Cultura y Espectáculos

Pedro Aznar en el Teatro Biobío: 35 años de carrera para el más íntimo de sus shows

Por: Samuel Esparza 13 de Octubre 2018
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Era la primera vez de Pedro Aznar en el Teatro Biobío, en ningún caso en Concepción, ciudad que visita casi todos los años, por mucho que 2017 haya sido una excepción. Un debut donde todos ganaron, porque él disfrutó tocar en un lugar digno para sus años de trayectoria, y porque las mil personas que llegaron hasta el flamante salón al borde del río, pudieron deleitarse con los perfectos acordes y sutil voz de uno de los mejores músicos  dados por Argentina en el último tiempo.

Como parte de una gira donde pretende completar 100 presentaciones en Latinoamérica, Pedro Aznar volvió a nuestra ciudad para brindar su nuevo show “Resonancia”, que conmemora 35 años de carrera solista, a través de un recorrido por sus más simbólicas canciones; todo en formato íntimo.

Y fue justamente este último concepto el que predominó en su presentación, una cercanía en muchos puntos reveladora (dada por la alianza entre la calidad acústica del teatro y la virtud propia del artista), sobre todo para aquellos que no conocen a cabalidad una trayectoria que incluye 18 discos, bandas sonoras, recopilaciones y EP.

El concierto que duró algo menos de dos horas, partió con “Because”, cover de The Beatles incluido en su primer álbum “Pedro Aznar” de 1982. Tras ello, recorridos por “Contemplación” (1985) y una bella interpretación de “Chicos de la calle” (David y Goliath, 1995). El entusiasmo iba en aumento con “Barrio Marginal” (Huellas en la Luz, 2001), “Traición”, (Cuerpo y Alma, 1998), “Muñequitos de papel”, (Parte de Volar, 2002) y que ya se desató con “Romance de la luna Tucumana” (Mudras canciones de a dos, de 2003).

En medio, una versión para escuchar a ojos cerrados de “Para Saber cómo es la Soledad”, en un doble tributo al grupo Almendra y  al desaparecido Leonardo Favio. A “Tan alta que está la luna” le siguieron “Quiero decirte que sí”, del disco “Ahora” (2012), “Perdón” (En Vivo, 2002), “Contraluz” (Contraluz, 2016) y “Ella se perdió”.

Al final, no podían faltar “Quebrado”, “A primera vista” y “No hay forma de pedir perdón”, como siempre coreados en masa por el público. El mismo que ya se retiraba cuando el argentino, en un acto casi de improvisación, sentado en el suelo y al medio del escenario, se despidió con una versión a capela y guitarra desconectada de “Love”, de John Lennon.

Un premio final sobre todo para los más fieles, esos que más disfrutaron con la intimidad de un grande.

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