La joven penquista, cuyo camino comenzó a trazar hace 4 años, se ha hecho con un nombre y espacio en la ciudad gracias a su habilidad con el dibujo y su impecable técnica de puntillismo.
Sencillez y talento definen de buena manera a Natalia Nieves. Con voz suave y mano firme la joven tatuadora se ha hecho de un nombre y reputación en el ambiente local de las agujas y las tintas.
“La libertad que tienes al hacer esto es impagable, si quieres o no realizas un diseño determinado o un estilo determinado, además, se asemeja mucho al arte callejero, mundo del cual provengo. Se me adecúa mucho el cotidiano de hacer tatuajes, manejas tu propio tiempo, vas por tu senda independiente”, asegura.
Añadiendo que “es algo súper parecido a la vida que tenía antes, puedo viajar al igual que el graffiti, tenemos redes con amigos de otros lados, de otros países, puedo ir para allá o ellos para acá, son ambientes muy similares”.
Desde hace cuatro años que Nieves ha volcado su expertiz en el dibujo a la piel -estuvo como ocho años de “espectadora” de amigos que hacían tatuajes, aprendiendo la técnica y todo lo necesario para que ella emprendiera su propio camino-, senda que ha emprendido a puro pulso y de manera autodidacta. “Nunca he estudiado arte, no lo considero necesario para hacer esto, desde mi opinión. No ha sido fácil llegar a donde estoy, es súper sacrificado, pero satisfactorio. Al principio, no me salían las cosas, pero de a poco se fueron dando, son etapas que uno debe atravesar en pos de lo que a uno le gusta hacer”, sentenció.
Aunque no es muy abierta en realizar los diseños o tendencias de moda en el tattoo, todo va en los clientes que lleguen a su estudio, o sea, siempre se puede llegar a un consenso en los diseños a tatuar. “Lo que hago yo es más como ilustración, como que la gente viene, conversa conmigo , llegamos a una idea, se las dibujo y hago el tatuaje, es como una especie de ‘ritual’, todo se basa en la técnica en la que me especializo”.
En este mismo sentido, Nieves hace hincapié en que si bien en la actualidad el tema de los tatuajes es algo más común y que prácticamente todo el mundo tiene alguno, se han diversificado sus cultores, es decir, “un tatuador hoy en día ya no hace de todo, como era antiguamente, uno se especializa y la gente busca eso, se produce una especie de filtro. Se convirtió en un trabajo más personalizado”.
En cuanto a la técnica que ella en particular cultiva, la artista detalló que “el realismo y puntillismo es el área donde me gusta trabajar, hay que reconocer que es imposible pretender abarcar todo. Y me atrae esta técnica porque, por un lado, me ayuda a enfocarme y controlar mi especie de trastorno obsesivo compulsivo, y, por otro, me relaja. Lo considero como mi especie de terapia”.
Un aspecto interesante y que llama la atención de su trabajo, es las opciones de pago que tiene la artista, pues no tiene una tarifa fija preestablecida, siendo el trueque una opción súper válida. “Es algo que varía en mí y dependiendo de la persona, o sea, lo mínimo son 10 mil pesos, pero si tu vienes con un truque, por ejemplo, de libros, si me gustan lo hacemos de acuerdo al valor de ellos. He hecho trueques por diversas cosas, es algo que funciona bien conmigo”.
Para Nieves, y ya con un “carrete” importante en este terreno, el tatuaje es un arte propiamente tal y con todas sus letras, lejos de ser marcas sin sentido y de carácter casi marginal, “es algo que se siente y se ve reflejado en cada uno de tus diseños, independiente de la técnica, es fundamental que se vea una armonía, una adaptación al cuerpo. Eso es lo que considero como arte, y el tatuaje a superado esto con creces”.
Nieves en la actualidad tiene su estudio en Casa Flotante (Freire 1119). Horas disponibles.