Cultura y Espectáculos

Nicanor Parra (1914-2018): “Llore si le parece, yo x mi parte me muero de risa”

Por: Mauricio Maldonado 24 de Enero 2018
Fotografía: Pulso

Con 103 años de vida, el antipoeta falleció ayer en la comuna de La Reina, dejando tras de sí un inmenso legado que trasciende a lo puramente literario. Académicos y escritores locales se refirieron a su partida y su fuerte lazo con la UdeC, casa de estudios que en 1996 lo nombró Doctor Honoris Causa.

Epitafio

De estatura mediana,

Con una voz ni delgada ni gruesa,

Hijo mayor de profesor primario

Y de una modista de trastienda;

Flaco de nacimiento

Aunque devoto de la buena mesa;

De mejillas escuálidas

Y de más bien abundantes orejas;

Con un rostro cuadrado

En que los ojos se abren apenas

Y una nariz de boxeador mulato

Baja a la boca de ídolo azteca

-Todo esto bañado Por una luz 

 entre irónica y pérfida-

Ni muy listo ni tonto de remate

Fui lo que fui: una mezcla

De vinagre y aceite de comer

¡Un embutido de ángel y bestia!

 

No podía ser de otra manera. En el día de los nominados a los premios Oscar 2018 (donde  “Una Mujer Fantástica” quedó como finalista  en la categoría Mejor Película Extranjera) y el anuncio del gabinete del nuevo Gobierno, la muerte de Nicanor Parra, a los 103 años de edad, se llevó toda la atención, opacando cualquier otra  noticia.

Muy a su manera y estilo, Parra se va el mismo día en que hace tres años atrás también dijo adiós Pedro Lemebel, uno de entre los tantos seguidores de la obra del reconocido antipoeta.

Una partida que si bien caló hondo a lo largo de todo el país, no fue tan sorpresiva debido a su avanzada edad. “Era una muerte esperada, o sea, estaba dentro de lo normal con sus 103 años. Queremos celebrar lo que fue su vida no lamentar su muerte”, acotó María Nieves Alonso, doctora en Filología Hispánica, docente del Departamento de Español UdeC y amiga cercana a Parra.

Alonso destacó el fuerte vínculo del poeta y físico matemático con la Universidad de Concepción, casa de estudios que le otorgó el grado de Doctor Honoris Causa el año 1996, nombramiento que vino incluso mucho antes que otros destacados reconocimientos, como el Premio Reina Sofía (2001) o el Premio Miguel de Cervantes (2011). “Celebramos su vínculo con la universidad, el cual ha sido muy importante, ya que aparte de ser Doctor Honoris Causa, fue parte de diferentes Escuelas de Verano, ya sea de manera presencial como tópico. Hicimos un seminario de homenaje en el Foro, ocasión en que los alumnos pintaron grafittis con algunos de sus ecopoemas y chistes para desorientar a la poesíapolicia. También hizo un recital multitudinario, donde tuvimos un encuentro gastronómico en su honor, oportunidad en que terminó comiendo humitas. Los recuerdos con Nicanor son muy positivos, literarios, humanos y cercanos”.

Palabras a las que añadió que “la UdeC lo reconoció muy pronto porque fue uno de los grandes actores de los Encuentros de Escritores de Gonzalo Rojas y hay un número de la revista Atenea en que él escribió  un importantísimo trabajo”.

Para Mario Rodríguez, también docente del Departamento de Español UdeC, profesor emérito UdeC y amigo de Parra, “se muere el poeta más importante de la lengua castellana, creo que hay consenso en este sentido y de la revolución que él realizó en la poesía con su proyecto antipoético. Lo conocí en el Pedagógico de la Universidad de Chile donde trabajamos juntos el año 1965 en adelante. Fue muy cercano a la gente del Departamento de Español UdeC”.

En este sentido, Rodríguez profundizó que “él refiriéndose a su alma mater, la Universidad de Chile, decía que ‘tengo mejor lejos que cerca’, al decir que una universidad regional, alejada de Santiago, que le hizo los primeros reconocimientos a nivel académico”.

 “Inmortal”

Más allá de lamentar la noticia, Darwin Rodríguez, poeta tomecino y fundador de la editorial Al Aire Libros, reflexiona sobre Parra y el premio que quizás -al igual que Borgues- le falto ganar, aunque muy en sintonía con la irreverencia de lo dejado por el oriundo de San FAbián de Alico. “Fue una noticia ciertamente sorpresiva para un inmortal. Me hace pensar ahora en Parra al Nobel, era lo que él hacía, contrariaba las reglas, y no sería algo ajeno a él. Premio que es para los vivos, pero él es un vivo”.

Para Mario Cabrera, presidente de la Corporación Cultural del Teatro Regional y amigo personal de Pedro Lemebel, la obra de Nicanor vivirá por siempre, “es un verdadero gigante, pese a todo lo que se diga o farandulice es un referente indiscutido, produjo un cambio radical en la poesía de habla hispana. Hemos perdido al mejor poeta chileno contemporáneo y hace tres años al mejor cronista nacional. La ‘visagra’ entre ambos también está muerto: Roberto Bolaño, quien admiró a ambos con devoción”.

Por su parte, Tulio Mendoza, destacado poeta local no hay que caer en exageraciones sobre si murió el poeta más importante del continente, “quizás a Parra tampoco le hubiera gustado eso. Hay muchísimos poetas de alto vuelo que la gente en general ni siquiera conoce. Se fue un poeta que conquistó, domesticó y comunicó un tipo de lengua propicia para las multitudes, lo cual no es algo menor, pero tampoco indicio de que fuera el mejor. Como dice el poeta español Juan Carlos Mestre, ‘los poetas no son caballos de carrera, no se trata de eso’. La escritora y ensayista Fabienne Bradu, biógrafa de Gonzalo Rojas expresó en un momento ‘voy a aventurarme a decir una cosa que no está en la biografía pero creo que sucede también. Yo creo que Parra cayó en la antipoesía por su incapacidad de manejar la poesía con ‘P’ mayúscula. Es una hipótesis mía y la digo con todas las reservas del caso, pero creo que allí hubo dos caminos que se separaron, porque Nicanor se dio cuenta que no podía escribir una poesía a la altura de la de Gonzalo y de la de muchos otros, y fue abriéndose esa brecha cada vez más, hasta terminar por no juntarse nunca’”.

Mendoza igual hizo hincapié en la triste coincidencia entre la partida de Parra y Lemebel al recalcar que “ambas muertes se hermanan en un abrazo irreverente, desde todo punto de vista. Ambos iconoclastas, como tiene que ser un artista, un creador, un intelectual, sin concesiones, aunque muy diferentes también desde muchos frentes de la contracultura que no es otra cosa que la cultura vista desde la otra orilla, desde la poesía, la otra voz de la cual nos habla Octavio Paz”.

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