La exposición, inaugurada ayer en la Sala David Stitchkin de la UdeC, reúne un selecto grupo de obras que muestran parte de su legado en el ámbito arquitectónico y de la plástica. Un trabajo que se caracteriza por el desbordante, sólido y llamativo uso del color.
La exposición, inaugurada ayer en la Sala David Stitchkin de la UdeC, reúne un selecto grupo de obras que muestran parte de su legado en el ámbito arquitectónico y de la plástica. Un trabajo que se caracteriza por el desbordante, sólido y llamativo uso del color.
Mauricio Maldonado Quilodrán
mauricio.maldonado@diarioconcepcion.cl
Si hay un elemento que caracteriza y cruza toda la obra de Jorge Labarca es el color. "Imagínate cómo sería el mundo si sólo fuera en blanco y negro, sería todo tan distinto. Siento la necesidad de a todo ponerle color", comentó el artista.
Un elemento característico y totalmente presente en la muestra "Jorge Labarca: Arquitecto/Pintor", inaugurada ayer en una concurrida Sala David Stitchkin (Galería Universidad de Concepción, Barros Arana 631, subterráneo), en una exposición organizada por la Dirección de Extensión de la UdeC.
"Quiero agradecer a las personas involucradas en la organización de esta exposición, puntualmente a la UdeC y a los colegas arquitectos que seleccionaron las obras. Me parece una actitud excepcional, ya que implica mucho tiempo y trabajo lograr el bello montaje realizado", expresó el artista en la inauguración.
Compuesta por 10 pinturas y 10 fotografías con su trabajo arquitectónico -desarrollado entre la década de los ‘60 y ‘70- la curatoría de las obras pictóricas corrió por cuenta de la también artista y escultora Sandra Santander, mientras que los proyectos de arquitectura fueron seleccionados por Gonzalo Cerda y Roberto Burdiles.
"He tenido una sorpresa enorme con esta muestra, incluso más grande de las más de cuarenta veces que he expuesto mi obra. Esta es lejos la más emocionante, porque será la última", apuntó Labarca.
A lo que complementó que "son obras que he estado revisando en los últimos dos años, el 2015 y lo que lleva este 2016. Tiempo que me he pasado recuperando y puliendo mis trabajos. He tomado esta costumbre muy artística y seria, al igual como lo hacen los músicos".
Una pequeña ventaja
A simple vista, el trabajo de Labarca en ambas disciplinas fluye con naturalidad y solidez, una muestra con tintes inéditos, ya que es la primera vez que en un solo lugar se unen ambos mundos.
"Para mí, casi no hay ninguna diferencia entre ambas disciplinas, las dos me llenan y son muy parecidas. Aunque la única ventaja que tiene la pintura -desde mi perspectiva- es que me impactó a temprana edad. Cuando era un muchacho de 4 años, quedé deslumbrado al ver pintar a alguien, y el hacerlo con tanta naturalidad y facilidad, época en que ni siquiera sabía que se podía estudiar. Esa sería la diferencia, pero las dos las hice de la misma forma, con el mismo entusiasmo, y cuando la ‘embarré’ lo hice también en grande", confesó el experimentado creador local.
Durante su período de arquitecto, Labarca desarrolló "una obra que podría asimilarse a lo que se ha denominado la segunda modernidad arquitectónica (…) un trabajo neo-expresionista y a la vez dotado de brutalismo, cruda, sobrio y en que se suprime lo superfluo", señalaron los arquitectos Burdiles y Cerda.
Mientras que su faceta artística predominó en los últimos 30 años, la cual exploró los caminos de la abstracción y la subjetividad. "La suya es una pintura no figurativa lejos de toda referencia de un mundo material, que parece configurarse en base a la construcción de un mundo imaginario", destacó Santander.