “vivir en Chile del arte es súper complejo, yo mismo me he visto en la obligación de vez en cuando de hacer pitutos de otras cosas, en pegas que no tienen nada que ver con el teatro para llegar a fin de mes. Pero el amor por lo que se hace es tan grande que uno se lo aguanta igual”.

El otro caso es del escritor César Valdebenito. “No me dedico a ninguna otra cosa que no sea escribir y que tenga relación con ello. Ahora, que dé para vivir es súper complejo, más aún en tiempos como los que estamos atravesando”, aseguró.

Mucha incertidumbre

Valentina Durán es actriz, licenciada en Actuación y diplomada en Pedagogía Teatral. ”Afortunadamente, estoy en un par de proyectos anuales, en los que, adaptándonos, hemos seguido trabajando. Pero se han caído funciones y otras actividades laborales que antes habíamos parado por cuenta propia, con la urgencia de decir basta a la usurera Constitución con la que funcionamos y sumarnos a la fuerza del pueblo de Chile (…). Son proyectos que se postulan, por lo que cada año se buscan fondos en distintos organismos. Nada está asegurado”.

Alejandro Venegas, vocalista de Julius Popper, indicó que “antes de dedicarme por completo a la música, hice de todo. Fui cajero de banco, trabajé en una zapatería, en Inchalam. Es súper difícil cuando estás partiendo, nadie te conoce y es complicado generar ingresos. El que se dedica a esto, lo debe tener claro, aquí en Chile y en la quebrá del ají. No es fácil en la música y el arte en general. Hay que estar convencido del talento que se tiene y saber que al inicio las lucas no te alcanzarán para nada. Cuando partimos, los pagos eran bajísimos, pero no nos quejamos, pues el sistema funciona un poco así en el mundo”.

Andrea Briano, artista escénica y gestora cultural, señaló que “no me gusta referirme al tema de la precariedad de dedicarse al arte, porque tiene muchas riquezas. Ese concepto que da casi pena, es un poco errado y muy de nuestro sistema. Intento vivir de mi trabajo en la danza y en la producción, pero realmente, y en el contexto de casi todos, es que para sobrevivir en este mundo hay que inventar muchas cosas. Hago clases, proyectos, y soy invitada a otras propuestas, pero que son precarias, inestables. Es complejo solventar una vida autónoma y familiar del arte”.

César Valdebenito contó de su realidad que “ como escritor, los ingresos que genero para vivir vienen dados por la adjudicación de proyectos, como el Fondo del Libro, por las fundaciones que me contratan para realizar talleres literarios, asesorías o alguna charla. También a lo lejos ganar algún concurso, pero es lo menos. Un fondo, por ejemplo de $4 millones, te salva el año viviendo con un sueldo mensual debajo del mínimo, sumado a lo que puedes adjudicarte o gestionar, como algún taller. Eso te da un monto para vivir, pero sin ningún gran lujo o comodidades”.

Paola Aste aseguró que, aparte de la inestabilidad, a veces hay otros problemas asociados. “En Uniacc, trabajamos la mayoría de los docentes de las universidades donde imparten la carrera profesional de la danza: a honorarios, boleteando. No nos pagan imposiciones, ni seguros de ningún tipo, ni vacaciones; con nuestros colegas solemos decir ‘estoy de vacaciones=estoy cesante’. O sea, te enfermas y quedas desprotegida o te lesionas en tu trabajo, no tenemos seguro de salud que lo cubra. ¡Terrible!”.

Lizardo Gutiérrez, dramaturgo y director de teatro, dijo que “como artista independiente no tengo relación contractual con nadie. De alguna manera estoy cesante y sin posibilidad de tener ingresos con el arte; pero me he dedicado a desarrollar, terminar y finiquitar proyectos que estaban detenidos por tiempo. Tengo todo el tiempo del mundo para desarrollarlos”.

Salud e imposiciones al mínimo

Esta inestabilidad, obviamente, repercute en lo relacionado a jubilación y salud. “Cuando tengo contrato se pagan las imposiciones, en salud estoy en Fonasa y voy pagando cuando puedo, y en la última devolución de impuestos un porcentaje se fue para la AFP que en medio de la situación del país siguen especulando con el dinero de los trabajadores”, contó Valentina Durán.

Por su parte, Ricardo Mahnke indicó que “mi antiguo empleador me mantenía al día en estos asuntos. Ahora, eso va a correr por cuenta mía”. El escritor Tulio Mendoza afirmó que “estuve en Fonasa y ahora en una Isapre, cuyos servicios nunca ocupé y, sin embargo, como dejé de pagar unos meses, porque por la situación actual tuve que priorizar otros asuntos, simplemente me echaron. Cuando pedí mi reingreso, me solicitaron una batería de exámenes y me rechazaron: con 62 años ya no soy una inversión. Por suerte, ingresé a otra de la competencia. Imposiciones hace mucho tiempo que no me hago. El resultado de cuando pude hacerlo se resume en una ridícula suma que desearía urgentemente que la AFP me entregara de inmediato. No quiero un Estado papá, no usaré esa suma para jubilarme, lo haré con otros medios, es mi dinero y exijo, como muchos otros, la devolución”.

Lizardo Gutiérrez comentó que “cotizo e impongo en forma independiente. Si no fuera por que estoy casado y estamos viviendo del sueldo de Daniel Durán (mi esposo) estaría en la calle. También se agradece la ayuda de la familia”. El músico Alejandro Venegas indicó que “lo hago de manera independiente. Igual en la SCD destina parte de los ingresos a eso, según tengo entendido”.

Realidad de décadas

La mayoría de los consultados indicó que, más allá de las contingencias de los últimos meses, lo que sucede con la escena cultural se arrastra por muchos años. “Para las autoridades de todos estos gobiernos derechoconcertacionistas, la cultura también compite en el libre mercado. Los fondos anuales que entregan son una lotería de exiguos premios. No hay política cultural, es una repartija entre los más afortunados. Nada que hacer”, aseguró Ricardo Mahnke.

Paola Aste comentó que “este estado de precariedad es histórico, desde la dictadura hasta la fecha. Si bien es cierto que hay más posibilidades, las condiciones laborales son muy incompletas. También tenemos una sobrevaloración del trabajo en nuestro rubro, donde por muchos años -y aúnexiste una falta de equidad en recursos, nos hace falta democratizar las ganancias así como las pérdidas. Los fondos concursables son y han sido una fuente para los afortunados y que tampoco es un sueldo que esté a la altura de todo lo que significa postular: reunir toda la información, pasar por una comisión evaluadora que actúa como un ‘colador’ para luego seguir con el jurado que, lamentablemente, tiene que desechar algunos buenos proyectos por falta de recursos”.

Rodrigo Burgos, arquitecto y director de la Galería de los Ocho, señaló que “la precariedad laboral en al ámbito cultural siempre ha existido. Hubo espacios en el Gran Concepción dedicados al arte que no prosperaron por falta de financiamiento y eran muy buenas iniciativas, tanto por quienes las gestaron como por su conceptualización y fundamento. Creo que lamentablemente el arraigo de la cultura, como elemento básico social, sigue deteriorándose, tanto por temas políticos, educativos y por consecuencia económicos”.

Tulio Mendoza reafirma lo anterior. “Esto siempre ha sido así. Lo único que ha cambiado y que ha servido bastante son los concursos de los fondos de cultura, que han permitido y permiten, a través de concursos públicos, obtener recursos para desarrollar proyectos y honorarios para las necesidades propias que, en el caso de los artistas, siempre son demasiadas. Sé que hay muchos que cuestionan el sistema, sobre todo cuando no ganan, pero nadie puede negar que antes no había nada”.

Cómo cambiar

La actriz Valentina Durán indicó que “el estado reconozca primero y se haga parte en el resguardo y promoción de la cultura y las artes. Eso implica registro y reconocimiento a sus artistas, involucrarnos en el diseño de los proyectos para poder aportar desde la experiencia en que los recursos se destinen equitativamente y de la mejor manera. Y, a la vez, permitan el desarrollo constante de las artes de nuestro territorio con las condiciones adecuadas para ello. Todo eso queremos aportar y, por eso, estamos organizados por área en sindicatos y redes y transversalmente en el Gremio de las Artes del Bío Bío (GAB)”.

Andrea Briano señaló que “creo que bastante hacemos los artistas actualmente y que es de larga data. Hoy en día, se están reactivando los espacios colaborativos sociales, ahí hay una fortaleza. La organización y cómo esas agrupaciones ponen límites a las autoridades en relación a los tarifarios, por ejemplo. Sidarte y la Red de Danza Sur propusieron hace unos años un tarifario mínimo de pago, entonces decimos no a trabajos mal pagados”.

Alfonso Lara comentó que “en todos los países desarrollados ponen un gran porcentaje de sus ingresos al servicio de los artistas, se entiende que el rol de la cultura y de quienes la hacen es algo muy fundamental dentro de la educación y el patrimonio de un pueblo. Y, por supuesto, la empresa privada sería de gran ayuda, ya que en la mayoría de los casos ponen dineros en proyectos que son muy viables, pero con rostros y figuras conocidas, confiando muy poco, casi nada, en los más pequeños e independientes”.

La ilustradora Paula Martínez comentó que “serviría tener más información a los fondos de cultura, ya que uno de los grandes problemas es que existen, pero no son aprovechados como deberían, es decir, los conocen un círculo reducido de personas. Y no tenemos algo que nos apoye legalmente, una especie de gran sindicato de las artes, que agrupe a todas las disciplinas. Sería ideal”.

El escritor César Valdebenito destacó que “en otros países es muy distinto. Por ejemplo, muchos escritores que parten en Chile emigran a Estados Unidos, ya que existe una cantidad importante de becas y recursos destinados a la escritura, lo que te permite vivir tranquilamente. Con una beca puedes pasarte cinco años sin ningún problema. Y no es sólo algo aplicable a la literatura, sino a las artes en general”.

Dulce & Agraz comentó que “creo que hay pocas oportunidades para la difusión. En cosas como el fútbol la gente invierte su tiempo y dinero, reconociéndolo como su espacio de ocio y entretención más que en cosas con mayor contenido y trasfondo. La TV es lo que muchos entienden como la cultura y el entretenimiento, hay que cambiar profundamente eso. En el caso de la música, si las creaciones nacionales tuvieran más canales de difusión en radio, la mayoría de los artistas estarían viviendo de eso, lo mismo en otras disciplinas”.

Paola Aste afirmó que “que el Estado debe hacerse cargo de sus trabajadores, que creen, apoyen y legislen leyes donde la protección y la seguridad estén instalados, que respete y valore de manera transversal el arte y la cultura, con las diversidades que existen. Que fomenten a través de la educación el acceso a las artes y no solamente el Estado, sino que la sociedad en su conjunto: en la casa, en los barrios que rescaten tradiciones culturales e incentiven a la lectura, a la música, la danza, entre otras”.

Seremi de las Culturas cuenta su experiencia viviendo del arte

“Creo que vivir del arte es responsabilidad de todos, tanto de los artistas, espacios como del Estado. A mí criterio se puede, pero siempre hay formas de poder mejorarlo, tener un mayor grado de formalización de las propuestas y trabajos. Es posible, de lo contrario no habría asumido en este cargo que aquello es viable y de la importancia que tiene”, indicó Carolina Tapia, seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

En el tema de poder mantenerse con el arte, le da un valor importante a las acciones que realice el propio creador, su capacidad de gestión personal.

“Hay una capacidad personal, de autogestión y, sobre todo, tener una visión de que el arte puede generar empleo, podemos tener emprendimientos artísticos que generen trabajo, que va más allá de individualidades, sino en conjunto”.

Al respecto, agregó que “también en que debemos mirar hacia adelante, ver cómo podemos replantear el cómo estamos haciendo las cosas, cómo estamos acercando la cultura y las artes a las personas. Y cómo esta forma de vivir nos hace reflexionar sobre el acceso a la cultura”.