Cultura y Espectáculos

12 horas para sobrevivir: El inicio

La insólita franquicia de 12 horas para sobrevivir ya tiene precuela. Es una película de acción y terror sólida, y de ideas provocadoras sobre el EE. UU. de hoy.

Por: Esteban Andaur 22 de Julio 2018
Fotografía: Película

Esta precuela fue una grata sorpresa para mí. Es la cuarta película de una franquicia, y quizá mi entusiasmo se deba a que las entregas anteriores (ahora tres secuelas) recibieron críticas tan tibias, que no me apeteció ir a verlas al cine. Así que cuando entré a ver 12 horas para sobrevivir: El inicio (2018), lo hice con una mente bien abierta, como siempre, en verdad. Y la peli funcionó.

No puedo ofrecer un juicio comparándola con el resto de la franquicia, algo que entiendo que los fans querrían que yo hiciera. Pero puedo decir, aun cuando no es grandiosa ni perfecta, por qué es buena, y por qué invertirías bien tu dinero viéndola.

La historia transcurre en Staten Island en los años venideros del siglo XXI, pero es un futuro bastante cercano. El gobierno de EE.UU. está colapsado por las altas tasas de delitos y crímenes en el país, además de la sobrepoblación, y elaboran un sofisticado, aunque nihilista plan para corregir el problema: inaugurar una fecha especial, en la que los habitantes de la isla al frente de Nueva York dispondrán de 12 horas para ejercer crimen y violencia sin recibir ningún tipo de castigo de la ley, para que así se liberen de la violencia que reprimen durante todo el año. Encima, serán remunerados si participan del caos y recibirán un bono por asesinar a alguien. Suena como una excusa muy rebuscada como para ser creíble, y tal vez lo sea.

Quienes se enrolan para cometer atrocidades inhumanas son psicópatas, narcotraficantes, delincuentes, y, sobre todo, gente pobre que, en su desesperación, necesita los suculentos bonos estatales y acceden con disgusto. Con esta medida, la organización detrás de la <<purga>>, los Nuevos Padres Fundadores de América, pretenden reformar el orden nacional, algo que, si sale acorde al plan, podrían emular otros países.

Sin embargo, la <<purga>> no está exenta de resistencia, particularmente, de las comunidades afroamericanas y latinas que saben que el propósito verdadero es exterminarlos para mejorar el estilo de vida de los poderosos, en su mayoría blancos. 12 horas para sobrevivir: El inicio se centra en la joven Nya, su hermano menor Isaiah, y el ex de Nya, el señor de la droga Dmitri. Nya se refugia en su iglesia durante la noche de la primera purga, pero Isaiah siente el incontrolable impulso de resarcir su honra masculina y sale a exponerse al crimen, mientras que Dmitri podría enfrentar ciertas traiciones dentro de su grupo de narcos.

Por supuesto, se desata el caos en la noche. Es evidente que en medio de las sombras el peligro no puede ser advertido con facilidad, así que si quieres ver el filme, prepárate para unos cuantos y efectivos jump scares. La violencia es grotesca, pero quizá lo sea más no por lo cruenta que es, sino porque sabemos que no hay una verdadera motivación detrás. Los críticos más draconianos con esta película, la han descartado aludiendo que es demasiado similar a las antecesoras (no puedo ofrecer un parangón al respecto), y porque no se pronuncia de manera profunda sobre sus temas.

Yo arguyo que está bien que no sea profunda. La historia está muy ocupada de exponer temas que subyacen a la cotidianeidad del pueblo estadounidense, como para convertirse en un tratamiento filosófico de éstos. En su lugar, lo que quiere es ser una peli de acción y terror estimulante y chocante, y lo consigue. Además, la premisa le impide ser profunda, como querrían críticos siúticos, pues la violencia que vemos en pantalla, de nuevo, carece de valores que la motiven. Es brutal en un sentido primitivo, elemental de la condición humana; ahora bien, esto en los términos cinematográficos de la explotación (hay guiños de blaxploitation aquí) y de una fotografía enamorada de las luces de neón y las tinieblas. Esta precuela no puede pensar acerca de acciones que no se fundamentan en pensamiento alguno.

Los personajes son simples y consistentes en el metraje; sus problemas son verosímiles, tan básicos como el horror que enfrentan y que emana de ellos, por lo que involucrarse con los eventos del guion resulta fácil. El filme posee una narración económica, las reglas de este futuro nefasto son entregadas con celeridad, y el asunto, simplemente, funciona ante nuestros ojos; y luce muy bien, en especial cuando las luces se van y los ojos de la gente brillan en la oscuridad.

Las escenas finales son un poco flojas. Pese a que están elaboradas con estilo y son ominosas, duran más de lo necesario y se vuelven repetitivas. Lo que mantiene nuestra atención son los carismáticos personajes. Hay química entre Nya y Dmitri y son lo bastante inteligentes y complejos para que colaboren juntos; hay un villano, el enemigo de Isaiah, que es espeluznante, y el descanso cómico, la grosera Dolores, le da al filme la dosis justa de humor en los momentos más inesperados y excesivos, derrochando confianza en sí misma.

Con todo, el desenlace precisa ser categórico; mas como es una precuela, debemos deducir ese carácter absoluto del hecho de que pertenece a una insólita franquicia de películas independientes.

Tiene baches, pero en su objetivo humilde de chocar y entretener, 12 horas para sobrevivir: El inicio cumple con las expectativas. Es una parábola extraña del presente de EE. UU., y a través del derramamiento de sangre nos provoca con ideas oscuras y ambiciosas. Y los afroamericanos y los latinos son los héroes, así que la cosa es buena.

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