"Veo que quienes no me conocen, que no saben quién es Felipe, me dicen cosas como ‘ me acordé de mi abuelo, y ahora quiero saber más de mi familia’ y eso es lo que quería provocar, el interés por conocer de dónde vienes, qué historias te contaron".
"Veo que quienes no me conocen, que no saben quién es Felipe, me dicen cosas como ‘ me acordé de mi abuelo, y ahora quiero saber más de mi familia’ y eso es lo que quería provocar, el interés por conocer de dónde vienes, qué historias te contaron". Las palabras son de Ana María Hurtado, directora del documental "El príncipe inca", que definió así el efecto que ha tenido su trabajo de acuerdo a varios comentarios recibidos.
La realizadora estuvo en Concepción, para las últimas funciones del documental como parte del ciclo Miradoc. "Es la historia de Felipe Cusicanqui, un pintor que creció escuchando de su abuelo boliviano que él era un príncipe inca. Cuando él falleció, hace como ocho años, le hereda unos documentos coloniales que según su abuelo probaban que descendía de la nobleza inca. Una de las primeras secuencias de la película es cuando Felipe va donde una experta que lee estos documentos antiguos. Ahí le dicen que según los papeles lo que le contaba su abuelo es verdad, y además que hay un pueblo que eran las tierras ancestrales de su familia", dijo.
Hurtado también es periodista, y previo a este proyecto había entrevistado a Cusicanqui. De cómo surge su interés en abordar este tema, indicó que "cuando uno se siente atraído por hacer una idea, no sabe muy bien por qué, es como cuando uno se enamora. Hay algo que te jala para allá".
Al respecto, agregó que "lo que sí tenía claro eran tres cosas: primero, el gancho del príncipe inca era muy atractivo; segundo, hay un viaje pendiente acá, un viaje familiar que es por paisajes que son los más lindos del planeta. Y tercero, Felipe es artista visual, y construye a partir de recoger basura. Esto creo que lo entendí después, pero él va a recolectar la basura de la historia familiar, y al mismo tiempo va a construir otra. Sabía que eso iba a pasar, y eso visualmente es muy bonito. Tenía un gran potencial audiovisual".
Sobre la recepción que ha tenido el filme, indicó que "es muy buena. Para ser un documental, que en general se ven menos, lo han visto varios miles de personas a lo largo de Chile. Luego de algunas funciones, te quedas a conversar con la gente, y te das cuenta de que les llegó ese mensaje simple que uno quería transmitir".
Del futuro del documental, señaló que "ahora iremos a festivales en Chile y al extranjero. Tengo confirmado uno en Suiza ya y el ofrecimiento de un estreno comercial en Bolivia. Tomamos la decisión de partir en Chile, a diferencia de otros directores que les gusta salir primero. He hecho harto recorrido por eventos internacionales, y al contrario de mi trabajo anterior que tenía un tema más ‘taquilla’ internacionalmente hablando como Palestina, acá es mucho más local. Por eso partimos en Chile y de ahí afuera".
En ese sentido, agregó que "tiene por lo menos tres años de vida de festivales si se mueve bien, pues eventos así hay bastantes y haciendo bien el trabajo se puede llevar a muchos lados".