Autoridades y personas experimentadas ligadas a lo artístico, dan su visión de hacia dónde hay que caminar en este sentido, enfatizando en la formación artística profesional y de público, creación de un espacio de archivo y ahondar en el acceso transversal a la producción y quehacer de esta área.
No cabe duda que año a año, la cultura local y regional sube un peldaño más, ya sea en producción artística, calidad de las propuestas, recursos destinados a la creación, espacios donde mostrar aquellas creaciones, etc.
Sin embargo, y como ocurre en todo orden de cosas, las necesidades nunca terminan. En este sentido para Mario Cabrera, gerente de Corcudec, los objetivos o lo que debería regir a la cultura los próximos años, debería ir por el lado de profundizar “el acceso transversal de la comunidad en la vida artística y cultural, con el reconocimiento que merecen los pueblos originarios. También, el valor identitario del territorio que debe recoger las particularidades de cada lugar para el desarrollo genuino del quehacer cultural. Profundizando en cada una de sus etapas/ciclos, desde los procesos de formación artísticos hasta el acceso ciudadano, generando medios y condiciones tanto para la expresión cultural de los artistas como para la ciudadanía” .
A lo que añadió que “estamos convencidos que estas acciones se deben desarrollar en los primeros ciclos de la escolaridad y debe ser parte de una política de Estado, fortaleciendo en primer lugar sus raíces y el rescate de la historia de su lugar de origen”.
En esta misma línea apuntan las palabras de Arnoldo Weber, gerente de Artistas del Acero, que igual las amplía a otras necesidades. “En primer lugar, creo que hay que fortalecer el trabajo en conjunto entre las seremias de cultura y educación para ejecutar políticas públicas de formación de espectadores. Es decir, formar públicos para el consumo cultural. En segundo lugar, la protección y conservación del patrimonio regional, mediante acciones que contribuyan a su rescate, tanto material como inmaterial”.
Completando que “en tercer lugar, fortalecer la gestión de los numerosos centros culturales de la Región, algunos ya consolidados, otros recién inaugurados y otros por inaugurar. Esta valiosa infraestructura cultural tendrá sentido si existe una política regional que contribuya a su desarrollo y su gestión, logrando que llegue a todos los habitantes de las comunas en las cuales se establecieron. Y por último, fortalecer los fondos públicos para que los creadores locales puedan desarrollarse y aportar al desarrollo regional”.
Para Sebastián Torres, actor y director del Centro Artístico Cultural de Concepción (CAC), los ejes que deberían guiar el accionar cultural de modo particular a nuestra ciudad, van por la vereda de un plan mucho más macro y diverso, como lo es el Plan Concepción 2030 y en que está inserto el quehacer del CAC, siendo “la arista de la difusión un tema para nada menor, en que visualizamos una cierta falencia o debilidad. Cómo podemos hace que el gran número que hoy en día consume cultura, pueda ampliarse y al mismo tiempo, pueda ampliarse el concepto cultura a otras cosas más. No relacionadas, directamente, con el arte sino como la manera en que nos vinculamos unos a los otros. Desde ese punto de vista, los objetivos se amplían a un nivel sociopolítico mucho más grande, en donde nosotros pensamos que la cultura debe ser un pilar de desarrollo sostenible junto con lo económico, medioambiental y social. Consideramos que la cultura es un eje de desarrollo de esta nueva sociedad del siglo 21”.
Natascha de Cortillas, artista visual y docente UdeC, aunque se han hecho varios espacios en pos de la cultura local y regional, saldando la cierta deuda con los creadores y artistas, no es un tema cien por ciento cerrado. “Eso está y se agradece mucho de que existan, pero toda la información que ha estado dando vuelta estos últimos tiempos, de las nuevas generaciones y las diversas publicaciones que se han generado, lo que se hace cada vez más imperioso y que se tiene que asumir de manera profesional, de todos los agentes culturales locales comprometidos, es un centro de archivo y documentación. El tener toda nuestra historia disgregada, en distintas parcelas en donde no encontramos un lugar físico donde estén”.
Agregando que “es impresentable que nuestra ciudad y Región no tenga ese lugar que permita leer nuestra historia cultural. Tener un espacio como este permitirá que los mismos investigadores nos encontremos y hagamos nuevas rutas. Es algo sencillo que requiere voluntades políticas y económicas, aunque no es de alto costo”.
Por su parte, para Igor Concha, cantante lírico y director del Conservatorio Laurencia Contreras de la UBB, la gran deuda cultural como ciudad y Región va por el lado de la formación profesional artística, ya sea en artes escénicas como musicales. “En términos generales, es algo de nunca acabar, ya que siempre se necesita más como en todas las áreas. Pero en nuestro caso de la cultura, sobre todo en el lado de la música, si bien el tema de los espacios está relativamente solucionado, tenemos una deuda formativa artística. Tenemos lo preuniversitario, lo que se llama la formación básica en música con buen nivel, pero nuestros talentos tienen que emigrar a Santiago, Valdivia o Talca o dar el salto al extranjero”.
Concluyendo que “la idea es poder ‘alimentarnos’ -de aquí a una década, por ejemplo- de nuestros propios talentos, que no escapen de aquí. No es malo que se perfeccionen fuera de la Región , pero con miras a que vuelvan y aporten al desarrollo cultural local y regional”.