Resulta toda una sorpresa la actuación de Andrew Garfield como el sargento Desmond Doss, el primer hombre en la historia de E.E.U.U en recibir la Medalla de Honor sin disparar un solo tiro.
Resulta toda una sorpresa la actuación de Andrew Garfield como el sargento Desmond Doss, el primer hombre en la historia de E.E.U.U en recibir la Medalla de Honor sin disparar un solo tiro.
Mauricio Maldonado Quilodrán
mauricio.maldonado@diarioconcepcion.cl
Uniéndose a las "grandes ligas" de los directores con destacadas cintas bélicas -como Spielberg, Coppola, Eastwood, entre otros- Mel Gibson se inscribe con un film sólido y a ratos brutal, con instantes emotivos y otros derechamente sangrientos, muy sangrientos, y que nos muestra lo cruel que puede ser una guerra.
Hacksaw Ridge (Hasta el último hombre), cuenta la historia verídica de Desmond T. Doss (personificado por Andrew Garfield) joven quien, contrario a la violencia y a la utilización de armas, se enlista para ir a la Segunda Guerra Mundial como médico -pese a no tener dicha formación profesional- sirviendo en la Batalla de Okinawa, convirtiéndose en el primer hombre en la historia de Estados Unidos en recibir la Medalla de Honor, sin disparar un solo tiro.
Dividida en tres momentos, el film arranca con la presentación del personaje y su entorno familiar, en el cual su padre -encarnado por Hugo Weaving, agente Smith en Matrix-, ex héroe de la Primera Guerra Mundial, gatilla en él su convicción de convertirse en objetor de conciencia (negativa a acatar órdenes o leyes, o a realizar actos o servicios invocando motivos éticos o religiosos), esto tras sus arranques de violencia hacia su madre producto del alcohol.
Fiel a su condición religiosa de cristiano adventista del Séptimo día -ayudar sin cometer actos de violencia, y mucho menos empuñar un arma- conoce a la enfermera Dorothy Schutte, de quien se enamora y también aprende de procedimientos médicos.
Ya en el ejército, y como segunda gran parte, Doss recibe el desprecio de sus compañeros y superiores (que lo catalogan de cobarde) en cuanto a su condición de objetor de conciencia, por lo cual, y por su negativa a utilizar su arma -conocimientos necesarios para completar su formación militar-, es llevado a juicio por desacato a la autoridad, por lo que sería condenado a varios años de cárcel.
Finalmente, y gracias a la intervención de su padre, se le es permitido a Doss ir al frente de batalla, siendo destinado a la toma de Okinawa. En esta parte, la más decisiva y central de la película, Gibson desplega todo lo sangriento y gráfico que también ha mostrado en sus otros films (Breakheart, La Pasión de Cristo, Apocalypto), y que se podría comparar con el desembarco de Normandía, batalla graficada por Rescatando al Soldado Ryan.
Entre miebros desgarrados, bombas y balas a quemaropa, soldados partidos a la mitad, Doss se abre paso curando y mitigando el dolor de los caídos. Aquí sorprende la capacidad de emocionar y conmover de Garlfield, quien en la decisiva escena del rescate de sus compañeros -que en total fueron más de 75- a través de una cuerda por un alto risco, se gana el respeto y admiración de todo el batallón, que luego de 82 días de cruenta pelea, se quedan con esta isla japonesa.
Un gran film de impecable sonido y realismo que traspasa la pantalla -parece que uno fuera parte de la batalla- y que se perfila como una de las grandes candidatas a llevarse una estatuilla el próximo 26 de febrero en la 89° entrega de los Óscar.