Una semana gloriosa para el Rock
25 de Febrero 2018 | Publicado por: Francisco Bañados
Hace rato que muchos repiten como loro que el rock está muriendo. Que los discos ya no se venden, que no hay renovación, que la emblemática firma de guitarras Gibson está en la quiebra. Que por primera vez los Grammys ni siquiera televisaron los premios en esa categoría. Sin embargo, basta levantar una piedra para descubrir que los falsos profetas de la industria se equivocan: más aún cuando esa piedra pesa tanto como Queens of the Stone Age, banda de Palm Desert que el miércoles tuvo la oportunidad de demostrar, en su cuarta visita a Chile, por qué su carismático líder Josh Homme se está transformando en el sucesor natural de los viejos estandartes del rock, hoy en el ocaso de sus carreras.
En el Movistar Arena de Santiago se centraron principalmente en sus dos últimos discos, Like a Clockwork (2013) y Villains (2017), trabajos que dan testimonio de su evolución y que constituyen un verdadero manual de cómo el género debe reinventarse para encontrar nuevos derroteros, sin traicionarse a sí mismo. Las canciones de Villains, en efecto, sonaron monumentales, con un peso y una intensidad superior al estudio (su producción favoreció sonoridades “bailables”), a la par de su repertorio más clásico de discos fundacionales, como Songs for the Deaf, para el frenesí de los asistentes a la cancha.
Si para los 15 mil fans que atiborraron el Arena Movistar el miércoles, no fue una sorpresa la catársis que les provocó escuchar a una de las bandas más relevantes del momento, para miles de chilenos sí lo fue descubrir, el jueves, el gran momento por el que atraviesa Europe, en su retorno al Festival de Viña después de 28 años.
Y sí, los suecos le taparon la boca a quienes esperaban encontrar un mermado show de la nostalgia, a fuerza de revivir los manoseados singles de 1986, The Final Coundtown y Carrie, con un set que en un 50% estuvo compuesto por canciones de sus 6 discos posteriores a la reunión de 2004. Un material maduro, contundente, a ratos épico y sin guiños a su pasado, que no palideció frente a los clásicos, les ayudó a conquistar a una audiencia mayoritariamente volcada al pop y a lo desechable, demostrándole a todos que el Rock sigue siendo una fuerza incontenible, capaz de unir generaciones, sin recurrir a los penosos autotunes y efectos chabacanos.
Qué duda cabe, ésta fue una esperanzadora semana para el Rock, y una gran semana para la música. La de verdad, esa que trasciende modas y épocas.