Cultura y Espectáculos

No malgastes tu dinero en Assassin’s Creed

La experiencia más insípida y depresiva de 2016. Lamentablemente, Assassin’s Creed no sugiere un futuro auspicioso en el cine para los videjuegos.

Por: Diario Concepción 08 de Enero 2017
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La experiencia más insípida y depresiva de 2016. Lamentablemente, Assassin’s Creed no sugiere un futuro auspicioso en el cine para los videjuegos.

Esteban Andaur
Contacto@diarioconcepcion.cl

Assassin’s Creed (2016) es la adaptación al cine de un popular videojuego homónimo. Me hice algunas expectativas debido a su elenco estelar: Michael Fass bender, Marion Cotillard, Jeremy Irons, Brendan Gleeson y Charlotte Rampling. O sea.

La trama gira en torno a Callum Lynch, ‘Cal’ (Fassbender), que de niño ve a su madre morir a manos de su padre, y 30 años más tarde, es sentenciado a muerte por un homicidio; pero, en su lugar, es rescatado por la Fundación Abstergo, que impulsa diversas tecnologías, aunque es una fachada de la Orden de los Templarios. Sophia Rikkin (Cotillard) es la científica que lo envía al pasado usando el Animus, un proyecto de realidad virtual (pero que es realidad-realidad), para combatir a los templarios en España durante la Inquisición. Allá, a través de la realidad virtual y la ingeniería genética, Cal se encarnará como uno de sus ancestros, miembro del Credo de los Asesinos, a quienes les caían remal los templarios.

Lo que debe hacer Cal es recuperar la Manzana del Edén, que no es una fruta, sino un artefacto que posee el código genético del libre albedrío, y que podría erradicar la <> de la humanidad una vez que esté en posesión de Abstergo. Sí, claro, como si la violencia fuera sólo una palabra. Sí, como si el libre albedrío fuera un gen.

Traté de comprarme lo que estaba viendo, mas no pude. ¿Es posible erradicar la violencia de la humanidad? Un tema tan controvertido como la violencia, debería ser cuestionado de manera seria por toda película que lo aborde. Una perspectiva sería interpretar la violencia humana como una conducta regulada, en parte, por el sistema nervioso central y blablablá. Bueno, es una perspectiva. ¿De verdad modificar el ADN de nuestra especie va a arreglar el problema? Entonces, eso nos convertiría en… ¡no sé qué!

De hecho, los diálogos establecen a la violencia como una enfermedad social comparable con, eh, el cáncer. EL CÁNCER. Y, por lo tanto, se le puede encontrar cura. No, esto es el colmo.

Simplemente, Assassin’s Creed asume su propia visión del tema, y esto se justifica en que la historia debe mantenerse sólida dentro de su propia <>; mas ésta es fabricada, forzada. Por ende, el filme se vuelve una absurdidad, la cual se extiende desde el desarrollo de personajes, que es nulo, hasta las escenas de acción, picantes, por decir lo menos. Éstas no son lo excitantes que deberían ser, porque, como todo pasa más o menos dentro de la realidad virtual, los héroes (eh, los Asesinos, que tampoco son tan buenos) pueden salir casi sin un rasguño, que es a menudo el resultado de los enfrentamientos.

Asimismo, los matices religiosos y políticos de la Inquisición Española nunca son explorados. Lo único que la película rescata de ese período histórico es el vestuario y la escenografía. Hay planos paisajísticos que son arruinados por un montaje torpe. La música es monótona.

Por otra parte, hay bastantes símbolos extravagantes que algunos personajes llevan en collares, por ejemplo, y nunca se explica qué es lo que significan, si es que tienen un significado. Puede ser también que, como la información realmente importante es ridícula, empecé a dudar de todo.

Tal vez parte del problema del filme es que las escenas de acción son mejores jugando el videojuego. O sea, cuando el jugador está involucrado en la historia, sin importar que ésta tenga sentido; porque su destreza en el juego, la posibilidad de ganar o perder, sí la tendrá. En el cine, la pasividad de ser un espectador desfavorece a estas historias. La emoción se pierde; los eventuales defectos presentes en las lógicas de estos juegos, emergen como un puñete en la cara.

Citaré un ejemplo polémico: Warcraft (2016). Esa película es una de las peores del año pasado, al igual que Assassin’s Creed, sin embargo, no por las mismas razones. La primera tenía grandes efectos especiales, una vistosa dirección de arte, y una historia interesante. Lo que la echó a perder fue su desastrosa narración a nivel de guión, lo que, además, afectó el montaje.

En cambio, Assassin’s Creed no tiene ningún valor. No es asombrosa en lo visual, la historia es estúpida y no posee resonancia emocional. Oh, y le falta muchísimo sentido del humor. No sonreí durante todo el metraje. No escuché a nadie en el público reírse tampoco. Aquí no hay chistes, ni siquiera fomes. Warcraft, al menos, tenía algo de inspiración.

Y en cuanto al elenco, sería el único mérito de Assassin’s Creed, y es un milagro que tanto buen actor fuera convocado a este BadFest. Ninguno de los personajes se desarrolla. Están ahí, seriotes todo el rato, sin razón aparente. Ah, aunque yo sé por qué nunca se reían: hacía días que estos personajes no iban al baño. La solución habría sido ir a la farmacia de la esquina, comprar vaselina líquida y, una cucharadita más tarde, listo, solucionado el problema. Relajo y sonrisas. Unos vientres bien evacuados podrían haber salvado a Assassin’s Creed.

No sé, pero ver esta atrocidad fílmica me ha hecho reflexionar acerca de las <>. Si ves una peli mala de los 80 o los 90, por ejemplo, igual la disfrutas. Te ríes, o simplemente ignoras los defectos y te metes en la historia. Hasta la curiosidad de ver cómo eran las malas películas entonces, basta para que el visionado sea divertido. En cierto sentido, comportan lecciones de cultura cinematográfica. ¿Qué van a pensar las generaciones más jóvenes sobre los filmes malos de esta década?, ¿qué van a aprender?; ya que los filmes buenos tampoco lo son tanto, y son muy pocas las películas verdaderamente extraordinarias. La lectura del cine actual que tendremos en el futuro, será la de una cultura desechable, vacua, insípida y deprimente.

Assassin’s Creed no sugiere un porvenir auspicioso para los videojuegos en el cine, y es de lejos la peor película de 2016. Caramba, hasta los tráilers de los estrenos de los próximos meses, que precedían al filme, eran más emocionantes, como Logan o Kong: La Isla Calavera. Es más, tengo la noción de que Assassin’s Creed se hizo para armar un buen tráiler y vender un boleto, echando a la basura la calidad del filme.

Pero ¿para qué vas a ir al cine a ver esos tráilers? Aunque se ven mucho mejor en la pantalla grande, los puedes revisar en YouTube. ¿Y para qué vas a ir a ver Assassin’s Creed? Quédate en casa durmiendo la siesta. El público asistente hará eso en sus butacas.

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