Hace un tiempo confecciona kalimbas, que, aseguró, "merecen la oportunidad de masificarse, porque apaciguan, enternecen. La gente, por su sonido, se rinde ante ellas".
Hace un tiempo confecciona kalimbas, que, aseguró, "merecen la oportunidad de masificarse, porque apaciguan, enternecen. La gente, por su sonido, se rinde ante ellas".
Para instrumentos más populares, como una guitarra o una batería, es más simple encontrar quien los fabrique. No para otros, como la kalimba. Y en Concepción hay alguien que las hace desde tiempo. Es Alejandro Cárdenas, quien además de ser luthier, también es músico y diseñador industrial.
"Tiene que ver con juntar ambas cosas, la música con el diseño. Soy constructor de este instrumento mezclando ambos oficios. Eso primero. Cuando lo conocí, aún no estaba en el mercado, entonces empecé a fabricarlo y nació el gusto por este oficio, hace unos 15 años", señaló.
Al respecto, agregó que "antes internet no era tan masivo como ahora, y la globalización ha hecho que este tipo de instrumentos llegue a todo público. La gente busca otras sensaciones, está de moda el misticismo, de la Tierra, y puede asociarse a eso. Este instrumento tiene un sonido particular, hipnotizante, tiene muchas cualidades. Es como un sonido de agua hacinada, evoca muchas cosas. Fue la cajita musical de la época industrial, a todos nos hicieron dormir con ese sonido, está en el inconsciente colectivo".
Por eso, Cárdenas señala que tiene un valor especial el fabricarlo. "Hay mil personas que hacen guitarras, mil fábricas de bajos, es una industria con muchas oportunidades, variedad y calidad. No tiene mucho sentido, mejor hacer algo que está en pocos lados, y si lo haces bien le das un plus. Puedes jugar con nuevos códigos, aparte estás recreando un instrumento que tiene miles de años, no es algo de ahora, es una cuestión casi prehistórica. Tiene un trasfondo especial", señaló.
Sobre los resultados de fabricar este instrumento, indicó que "esto tiene que ver con algo que a uno le gusta hacer, y obviamente le buscas lo comercial, que funciona bien, porque te piden de todos lados. Como no lo hace tanta gente, no está tan a la mano, si tú entregas un buen producto logras muchos clientes. Pero igual no es un objeto de primera necesidad, entonces en ese contexto uno tiene que acompañarlo de otros oficios, no puede ser el 100% de lo que uno hace. Pero como es milenario y se está difundiendo, hay un nicho. Hay algo de misterio en el timbre del sonido que a todos les fascina".
Este oficio también le permitió ser parte de Kalule, un grupo que se originó gracias a su labor como luthier.
"Este instrumento gesta la banda. Cuando vendía instrumentos, hace 15 años, los ofrecía en lugares, porque no había Facebook ni otros medios así. En la ciudad visualizabas a quién le podías ofrecer un instrumento como este. Una persona me enganchó, y estaba tan bien hecho que lo cautivó y ahí nació la banda. Nos hicimos amigos con esta persona y empezamos con este proyecto a propósito de sonidos como el de la kalimba".
De la actualidad de Kalule, señaló que "pronto estaremos en la banda sonora de Johnny 100 pesos 2, tratamos de hacer menos cosas, pero más poderosas. Tenemos seis discos editados, el último, Afronterizo, fue lanzado en 2016 y fue nominado al disco del año en el género rock de raíz de Radio Futuro. La música la subimos a las redes, creo que es una banda de culto a esta altura. Hay mucho material hecho, viajes por Chile, Latinoamérica. El grupo está vivo y tiene hitos importantes".