Documental, que se exhibió en la ciudad en el ciclo Miradoc, aborda un particular hurto de arte ocurrido en 2005.
Fue una historia que llamó la atención no solo en el país, sino que traspasó sus fronteras. Y ahora, con “Robar a Rodin”, documental que se exhibió recientemente como parte del ciclo Miradoc, lo sucedido en el Museo de Bellas Artes de Santiago, en junio de 2005, alcanzó una nueva dimensión.
Cristóbal Valenzuela, su director, junto a Luis Emilio Onfray, protagonista del hurto y también del filme, estuvieron en Concepción, y se refirieron al impacto que ha logrado este trabajo. “Fue más divertido de lo que pensábamos, no esperaba que generaba tanta risa ni tanto aplauso… Uno está un año y medio editando, entonces pierdes un poco la perspectiva. Se ha ido cumpliendo lo que pensábamos, hemos circulado por festivales, ganado premios. Ha funcionado”, dijo Valenzuela.
Onfray comentó que “vengo de un espacio diferente, y dejando de lado que yo salgo, lo encuentro un documental bien hecho, con harto oficio. La gente lo ha recibido como una gran interrogante, y va un público bien transversal, desde jóvenes a adultos mayores. De cierta manera reconocen el nivel del trabajo, y surgen varias inquietudes, que es lo que más rescato, como qué es una obra de arte, qué hace un artista, que son como atemporales. Me parecen pertinentes esos diálogos, que son atemporales y permanentes, y lazos entre el arte y el ser humano”.
El filme se centra en lo ocurrido en 2005, cuando los guardias del Museo Nacional de Bellas Artes notaron que una millonaria escultura de Auguste Rodin había sido robada. 24 horas después, un tímido estudiante de arte (Onfray) regresa la pieza argumentando que la había robado como parte de un proyecto artístico en que quería comprobar que “una obra de arte estaba más presente no estando”.
“Me senté a escribirlo seriamente, con dos guionistas, el 2011 y terminamos este año. Este caso fue muy cercano, pues estudiaba cine en Arcis, y él también estaba ahí. Uno estaba acostumbrado a acciones subversivas, pero siempre relacionado a lo político. Y después aparece esto, que era como un acto terrorista-artístico. Lo encontré interesante, me quedó dando vueltas, investigué y después entra Emilio, que es el protagonista del documental”, indicó Valenzuela.
Del futuro del filme, señaló que “esperamos que se abra pronto al público en plataformas digitales, y también ir a algunos festivales. Mi sueño es que se transforme en una película de culto”.