Biobío tuvo más nacimientos que defunciones en 2024

14 de Marzo 2025 | Publicado por: Cecilia Bastías
Fotografía: Cedida

En medio del fenómeno de la baja natalidad, en varios puntos del país, en el ámbito productivo se sitúa la principal dificultad al no contar con suficiente población, por ello académicos sugieren intentar fomentar la integración cultural para equilibrar el mercado.

Desde el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) se entregan públicamente las cifras sobre la natalidad y defunciones por cada región del país, de ahí el sitio web de noticias Emol realizó el siguiente análisis: se encontró que en Valparaíso, Ñuble, Los Ríos, Magallanes, tienen un mayor número de fallecimientos que de nacimientos.

En el caso de la Región del Biobío, en 2024 hubo 11.697 nacimientos y 11.143 defunciones.

Desde la Sociología


Sobre el significado que tienen estas cifras, el Dr. Francisco Fuentes, sociólogo y Director del Centro de Análisis y Debate Público de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), indicó que la baja natalidad no siempre es un problema, pero que debe analizarse en su contexto.

“En algunos casos, una baja natalidad puede ser beneficiosa, especialmente en países con sobrepoblación, donde la reducción del crecimiento demográfico permite distribuir mejor los recursos, mejorar la calidad de vida y reducir la pobreza infantil”, comentó.


También mencionó el impacto positivo en la educación que este fenómeno puede tener, ya que al haber menos niños, se pueden destinar más recursos para su formación.

“Además, la disminución de la natalidad suele estar relacionada con mayores niveles de igualdad de género. Cuando las familias tienen menos hijos, las mujeres pueden dedicar más tiempo a su desarrollo profesional y laboral, lo que favorece su inserción en el mercado del trabajo y su autonomía económica”, puntualizó el académico.


Sin embargo, no es posible desconocer que en el ámbito productivo, el envejecimiento de la población genera un desajuste en el mercado laboral. “Ya que disminuye la cantidad de trabajadores jóvenes disponibles”, estableció Fuentes.

Esto puede afectar el crecimiento económico, dificultando la cobertura de empleos en distintos sectores productivos. Asimismo, una menor cantidad de trabajadores implica una caída en la demanda de bienes y servicios, lo que se traduce en una reducción en la recaudación de impuestos y, por ende, en una mayor carga fiscal para el Estado.


En segundo lugar, la baja natalidad tiene un efecto en la estructura social. “A medida que la población envejece, aumenta la cantidad de personas mayores que requieren cuidados y disminuye el número de personas disponibles para brindarlos”, comentó.

Para el académico una de las posibles soluciones a la baja natalidad es fomentar la inmigración. “Con políticas adecuadas, la llegada de personas extranjeras puede ayudar a equilibrar el mercado laboral y aportar al crecimiento del país. Sin embargo, esto también representa desafíos, como la integración social de los inmigrantes y la adaptación cultural, aspectos que deben ser abordados para evitar conflictos con la población local”, argumentó.


Aquellas regiones del país que tienen más fallecimientos que nacimientos, son denominadas desde el punto de vista demográfico, como zonas con crecimiento negativo, quiere decir que la población está disminuyendo. “Esta tendencia puede provocar la despoblación de ciertas áreas, especialmente en sectores rurales, lo que no solo representa un problema económico y productivo, sino también un desafío estratégico para el país”, manifestó el Dr. Francisco Fuentes.

“En Chile, es fundamental contar con una distribución poblacional equilibrada por razones de soberanía y desarrollo territorial. Si las zonas urbanas continúan concentrando la mayor parte de la población mientras que las rurales quedan vacías, se genera una escasez de mano de obra en sectores clave como la agricultura, afectando la producción y el abastecimiento interno”, argumentó el Director del Centro de Análisis y Debate Público de la UCSC.


Académico Udec

El Dr. Omar Barriga, sociólogo y profesor asociado de la Universidad de Concepción, comentó que “el problema más de fondo es el crecimiento de la población y el impacto que eso puede tener en los aspectos económicos de un país. En ese sentido, la baja natalidad es ciertamente un elemento importante, pero el crecimiento poblacional también depende de la tasa de mortalidad y de los flujos migratorios”.


El impacto más notorio es en la economía, a raíz de una natalidad baja. “Un país cuya población no crece no está generando un número mayor de trabajadores que pueden permitir un crecimiento en la fuerza laboral y, por extensión, en el producto nacional bruto. El riesgo es, esencialmente, estancamiento económico”, apuntó.

“Una situación demográfica como la que está viviendo Chile en este momento no hace más que subrayar la importancia de la demografía como ciencia social (…) Creo que, como país y sus autoridades, se deben priorizar investigaciones que traten de responder muchas preguntas”, opinó el académico.


Sobre cuál es la proyección con esta información dada a conocer por el INE, el Dr. Barriga expuso que “con el tiempo la población chilena será más chica, más vieja y, si los efectos sobre la economía se dan como se espera que se den, también más pobre. No es un buen augurio. Estas predicciones no son definitivas, pero sí son probables si las tendencias actuales se mantienen”.

Sobre cómo enfrentar el problema, el profesor Barriga planteó que “es con una política migratoria que busque traer extranjeros a vivir y trabajar en Chile. De hecho, muchos países lo han hecho por estas mismas razones. Pero eso requiere una política nacional de inmigración que será difícil de promulgar en estos tiempos en que la xenofobia se está haciendo presente en muchos países del mundo, incluyendo Chile”.