Cultura y Espectáculos

Los pecados de los padres

Dos libros que tocan temas muy disímiles. Uno escrito por el hijo del máximo narcotraficante que ha conocido el planeta, y otro por uno de los más famosos autores de novelas sobre espías. Se leen en forma muy parecida, debido a los traumas que dejaron en ellos la figura de sus respectivos progenitores.

Por: Diario Concepción 02 de Abril 2017
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Dos libros que tocan temas muy disímiles. Uno escrito por el hijo del máximo narcotraficante que ha conocido el planeta, y otro por uno de los más famosos autores de novelas sobre espías. Se leen en forma muy parecida, debido a los traumas que dejaron en ellos la figura de sus respectivos progenitores.

Carlos Basso
Periodista y escritor

Editorial Planeta acaba de publicar en Chile dos libros que por fuera parecen muy distintos, pero que por dentro revelan una similitud casi escalofriante, pues en esencia de trata de textos autobiográficos, escritos por hombres que fueron hijos de padres controversiales, por decirlo suavemente, y que de algún modo ajustan cuentas con ellos.

El primero es "Pablo Escobar, in fraganti", firmado por Juan Pablo Escobar Henao, hijo del que fuera en su momento uno de los hombres más crueles del mundo, el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, figura que en los últimos años se ha visto potenciada por una avalancha de soap operas, series de TV (como la exitosa "Narcos"), documentales y libros de distinto sino. 

En nombre el padre

En medio de todo ello, hace tres años Escobar Henao publicó "Pablo Escobar, mi padre", libro que relataba los hechos vinculados a la vida y muerte de su progenitor desde una perspectiva bastante crítica, pero comprensiva al mismo tiempo, extraña mezcla a la cual de algún modo se ven inclinados todos los parientes de grandes criminales, como sucede también en el libro "El rey de la cocaína", escrito por Ayda Levy, viuda de Roberto Suárez, el máximo padrino del mundo narco antes de Escobar. 

Ahora, acaba de llegar a Chile el segundo libro de Escobar Henao, el que cuenta una serie de detalles inéditos respecto de su padre, como su relación con el grupo subversivo M-19, pero además –y quizá sea lo más interesante- se interna en los meandros de su mente y en la carga que lleva por ser hijo de Escobar. 

Ello no solo lo conduce a enumerar un listado de errores que a su juicio cometió la serie "Narcos" (que es una serie de ficción, por lo cual no pretende ser un reflejo fiel de la realidad), sino también a buscar a los viejos asociados de su padre y tratar de entender todos los crímenes que cometió.

Al mismo tiempo, quizá lo más llamativo sea el diálogo que sostiene con Aaron Seal, hijo de Barry Seal, quien fuera el líder del grupo de pilotos con que contaba Escobar para internar droga a Estados Unidos, la famosa "Marihuana air force".

La historia de Seal (que en diciembre veremos retratada en la película "American made", protagonizada por Tom Cruise) es bastante conocida: atrapado por la DEA, al agencia antidrogas estadounidense, se vio forzado a colaborar y su traición fue descubierta por Escobar Gaviria, quien lo mandó a matar.

Muchos años después de eso, Escobar hijo recibió un mensaje de Seal hijo: "solo quiero que sepas que hace mucho tiempo perdoné a tu padre por haber –supuestamente- pagado por el asesinato de mi padre". 

A partir de ello, los hijos de ambos narcotraficantes terminaron encontrándose, en una reunión catártica donde además de hablar sobre los crímenes de sus progenitores cuentan cómo fue crecer con ese peso sobre sus espaldas, en un diálogo muy sobrecogedor. 

El hijo del espía

El segundo libro, "Volar en círculos", es la biografía del famoso novelista John Le Carré, ex espía de los servicios de inteligencia británicos y autor de una serie de exitosos libros sobre el mundo de la inteligencia, varios de ellos protagonizados por George Smiley. 

El libro de Le Carré es pródigo en contar cómo funcionan las dos principales agencias de espionaje británicas (el MI-5 y el MI-6), en relatar anécdotas sobre la diplomacia en la época de la guerra fría, en contar cómo escribe (lo que siempre hace a mano, con un simple lápiz), en reflexionar sobre la realidad y en la ficción y otros temas extremadamente interesantes y llamativos.

Sin embargo, lo medular del libro se encuentra hacia el final, cuando narra que su padre, a quien simplemente llama "Ronnie" no era más que un estafador, un hombre "adicto a las crisis y a las actuaciones, un gran orador que no conocía la vergüenza y sabía meterse al público en el bolsillo, un mitómano seductor y persuasivo que se consideraba el hijo predilecto de Dios y destrozó la vida de mucha gente". 

Según explica, "Ronnie" era el típico chico de barrio que una y otra vez se mete en problemas, que entra y sale de la cárcel y que además fingía un "aire de santidad herida cada vez que alguien se atrevía a dudar de su palabra".

Sin dramatismo, describe a su madre como una mujer intrascendente, al punto "que no olía a nada" y asevera que "hoy no recuerdo que en la infancia tuviera ningún afecto, excepto por mi hermano mayor, que durante un tiempo fue mi único padre" admitiendo, respecto de su padre, que "matarlo fue una de mis primeras preocupaciones y todavía persiste a ratos, incluso después de su muerte".

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