Cultura y Espectáculos

Acércate con precaución: ¿Cómo andamos por casa?

Por: Esteban Andaur 29 de Agosto 2018
Fotografía: Película

Boris Quercia es el director, guionista y actor principal de ¿Cómo andamos por casa? (2018), una <<comedia>> sobre una familia disfuncional. Aunque lo que yo vi fue una familia, lisa y llanamente, malvada. La película falla en el nivel técnico también.

Amparo Noguera interpreta a la esposa. Es la dueña de una tienda de comida de mascotas a la que le va muy mal, y su matrimonio sólo se sostiene por el bien de los hijos: una nadadora con potencial olímpico y un nerd que sufre de matonaje escolar.

Para reactivar la llama en su relación, la esposa no hace nada, y tampoco su marido. Es natural que todos a su alrededor sospechen de un eventual divorcio, lo cual sería una decisión sana; incluso los hijos creen que ese día se acerca.

Sin embargo, me habría preocupado del dilema conyugal si las partes hubiesen sido un poco accesibles, pero ésta es gente odiosa. Es decir, el visionado fue un martirio.

La mujer comienza a ver a un ex, apostador de carreras de caballos, y él la persuade de que apostar es un buen camino para ganar el dinero que necesita para enviar a su hija a competir en Argentina. Por su parte, el marido sólo quiere dinero para comprarse un nuevo auto, ya que está envidioso del nuevo automóvil de su vecino carabinero, y no se aguanta las ganas de competir con él, y ganar, por cierto.

Pero ambos son estafados. Este desarrollo predecible está intercalado con escenas escasas de la hija en sus prácticas, que no alcanzan a desarrollarla como personaje; y escenas del hijo siendo perseguido y agredido por compañeros de colegio, siendo la primera de éstas un flashback, en cámara lenta y con música de fracaso de fondo. Se supone que esto debe hacernos reír, porque se supone que es humor negro. Pero ¿qué hay de gracioso en el bullying? En la vida real, esto nunca es gracioso, sino cruel y doloroso.

Lo que pasa es que en los 80 y 90 las películas y series de televisión orientadas a audiencias jóvenes, usaban a menudo el bullying como fuente de risas; y nunca lo ha sido, es una mentira que nos vendieron por años. Mas no faltan los incautos que lo han aceptado sin cuestionamientos y, desde luego, he de pensar que Quercia es de ésos… ¡si encima su propio personaje le arroja espaguetis a su hijo cuando lo reconviene!

Ninguno de los chistes es efectivo, ya que carecen de lucidez y un punto de vista; son chistes porque sí. Consideremos al colega del padre en la oficina donde ambos trabajan. Apenas vemos al primero, sabemos que es un hombre honrado, presto para consolar a su frustrado amigo y padre de familia; pero dice una palabra erróneamente, y cuando la dice, lo hace en un primer plano, o sea, la cámara enfatiza su error. Y es que tenemos que saber que es un error: ése es el chiste, una palabra mal dicha, porque el personaje que la emite es de un origen humilde y debemos burlarnos de su ignorancia. Ja ja, ¡hilarante!

Y, ay, caray, que está mal iluminado esto. Cuando la familia cena, por ejemplo, los primeros planos de ellos están iluminados con luz cálida, pero cuando el plano se abre a uno general, vemos una luz dura golpeándolos desde la cocina, rompiendo el racord de la mirada, todo mientras una música jocosa nos informa que debemos sonreír ante las tonteras de este clan desalmado.

Otro ejemplo de la deficiente fotografía (además de la dirección de Quercia) se da cuando la madre llega a su casa después del trabajo, entra a la cocina y ve el lavaplatos lleno de vajilla sucia; pero esto último debió haber sido encuadrado en un plano detalle, no en uno general de Noguera de espaldas a la cámara y con el fregadero bien lejos de nosotros. Ah, pero había que ostentar el diseño de producción deslucido con esta composición, la cual cumple con distraernos.

Hay marcas ficticias de tarjetas de crédito y de comida de mascotas que, me imagino, funcionan como parodias de las verdaderas que referencian. Ah, pero el Canal 13, lo único que ve Noguera en el trabajo, aparece como el Canal 13 y ni se molestaron en parodiarlo y, así, darle coherencia a la propuesta estética. ¿Cuál es el sentido de parodiar marcas aquí?

Para empeorar la situación, el filme no está conforme con su humor anodino y se da el placer de regalarnos lecciones de vida. En primer lugar, que si tu intento de infidelidad no da frutos, tienes que operarte los senos y, así, recuperar la vida sexual con tu marido. Y que si el niño que sufre bullying responde amenazando con un revólver a sus agresores, se tiene merecido que éstos lo vuelvan a apalear. En otras palabras, la violencia que emerge del agredido es equiparada a la violencia de sus agresores.

No hay reflexión sobre el uso de armas entre adolescentes ni sobre las consecuencias reales del matonaje escolar, menos sobre la sexualidad de los adultos. Éste es el tipo de historia que necesita comentar sobre sí misma, pero ¿Cómo andamos por casa? no sabe qué es, y ofrece una comedia negra vacía. Perdón, ofrece sólo negrura.

Ahora bien, hay escasas chispas de eficiencia gracias a Noguera y Luis Pablo Román, los únicos actores del elenco que saben jugar con la absurdidad, y sentí yo un tremendo alivio.

A Román, no obstante, lo usan como el blanco inerme de bromas pesadas sobre gallegos y comentarios homófobos. Parece que alguien del departamento de guiones no sabe que si interactúa con un homosexual, no se le va a caer el pene.

Y entonces caí en la cuenta del origen del filme: una particular vertiente de la heterosexualidad masculina que es rancia, despiadada, bruta y chabacana; que percibe los códigos populares como un vicio social; que les roba a las mujeres y a las personas pacíficas y calladas su dignidad e independencia; que si eres un hombre y no quieres unirte al grupo, tienes que ser destruido. Aquel tipo de heterosexualidad masculina que está caduco hace rato, eso que no queremos ver más, y que varios suelen justificar llamándolo <<chilenidad>>.

¿Cuál es el público objetivo de esta cosa? ¿Qué sensibilidad la engendró? ¿Cuáles son los valores que pueblan esa mente y pertenece ésta al siglo XXI? ¿Sabe lo que es una comedia? ¿De veras piensa que esto es entretenimiento? ¿Por qué hizo esto, POR QUÉ!

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