Cultura y Espectáculos

Los tontos que sueñan: La La Land

El segundo filme de Damien Chazelle, que intentó realizar durante años, es un musical melancólico que empató con La malvada (1950) y Titanic (1997) el récord de nominaciones (14).

Por: Diario Concepción 27 de Enero 2017
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El segundo filme de Damien Chazelle, que intentó realizar durante años, es un musical melancólico que empató con La malvada (1950) y Titanic (1997) el récord de nominaciones (14).

 

Esteban Andaur
Contacto@diarioconcepcion.cl

Mia (Emma Stone) ha llegado a Los Ángeles con una maleta llena de sueños. Es una aspirante a actriz. Trabaja en una cafetería en los estudios de la Warner Bros. Tiene talento para escribir guiones.

Sebastian (Ryan Gosling) es un pianista que sueña con abrir su propio club de jazz, para que la gente aprecie este género de la música ya bastante olvidado y desdeñado. Guarda esperanzas de hacerlo renacer de las cenizas, como un ave fénix, y hacer que el sonido se escuche tan actual como en los 20 y los 30.

Son similares en su pasión por sus respectivas vocaciones, aunque sueñen con diferentes resultados. Que estos dos sujetos se encuentren en cualquier lugar una y otra vez pareciera ser una broma del destino. Ah, eso es hasta que Mia y Sebastian ceden al destino, empiezan a conocerse, y a amarse. Una historia de amor en la que el romance y los sueños grandes suelen chocar entre sí, simplemente, tiene que ser un musical.

La La Land (2016), el segundo largometraje de Damien Chazelle (Whiplash [2014]), es un poema de amor a la tradición del cine musical hollywoodense de los años 30, 40, 50, 60 y, quizá, hasta los 70. Incluso se versionan clásicos del pop de los 80. Ahora bien, el relato transcurre en el presente, puesto que hay celulares y computadoras. Aunque, en realidad, transcurre en la singular percepción estética del presente de Chazelle.

Todas las épocas confluyen aquí no sólo para evocar, a través de la música intemporal (como el pop o el jazz) y el diseño de producción y de vestuario (inspirados, sobre todo, en los 50 y 60), la historia del género musical en el cine; sino para crear una ilusión de un universo cinematográfico propio del director, donde todos estos códigos y estilos son actuales para los personajes y, por consiguiente, para el público. Entonces La La Land actualiza, eficazmente, el género musical. Después de todo, la expresión en inglés <> significa estar fuera de contacto con la realidad, además de ser un apodo para Los Ángeles y/o Hollywood. Y considerando la artificialidad de los musicales, La La Land es, justamente, una fantasía, un sueño sobre la tierra de los sueños.

Dado que se trata de una película sobre la vida en Hollywood, recordé el clásico musical de todos, la insuperable Cantando bajo la lluvia (1952). También pensé en los musicales que solía ver una y otra vez en mi infancia y adolescencia, porque me encantaban las canciones, como Mary Poppins y Mi bella dama (1964); y en Funny Girl (1968), en la que Barbra Streisand trata de conciliar su trabajo en el espectáculo y su matrimonio.

En La La Land hay bastante comentario respecto a la industria del entretenimiento, entre atardeceres púrpura y claqué. No posee el espíritu incisivo del clásico lluvioso de Gene Kelly, aunque sí bastante de su cándida dulzura. Y es que La La Land es romántica, se mueve al compás de la melancolía, posee la dosis adecuada de humor y es sensible a la humanidad de sus personajes.

Esta historia es tan contemporánea como nostálgica, y es más compleja de lo que sugiere su superficie musical. Lo que La La Land quiere decir sobre luchar por tus sueños artísticos es que, a veces, éstos pueden interferir con los amores jóvenes. El esfuerzo puede ser prolongado y dañino, pero el amor siempre salvará a los tontos que sueñan, incluso cuando este triunfo romántico no ocurra de la forma más ideal. Ésta es una fantasía honesta.

A medida que pasen los días, pensarás mucho en esta película, mientras crece en tu corazón. La La Land es el producto de una imaginación apasionada por el cine, enamorada de la vida; Damien Chazelle ha vivido su vida, por lo que es capaz de entregarnos historias que nos impactan en lo más hondo del alma, porque la esencia artificiosa del cine musical no le impide contarnos la verdad. ¿Acaso no viajamos todos a La La Land cuando nos enamoramos?

Las canciones son bailables y las melodías se quedan con uno. Entiendo que la más popular es <>, que se escucha en el tráiler, mas mi favorita es <>, ya que provee el momento más conmovedor y crucial del filme. Ambas están nominadas a los premios Óscar.

Además, la secuencia inicial del embotellamiento es deslumbrante en la energía de su música, y en la convicción de su ejecución. En este filme hay un trabajo de fotografía y montaje pulcro; los planos han sido cuidadosamente estudiados de otras películas, como los asombrosos planos secuencia de los números musicales, al igual que en los viejos días. Y tal vez debas ver Rebelde sin causa (1955) antes de ir a La La Land.

Stone y Gosling electrifican la pantalla y nos ofrecen las actuaciones de sus carreras. Su química es irresistible. Chazelle ha conseguido en estos dos actores una de las parejas más inolvidables del cine. Además, el director también ha logrado añadir a la imaginación de los espectadores, una fresca visión de la ciudad con su película, al igual que las magníficas Sunset Boulevard (1950) y Barrio Chino (1974) hicieron antes.

La La Land es uno de los más grandes filmes americanos de la década. De todas las décadas. Es hermosa.

14 nominaciones (récord), incluyendo Mejor Película, Director y Guion Original (Chazelle), Actor (Gosling), Actriz (Stone).

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