
En el horario punta de la mañana, por la Avenida Paicaví circulan más de 170 taxibus, transportando a unas 7 mil personas entre las 07:00 y 09:00 horas.
Por Matías Molina Pérez
La alta congestión en los paraderos de la Avenida Paicaví de Concepción, particularmente en el sector de las universidades, ha generado reiteradas denuncias por parte de usuarios y estudiantes que aseguran que los taxibuses no se detienen en las horas punta.
La situación se ha incluso viralizado en las últimas semanas, con paraderos saturados y pasajeros que deben esperar largos minutos sin poder abordar un bus.
El problema no es nuevo, pero con el aumento de la oferta académica en el sector, la demanda de transporte ha crecido significativamente.
Estudiantes que utilizan diariamente el transporte público en Paicaví relataron las dificultades que enfrentan al momento de volver a sus hogares, lo que se traduce en esperas de hasta una hora para poder abordar una máquina.
Marina Peñaloza, quien ocupa diariamente el paradero de la intersección Paicaví-Autopista, comentó que, en la tarde, puede tardar hasta 60 minutos para poder tomar un taxibús porque muchos pasan de largo o ya vienen llenos desde otros sectores. “He llegado a esperar hasta la segunda o tercera micro porque las anteriores simplemente no paran y nadie fiscaliza nada”.
Paula Santander, otra pasajera y usuaria frecuente del mismo paradero, afirmó que, en horarios punta, el tiempo de espera aumenta significativamente. “A la hora de almuerzo puedo esperar unos 10 minutos, pero en la tarde ya son 30. Ahí pasa que no paran porque se llenan en el Mall del Trébol”, señaló.
Los trabajadores del sector también son testigos de este escenario. Alberto Fuentes quien se desempeña en una empresa ubicada frente a las universidades y a un costado de Valle Escondido relató que de manera constante es clara la sobredemanda de estos espacios de espera.
“El momento más complicado, para mí, es el lunes y martes en la tarde. Entre las 18.30 y 19 horas hay mucha gente que espera con dirección a Concepción. Cuesta que a los estudiantes les paren. A mí me paran porque a la vista soy una de más edad, pero ocurre que me subo al bus y el chofer sigue de forma inmediata”, relató Fuentes, agregando que “la espera de los universitarios, fácilmente, es de 30 minutos”.
Según la Seremi de Transportes del Biobío, en el horario punta de la mañana, por la Avenida Paicaví circulan más de 170 taxibuses, transportando a unas 7 mil personas entre las 07:00 y 09:00 horas. Aun así, esto no ha sido suficiente para absorber la demanda.
Patricio Fierro, seremi de Transportes y Telecomunicaciones, enfatizó en la necesidad de un trabajo conjunto con las universidades para abordar esta problemática. “Recordemos que cuando una casa de estudios aumenta su oferta educacional y, en consecuencia, la cantidad de estudiantes, de personal administrativo y docente, esto genera de manera casi simultánea el aumento de más personas usuarias del transporte público”.
“Por lo tanto, lo que le hemos pedido también a las universidades es que en estos proyectos de extensión y de crecimiento de sus campus, tomen en cuenta las obras y medidas de mitigación que permitan, por ejemplo, que los paraderos tengan la capacidad apropiada para que los estudiantes puedan esperar el transporte público de manera segura”, explicó la autoridad.
Sin embargo, las medidas tomadas hasta el momento no han sido suficientes para evitar los colapsos. La Municipalidad de Concepción también se refirió al tema y detalló que, en el caso del Campus Paicaví de la Universidad San Sebastián, se está aplicando el Reglamento sobre Mitigación de Impactos al Sistema de Movilidad Local.
El director de Tránsito del municipio, Fernando Villanueva Peters, indicó que la casa de estudios “debió ingresar un Informe de Mitigación de Impacto Vial (Imiv) ante el Sistema de Evaluación de Impacto en la Movilidad, que incluye intervenciones como la instalación de un semáforo con contador regresivo, extensión de la bahía y zona de espera en Paicaví, vallas peatonales, normalización de pasos peatonales, entre otras acciones”.
En tanto, desde la Coordinadora de Conductores del Transporte Público de Chile, su vocero regional, José Coronado, apuntó a otra problemática: el pago de los pasajes con tarifa rebajada y su impacto en las decisiones de los conductores.
“Los estudiantes pagan un tercio de la tarifa normal, y esa diferencia la cubre el Estado a través de los empresarios. Pero el problema es que muchos empresarios no le pagan a los conductores lo que les corresponde. Por eso muchos prefieren llevar a pasajeros que pagan la tarifa completa y pasan de largo cuando ven paraderos llenos de estudiantes”, aseguró.
El problema, según Coronado, radica en que mientras no se mejoren sus condiciones laborales, la calidad del servicio difícilmente cambiará. “Pueden poner micros nuevas, con aire acondicionado y Wi-Fi, pero si el conductor no trabaja en condiciones dignas, el sistema no va a mejorar nunca”, sostuvo el dirigente, recalcando en que la falta de pago de subsidios y sueldos justos genera un descontento que afecta la operación diaria del transporte público y en el trato hacia estudiantes.