
En el nosocomio local están atendiendo a 70 niños, pero se estima a nivel provincial hay 160 sufriendo de la patología. La activación del remanente visual puede lograr que los menores se inserten en la sociedad.
Enfermedades congénitas o adquiridas como las cataratas, glaucoma, retinopatía del prematuro o derivadas de problemas cerebrales pueden provocar una baja visión en los niños, patología que según recalcan los especialistas, dificulta al menor realizar actividades cotidianas como leer, escribir, caminar o jugar, entre otras, pues tienen una agudeza visual inferior al 30%.
Si bien, la enfermedad no tiene mejoría, a través de tratamientos tradicionales, como el uso de lentes o cirugías, los menores con baja visión, que antes simplemente eran considerandos como ciegos, tienen una oportunidad, pues a través de terapias personalizadas, que estimulan su remanente visual, pueden mejorar ostensiblemente su calidad de vida e insertarse en la sociedad “de forma normal o casi normal, logrando inclusión escolar, universitaria y laboral”, así lo aseguró Cecilia Campos, oftalmóloga infantil del Servicio de Oftalmología del Hospital Regional.
La doctora precisó que es vital la detección de la baja visión en los primeros mil días del niño y trabajar de inmediato en su estimulación visual para activarlos, pues según dijo, los ojos son la ventana al cerebro y, de no recibir dicha estimulación se genera una discapacidad. De ahí, la importancia de la nueva sala de Estimulación Visual que puso en marcha el Hospital Regional, llamada Mira Chile, que actualmente está atendiendo a 70 niños con baja visión, entre cero y 7 años.
Entre dichos menores está Amparo, de cuatro años, que sufrió una alteración de origen cerebral, producto de una hidrocefalia congénita, patología que comprime el nervio óptico, y reduce ostensiblemente su capacidad de visión, así lo explicó Jessica Díaz, terapeuta en Baja Visión y docente de la carrera de Tecnología Médica de la Universidad de Concepción, UdeC, que realiza las terapias de la iniciativa Mira Chile. “Mi hija tiene estrabismo, nistagmo y baja visión. Por eso necesita rehabilitación y estimulación (…) A penas nos llamaron comenzamos a venir, esperamos que tenga avances para que, en un tiempo más, se puedan ver cambios”, dijo Rowine Mora, Madre de Amparo.
Díaz, quien además es docente del diplomado en Baja Visión de la UdeC, recalcó que si bien no existe solución a través de tratamientos o cirugía, al trabajar, con la estimulación visual, con el remanente de visión que tienen los menores se logran que sean funcionales. Indicó que el tratamiento a edades tempranas, entre cero y 7 años, favorece los buenos resultados, “porque la visión es el único sistema que no está maduro al momento de nacer”.
Carolina Vidal, tecnólogo médico del departamento de Oftalmopediatría, afirmó que el 80% de los estímulos sensoriales que el ser humano recibe son visuales y que, en ese contexto, la visión es muy importante como parte del neurodesarrollo de los niños. “Tenemos que potenciarla en los primeros años de vida porque todavía tenemos a nuestro favor la neuroplasticidad del cerebro. Por lo tanto, enseñándoles a ver, uno va estimulando esa parte y fomentando que este canal visual potencie al máximo su capacidad”
En tanto, la terapeuta en Baja Visión y docente de la carrera de Tecnología Médica de la UdeC, explicó que la estimulación visual consiste en enseñar a ver a los niños con baja visión, pues estos, producto de su enfermedad, “no están conscientes de para qué les sirve la visión. Al tener visión borrosa, no es un canal que les reporte mucha información y satisfacción. Tenemos que lograr que lo sigan usando, para eso se les acercan las cosas que están lejos y se les impulsa a que respondan a los estímulos de contraste. Lo mismo se les enseña a los papás para que puedan ir replicándolo en sus casas”.
En el caso de Amparo, explicó la especialista, además de las terapias -que, en general, incluyen al menos 8 sesiones continuas para lograr objetivos específicos y además un seguimiento a largo plazo- se le recetó un lente con graduación y filtro de color, que evita que se deslumbre, para mejorar su calidad de vida cuando está expuesta a mucha luz, por ejemplo, expuesta al sol.
La idea, según indicó Díaz, es continuar aumentando el número de niños en terapia de estimulación visual y que el programa se instale en otros hospitales, pues se calcula que sólo a nivel de la provincia de Concepción hay cerca de 160.
Asimismo, indicó, que el programa espera educar a las familias, mejorar la calidad de vida de los niños, que los que están en edad escolar, que sean apoyados y tengan oportunidades en los colegios y que la gente conozca a la baja visión como parte de una discapacidad visual. “Que en el fondo los niños que antes se educaban como ciegos, que les enseñaban Braille y que usaban bastón, que tienen un remanente visual (…) tengan oportunidades, a través del uso de terapias, equipamientos y ayudas técnicas que mejoran sus calidad de vida”.
La tecnólogo médico del Departamento de Oftalmopediatría, afirmó que como equipo están comprometidos y desde hace 2 años están capacitando a la red de atención primaria para que los funcionarios que están en contacto con lo niños sepan detectar la enfermedad.
Existen signos de alerta como ojos desalineados, chocar con objetos, dificultad para leer o reconocer caras, que pueden indicar que los menores están sufriendo de baja visión, situaciones en las que los funcionarios de atención primaria deben advertir y proceder a derivar al centro hospitalario.
Con el programa, según dijo, esperan que los niños, puedan tener una continuidad de terapias y que los padres cuenten el apoyo y orientación de con un equipo especializados y totalmente cohesionado.