Cultura y Espectáculos

Entrevista a Pablo Calisto, productor del filme La mentirita blanca

Por: Esteban Andaur 28 de Abril 2018
Fotografía: Película.

Esta película chilena fue una de las más comentadas de la última versión de BioBioCine, siendo presentada por su productor en la proyección que tuvo en el Auditorio de Humanidades y Arte de la UdeC.

La mentirita blanca (2017) es una notable película chilena. Creo que, fácilmente, es el filme más comentado de la última versión de BioBioCine. Es sobre un diario de San Carlos al que le faltan noticias y los periodistas comienzan a inventarlas con tal de vender, pero una de las noticias no era tan falsa después de todo.

El debut del director Tomás Alzamora es una comedia negra que mezcla la metaficción y el comentario social, con un guion lleno de ingenio y perspicacia y grandes actuaciones, en especial de Rodrigo Salinas, a quien, luego de esta película, veo como un John Candy nacional: un actor de un físico grande, que es muy carismático y genial para la comedia, y que, sin embargo, posee una vulnerabilidad que lo hace mucho más interesante como intérprete. Él es una revelación en este filme, el cual fue exhibido el jueves pasado como parte de la categoría Hecho en Chile, donde el público es jurado y puede votar por su largometraje favorito. El productor Pablo Calisto la presentó y después de la proyección respondió algunas preguntas del público.

Nos dieron unas papeletas y luego de votar, obviamente, por La mentirita blanca, me acerqué a pedirle una entrevista, pero Pablo se iba a Santiago justo esa noche, así que lo entrevisté por teléfono. Dijo:

<<Con Tomás éramos compañeros en la Uniacc de la especialidad de Cine, y éste fue nuestro proyecto de título. Escribimos el guion, armamos la carpeta de proyecto, e hicimos un teaser y un estudio de puesta en escena de la película, y con todo eso nos titulamos. Y tres meses después, levantamos el financiamiento y rodamos: nos titulamos en diciembre de 2015 y en marzo de 2016 ya estábamos filmando la película en San Carlos. Filmamos allá porque el director es oriundo de San Carlos.

Siempre hablamos de que queríamos hacer una comedia, pero alejada del tipo de comedia que se estaba haciendo en Chile; no nos sentíamos cómodos con ningún referente y tampoco podíamos decir que la película que queríamos hacer se acercaba a alguna comedia que hayamos visto acá en Chile. Entonces eso hacía un poco incómodo que dijéramos comedia como tal, porque siempre supimos que el tipo de comedia que queríamos hacer era súper distinta. Se acercaba mucho más a una comedia negra, o a una sátira. Entonces para definirla un poco y tratar de catalogarla, nosotros hablábamos de una comedia negra, con mucho parecido a lo que intentan hacer los hermanos Coen en EE.UU., o algunos referentes argentinos, más cercanos. Sentíamos que el cine argentino de alguna manera tenía cosas parecidas. Un poquito antes de que saliera esta película, salió una argentina que se llama El ciudadano ilustre (2016), que se parecía mucho en el tono a lo que queríamos contar y, claro, era como una sátira social y política, que era lo que nos interesaba hacer y es la línea que queremos seguir haciendo.

Ésta es una producción muy pequeñita. Es una película chica, de un presupuesto bastante menor. Eso es, principalmente, porque el modelo de producción fue muy sencillo y también muy generoso; es decir, todas las personas alojaban en un internado que nos prestaron en la municipalidad, y hubo un montón de otras cosas que también pudimos ahorrarnos, que fue gracias a la ayuda de mucha, mucha gente. Y toda la plata que pudimos juntar, la invertimos en el equipamiento técnico y humano que sentíamos que era necesario para que la película se viera y se escuchara bien. O sea, la poca plata que tuvimos para hacer la película, la invertimos directamente en cámaras y también en profesionales que supiesen, con poco, hacer que la película se viese bien. Y después, en la etapa de posproducción, lo mismo: tuvimos la posibilidad en algún minuto de hacerla muy sencilla, muy casera, pero siempre quisimos apuntar a lo más alto, entonces juntamos el dinero suficiente para hacer un proceso de posproducción completo, en una muy buena casa posproductora tanto de sonido como de imagen, para que, a pesar de los limitados recursos que teníamos, se viera y se escuchara bien.>>

Colaboraciones provechosas

<<Rodrigo (Salinas) es una persona muy particular, por cómo es su personalidad, por cómo es su forma de ser. Él, en general, es una persona muy auténtica, no es un personaje, más bien es él mismo, pero es sumamente profesional y amigable para trabajar. Fue un riesgo que tomamos con Tomás, de querer trabajar con Rodrigo, en el sentido de que él nunca había hecho una película del tipo que nosotros queríamos hacer comedia, pero más cercana hacia el dramatismo en muchos aspectos. Lo que hicimos fue rodearlo de actores, que si tuvieran esa experiencia y esa formación, más dramáticos, más de teatro, para lograr un resultado del tono de actuación que fuese realista. Pero el talento de Rodrigo es gigante, es impresionante la capacidad que tiene de adaptarse; y el trabajo de Tomás también fue muy, muy bueno en torno a la dirección que le supo dar a Rodrigo, cómo lo fue dirigiendo, cómo lo fue acercando, y de a poquito Rodrigo se fue alejando de su actuación un poco más histriónica y televisiva que tenía, para acercarse a una actuación más cinematográfica, un resultado que nos dejó a todos muy contentos y muy satisfechos. Esto era algo nuevo para Rodrigo, él siempre nos decía que era un desafío hacer esto y lo fue para todos y una experiencia muy buena que incluso queremos repetir en las próximas producciones.

Yo creo que el cine antes que todo es un arte que funciona en base a lo colaborativo. Y en ese orden hay todo tipo de trabajos, unos más cercanos hacia la creación y otros más alejados de eso. Se podría pensar que la producción es un rubro dentro del cine que no tiene mucha cercanía con el acto creativo, pero la verdad es que yo, más que sentirme un artista, me siento un creador; siempre he visto mi trabajo de esa manera, me involucro mucho en los procesos creativos de todas las películas, intento no separar nunca la producción de lo artístico. Para mí, lo esencial es crear una pieza que sea atractiva en todos los sentidos, en el orden cinematográfico, comercial y artístico también, por qué no; y para eso tratamos de reunir a las personas más idóneas. Pero, de todas maneras, tengo mucha cercanía hacia lo estético, hacia lo visual, lo sonoro también: todo trabajo gira en torno a esas preferencias.>>

Sobre hacer cine en Chile

<<El financiamiento es algo complejo, es uno de los problemas principales que afectan a nuestra industria cinematográfica, porque, obviamente, las fuentes de financiamiento son limitadas. Muchas producciones se reducen, solamente, a buscar financiamiento en los fondos concursables, públicos, nacionales e internacionales, y esos cupos son limitados y muchas veces terminan siendo disputados por los mismos cineastas. Entonces es algo difícil. Pero, por otro lado, tenemos una ventaja, si se quiere pensar de esa manera, de que es posible todavía hacer producciones cinematográficas con presupuestos menores, porque es una industria que todavía no está tan desarrollada, y que nos permite hacer piezas con presupuestos que en otras partes, internacionalmente, o en industrias como la europea o en EE.UU., sería imposible.

Por ejemplo, el caso de La mentirita blanca, que es una película muy chiquitita, pero que después de que se termina, es un producto súper competitivo y comercial a nivel del mundo. Eso para nosotros es una ventaja. A pesar de que tu proyecto sea muy pequeño, uno tiene acceso también a grandísimos profesionales, técnicos, actores, los mejores que uno pueda querer. Nos gustaría a todos que la industria fuese creciendo poco a poco, y avanzando, industrializándose, profesionalizándose, pero por ahora vamos en ese camino. Pero la realidad es que es una industria muy pequeña que deja poco, pero que nos permite muchas producciones cinematográficas muy diversas y a bajo costo.

En la productora Equeco intentamos hacer productos de total calidad, innovadores, que tengan alcance en el público nacional e internacional. O sea, piezas que vengan a refrescar el lenguaje cinematográfico y la cartelera en la medida de lo posible. Nos gusta trabajar con gente muy joven. Ahora estamos trabajando en el segundo proyecto de Tomás Alzamora, que se llama Pepperoni; pero también trabajamos con otros directores, todas primeras o segundas películas, que, en general, son directores muy talentosos y tienen mucho que aportar, tienen algo nuevo que decir. Ésa, principalmente, es nuestra mayor búsqueda, es ser un aporte a la diversidad cinematográfica, ser un aporte en la cartelera, demostrar que se pueden hacer cosas de total calidad y que logren cautivar al público nacional.>>

En la ceremonia de clausura de BioBioCine, La mentirita blanca ganó el premio Hecho en Chile.

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