Cultura y Espectáculos

Moonlight es una obra maestra del cine queer

3 premios Óscar obtuvo esta cinta: Mejor Película, Actor de Reparto (Ali) y Guión Adaptado (Jenkins y McCraney).

Por: Diario Concepción 02 de Marzo 2017
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3 premios Óscar obtuvo esta cinta: Mejor Película, Actor de Reparto (Ali) y Guión Adaptado (Jenkins y McCraney).
 

Esteban Andaur
Contacto@diarioconcepcion.cl

Moonlight (2016), dirigida por Barry Jenkins y adaptada de la obra de teatro In Moonlight Black Boys Look Blue, que nunca se produjo, por él mismo y el autor de ésta, Tarell Alvin McCraney, es una obra maestra del cine queer estadounidense. Cuenta la historia de Chiron, narrada de una forma atípica, ya que consiste en un tríptico o, en términos dramatúrgicos, tres actos, cada uno de los cuales abarca un momento específico en la vida del personaje.

El primer episodio, titulado "Little", cubre la infancia de Chiron, cuyo apodo es Little. Son los 80. Él es un niño afroamericano de un barrio pobre de Miami. Él es tímido, por ende, los otros niños lo acosan y maltratan. No sabe todavía que es homosexual. Su mejor amigo, Kevin, es el único niño que se acerca a jugar con él sin miedo ni odio. Chiron no posee una figura paterna; vive solo con su madre drogadicta, Paula. Sin embargo, Juan, el traficante cubano que le suministra droga a ella, es quien lo acepta y le enseña a decidir quién quiere ser y a respetar su identidad.

El segundo episodio se llama "Chiron", y es sobre su dura adolescencia, donde la violencia de sus compañeros de escuela se recrudece, al igual que la adicción de su madre. Y en el tercero, "Black", vemos a un Chiron adulto, con un cuerpo musculoso y una actitud agresiva, convertido él mismo en un traficante de drogas y ataviado como su mentor Juan.

La película es una representación simple, directa, sin ningún tipo de artificios, sobre los homosexuales afroamericanos que crecieron en Miami durante las últimas décadas del siglo XX. Es un relato genérico al mismo tiempo que íntimo, y nuestra interpretación de éste depende de los matices que nos entregan los diálogos y el lenguaje facial y corporal de los personajes.

Necesitamos que la cámara nos ofrezca cada detalle de los comportamientos de Chiron y quienes lo rodean, para entender qué se esconde tras sus motivaciones, o qué motivaciones tratan de esconder. El trabajo de fotografía a cargo de James Laxton es impecable, encontrando motivos inesperados en lo mundano, e implicándonos en los procesos vitales de Chiron, ya sea cuando Juan le enseña a Chiron a nadar, escena que evoca un "bautismo" en que a Little le permiten disfrutar de sí mismo en el agua, o en intensos primeros planos que sostienen las escenas más complejas y dramáticas del filme.

Capítulos en detalle

Los títulos de cada capítulo parecen enigmáticos al principio, pero en el fondo, no pueden ser más directos. El primero se llama "Little" no sólo por el apodo de Chiron, sino porque él, siendo visiblemente más bajo en estatura que los otros niños de su edad, se siente disminuido por una identidad a la que no sabe qué palabra adjudicar, ni cómo vivirla, ni siquiera si existe un espacio en el mundo donde pueda ser libre.

El segundo se llama "Chiron", pues es durante la adolescencia del muchacho donde éste vive experiencias en que desarrolla su sexualidad, entre un momento de dulce complicidad, y en otro de una violencia brutal, donde responde con la misma violencia para defender quién realmente es. En un mundo intolerante, nadie sabe qué hacer.

Mientras que el nombre del tercero, "Black", obedece al apodo de Chiron, ya adulto, una vez convertido en traficante. Ése es el elemento trágico del capítulo: si Juan era un traficante porque él era así, Chiron, en cambio, se convirtió en uno ante la hostilidad de un mundo que no lo entiende, y que lo ha agredido y castigado tanto durante toda su vida, que él ya ha renunciado a toda posibilidad de vivir su orientación sexual, ya sea abiertamente o a puertas cerradas. La sociedad lo marginó, y él acabó adoptando el margen de ésta, el crimen y la delincuencia. Y es aquí donde Moonlight llega a una bella y desoladora circularidad con el primer episodio, palmaria en la naturaleza de los títulos de ambos, pero también en cómo Chiron aplica las lecciones de Juan de maneras incorrectas.

Moonlight, al igual que una obra de teatro, depende enteramente de sus actuaciones. Mahershala Ali es impresionante en su comedida, compasiva, interpretación de Juan. Por ejemplo, en el momento en que Juan imita a una cubana, Ali dice el diálogo en inglés, no en español, y le agrega un acento inconfundiblemente cubano. El actor pudo haber elegido no hacerlo; mas el hecho de que lo logró es prueba de su gran talento y compromiso con el papel.

Además, se podría considerar a ese pequeño momento como uno de los pocos graciosos del filme.

Moonlight es un drama denso, no un entretenimiento convencional. Se concentra de lleno en la psiquis de Chiron. Podríamos pedirle más sentido del humor, para dotar de más texturas a la narración. No obstante, estos momentos habrían sido artificiales y habrían lastimado la historia. Y tampoco los momentos dramáticos son convencionales. Simplemente, el espectador vive la vida de Chiron.

Naomie Harris personifica a Paula, la madre drogadicta de Chiron. Sus escenas son breves, pero poderosas, en cuanto vemos a Paula envejecer treinta años, y bascularse entre la adicción y la recuperación, el rechazo a su hijo y su amor incondicional por él. Tanto Harris como Ali logran sugerir trasfondos mucho más complejos para sus personajes, emergiendo éstos como verdaderos seres humanos.

Sin embargo, Trevante Rhodes, quien interpreta a Black, es el actor clave de Moonlight.

En el último capítulo, demuestra la trágica dualidad que Chiron ha tenido que asumir como su única forma de supervivencia, sin convertirse en un hombre malvado, aunque incorporando los códigos de los malos hombres. Cree que es uno de ellos. Ha cargado con un sufrimiento que no ha podido expresar ni sanar, y el actor consigue que la película nos haga testigos y partícipes de una vida triste, real, inspiradora, cuando por fin le manifiesta su dulzura a un hombre que le enseña formas de afecto nuevas y liberadoras.

Y es "Black" el capítulo fundamental de Moonlight, donde se cristaliza su retórica emocional. Recién a sus veintitantos años, Chiron es capaz de acercarse sexualmente a otro hombre. Su deseo va más allá de la libido. Él necesita sentirse amado, cuidado, respetado, y disfrutar de otro hombre y dejarse ser disfrutado por éste. El momento no es gráfico. Sucede en las miradas y las palabras, y en caricias mínimas, abrumadoras de verdad y dolor. La película consigue representar el sexo como algo necesario y saludable, esencial para vivir en armonía con uno mismo y el mundo.

Es la clase de discurso sexual que se aleja de la mayoría de las representaciones del sexo en el cine, incluso de los filmes queer más populares. La necesidad sexual de Moonlight es verdadera, aunque no común a todos los homosexuales, y común a varios heterosexuales también.

Moonlight es una película delicada y universal sobre vidas ordinarias, hasta ahora sin un espacio en el cine, elevadas a alturas poéticas. Es una de las películas más importantes y revolucionarias de la década.

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